Empezando de cero

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Sábado 28 de Noviembre, 05:40 a.m.

Pov Dawn

Desde que llegué a vivir con Paul las cosas no han sido sencillas, aún sigo molesta porque me usó, pero ahora... ahora ya no sé si seguir molesta con él, aunque parezca que frente a todos no muestra ningún sentimiento hacia mí, cada vez que estamos solos en la recámara siempre me pide perdón y luego me da algo, a veces son flores, algunas veces joyas y otras veces ropa nueva, he de admitir que no tiene mal gusto en seleccionar ropa pero hasta ahora no me he puesto nada de lo que me a comprado, no acepto lo que me ofrece.

Sé que ahora soy su esposa y que no tiene nada de malo que me compre cosas pero... este matrimonio... este matrimonio no es real, sí talvez esté escrito en un papel oficial pero entre él y yo no hay ningún sentimiento, por parte mía hubo algo, pero él lo mató cuando me confesó que me usó, por otro lado él... yo creo que solo me quiere de vuelta como su amiga. Es lindo ver que hace el intento para que lo perdone pero no es suficiente, realmente me hirió, pero no puedo estar así con él todo el tiempo; hasta que esto termine voy a tener que llevarme bien con él, << es de humanos equivocarse >>, eso es lo que dicen, él se equivocó, y ahora intenta obtener mi perdón, ¿por qué no?, supongo que ya es hora.

Hoy es sábado así que tengo que despertar de una vez. Desde que llegué a vivir aquí entendí como funciona esta familia, todos los días se desayuna a las siete, si uno no está presente en la mesa van a llamarlo para que baje a desayunar, esa es la regla, una a la que mi madre, yo, Kennie y su madre nos hemos apegado desde que llegamos.

El despertador marcó las seis y empezó a sonar, de inmediato puse mi mano para apagarlo, ya estaba harta de escuchar ese sonido desde hace dos meses, por eso intentaba levantarme antes de que sonara, ese había sido mi reto desde hace un mes, y por fin hoy lo logré; me senté en la cama, me estiré y caminé hacia el armario, en ese instante me acordé de Paul, ¿por qué no levantó?. Regresé a la cama y ahí lo vi, estaba dormido, lo sacudí para despertarlo pero él solo se removió.

-- Paul, despierta, tienes que arreglarte para ir al trabajo.

-- Déjame, solo cinco minutos y luego me despierto -- se cubrió con las sábanas, que raro, hoy no es él, bajé las sábanas, coloqué mi mano sobre su rostro para despertarlo pero al tocarlo estaba caliente, toqué su frente para comprobar lo que pensaba y sí, tenía fiebre. De inmediato cogí el botiquín que estaba en el cajón de su velador, saqué el termómetro infrarrojo, se lo coloqué en uno de sus oídos y eso hizo que despertara.

-- ¿Qué haces? -- dijo con la voz ronca.

-- Te mido la temperatura -- respondí.

-- No es necesario -- intentó levantarse.

-- No te muevas -- lo detuve -- quédate quieto -- cuando la luz del termómetro pasó a verde se lo quité y vi el resultado -- treinta y ocho grados y medio, tienes fiebre, debes descansar.

-- No lo necesito, estoy bien -- intentó salir de la cama pero me senté a su lado .

-- Estás enfermo, debes descansar.

-- Me repondré en un par de horas.

-- Le diré a tu padre que te quedarás, hoy no vas a trabajar.

-- Tú no eres quién para decidir eso por mí.

-- Claro que sí, ¡hoy te quedas, he dicho! -- él me miró con el ceño fruncido a lo cual yo hice lo mismo -- no voy a permitir que salgas de esta habitación en tu condición, sobre mi cadáver pasas -- un silencio entre nosotros se formó.

-- Está bien, me quedaré -- dijo.

-- Iré por algo de comer, ve a darte una ducha fría.

-- Estoy enfermo, ¿no crees que una ducha fría me hará mal? -- habló con voz ronca.

En Menos De Un Año Nos CasamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora