19. Injusta justicia

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—Audiencia disciplinaria del doce de agosto, ofensas cometidas por Harry James Potter.

Isabelle lo veía todo desde su asiento donde esperaba a ser llamada para darlo todo por Harry, incluso cuando Sirius le había advertido que no debía hablar a menos que se lo pidieran. Todo era una injusticia, después del ataque de los dementores tuvieron que regresar a casa de los Dursley donde les abrieron la puerta en lo que ambos se recuperaban y una carta del ministerio llegó para acusar a Harry de un delito, así como expulsarlo de Hogwarts. Todo fue en defensa propia y ella iba a asegurarse de que el ministro lo supiera.

Cuando las preguntas hacia Harry comenzaron apenas y lo dejaban contestar, limitando sus palabras a -sí y no- pareciendo que lo guiaban a un camino en el que lo único que lograban con eso era hacerlo sonar culpable. El director Albus Dumbledore entonces hizo su entrada y la chica pelirroja no pudo evitar sonreír con complicidad al saber que con su participación y defensa todo sería más sencillo.

—¿Puede describir con detalle lo sucedido la tarde del incidente?

Isabelle era quien ahora tenía el tribunal de frente y podía sentir todas las miradas sobre ella mientras Cornelius Fudge, el ministro del que tanto mal había escuchado hablar, la veía con ojos inquisitivos como si tratara de leer alguna mentira que dejaría en evidencia al acusado.

—Estaba con Harry en el parque de Privet Drive —comenzó nerviosa— había mucho calor, así que nos dimos cuenta enseguida de lo raro del frío extremo que llegó de la nada. Entonces, dos dementores se aparecieron y nos atacaron, fue una suerte que Harry haya conjurado el encantamiento, porque sino, yo no estaría aquí. Todo fue en defensa propia.

—¿Como podría estar segura de que se trataba de dementores?

—Los estudié el año pasado —contestó enseguida— además de que tuve contacto con ellos hace dos años cuando custodiaban Hogwarts.

De pronto, una pequeña y chillona risa se escuchó de parte del estrado haciendo que las miradas pararan en una señora regordeta con una sonrisa fingida que mantenía la mano arriba para pedir la palabra; veía a Isabelle en un tono acusatorio, como si ese momento tendría algo con lo que dejarla mal ante el ministro y podría probar todas las mentiras del mundo dichas por ella, la chica sintió un deseo casi imposible de ignorar de rodar los ojos y devolverle la mirada ante el comportamiento soberbio de la mujer, entonces el ministro hizo un asentimiento para otorgarle la palabra.

—Disculpe usted, señor ministro —sonrió— pero según los datos, la señorita Isabelle Alhena Black cursará este período el tercer año que es donde se estudian a las criaturas en las que se clasifican a los dementores, es imposible que tengas conocimiento de ellos antes de iniciar el curso.

—Bueno, no es una anormalidad encontrar encantadoras a las criaturas mágicas —contestó intentando no alterar su voz— el profesor de la materia accedió a darme una hora de su clase como oyente el año pasado y este curso voy a tomarla de manera oficial.

—Interesante —fue lo único que pudo responder y después de una sonrisa volvió a acomodarse en su asiento para otorgar palabra al ministro que en ese momento estaba entre la espalda y la pared.

—Lo que es interesante es que dos dementores estén extraviados en los suburbios de Little Whinging —dijo casi burlándose.

—Creo que todos tenemos la noción de que no estaban ahí por casualidad —respondió Dumbledore— y estoy seguro de que el ministerio se encargará de realizar una ardua investigación de porqué dos dementores estaban tan lejos de Azkaban, aunque claro, hay alguien que podría estar detrás de todo esto.

El ministro intercambio una mirada con Dumbledore casi amenazante con la intención de detener lo que el segundo estaba a punto de decir.

—Cornelius, te lo imploro que seas razonable —se acercó al estrado— la evidencia de que el señor oscuro ha regresado es incontrovertible.

Harry tiene una hermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora