Despertar esa mañana fue aún más difícil de lo que Isabelle se imaginaba; debido a la tormenta de la noche anterior, el paisaje se había pintado de un bonito blanco acogedor, pero tal como agradaba a la vista también había hecho que la sala común de Gryffindor y sus respectivos dormitorios se vieran infectados de una gélida temperatura que les hacía pensar en lo cerca que la navidad estaba.
La chica de los cabellos rojos se sentó a la orilla de su cama mientras observaba a su alrededor e intentaba recuperar el conocimiento luego de un largo sueño, incluso cuando había dormido la mayoría de la noche sentía que el cansancio que cargaba era tanto que no le bastaría con dormir el resto de su vida. Vio a sus compañeras aún con los ojos cerrados bajo las gruesas y cómodas mantas sintiendo algo de celos por no haber podido dormir un poco más, pero agradeciendo que no estuvieran despiertas para intentar hacerle la vida imposible como cada mañana.
Soltó un largo suspiro antes de ponerse de pie y arrepentirse por no haber usado calcetines. Llorando mentalmente por el temporal congelamiento de sus pies, se dirigió al baño que le quedaba más lejos que a las demás (después de tres años sus compañeras seguían moviendo la cama de Isabelle para mantenerla lo más alejada de ellas) y comenzó con todo el proceso de cada mañana.
Cuando bajó las escaleras de las chicas, no se esperó ver a muchos alumnos en la sala, ella pensó que nadie querría estar despierto a esa hora si era sábado, pero pronto recordó que ese día sería su primer viaje al pueblo de Hogsmeade y al menos la mitad de la casa estaba ya despierta y lista para salir. Terminó de bajar el último escalón mientras acomodaba su bufanda cuando Ginny Weasley salió de uno de los sillones.
—¡Izzy! —saludó y ella le respondió con una sonrisa— vas a ir, ¿cierto?
Pero Isabelle no tenía idea de a qué se refería; si lo que preguntaba era si iba al pueblo era algo obvio, así que no pudo evitar poner una cara de confusión que causó gracia a la segunda pelirroja.
—A Cabeza de puerco —susurró— ya sabes, por lo de la reunión que planeaba Hermione.
—¡Ah! claro —confirmó— pero voy a desayunar primero, me desperté con un hambre... ¿vienes?
—Estoy esperando a Fred y George —negó— seguro se preparan para llevar algunos de sus producto a Zonko, no lo tengo claro, pero tal vez les acepten algunos, son muy buenos.
—¡Ni que lo digas! yo misma compré un par de caramelos de la fiebre —rió— bueno, nos vemos ahí entonces.
Ambas chicas se saludaron con las manos antes de que la primera saliera por la puerta. Lo cierto era que Isabelle quería un tiempo a solas, la vigilancia que Harry había impuesto sobre ella acabó desde el momento en el que se pelearon por lo mismo. No sabía si lo correcto sería pedirle disculpas o dejar que fuera él quien se acercara porque parte de lo que había dicho era cierto, aunque estuviera preocupada por Carina, todavía no perdonaba del todo el hecho de que le mintió toda su vida.
Comió su desayuno con tal soledad que se le hizo entrañable y de la misma forma se dirigió a las carrozas sin ninguna pista de su hermano ni de nadie conocido, lo cual se le hizo extraño pues había hecho planes con Colin para después de la reunión. Decidió no darle importancia y seguir con su camino, seguramente la mayoría ya había salido, pues muchos decidían tomar el desayuno en el pueblo.
Sus botas se marcaban en la nieve dejando un rastro de pisadas que guiaba a su singular mirada mientras admiraba las curiosas construcciones de los puestos y las casas que también mantenían la sincronía del blanco del completo paisaje, era un pueblo mágico y se veía como tal. A Isabelle le gustaba admirar la belleza de lo sencillo, era portadora de un espíritu libre e imaginativo y su sonrisa no se disolvió ni un segundo mientras veía unos débiles copos de nieve caer sobre ella.
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Harry tiene una hermana
FanfictionHARRY TIENE UNA HERMANA |"Yo la di a luz, pero ella no es mi hija. El poder de Lily era excepcional y vio por la vida de su bebé no nacida" James y Lily Potter lo tenían todo: el amor por el otro, una casa acogedora y un precioso niño. Esto cambió c...