XXII

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Faltaban pocos días para Navidad y Hope había convencido a Penelope para que asistiera a la fiesta que Deb y Anne habían organizado en el bar, antes de que todo el mundo empezara a marcharse de vacaciones. La DJ había puesto villancicos bastante animados y las clientas llevaban todo tipo de accesorios navideños, desde campanas en los zapatos hasta gorros de Santa Claus o barbas blancas postizas. Penelope se había sentado en la otra punta del bar, lejos del viento gélido que entraba cada vez que se abría la puerta. A medida que se acercaba la Navidad, le resultaba más difícil mantener las esperanzas. Su mente empezaba a asimilar lo que parecía inevitable, pero su corazón se negaba a aceptarlo.

Levantó la vista cuando oyó que Lizzie la llamaba, aunque tardó unos cuantos segundos en darse cuenta de que la mujer que estaba junto a la portera era Denise. Pero no había ni rastro de Josie. Se abrió paso entre la gente para llegar hasta la puerta y le dio a Denise un largo y fuerte abrazo. Después se inclinó hacia atrás para mirarla a los ojos.

-No está aquí contigo, ¿verdad?
-¿Aquí? No.

Penelope sintió un espantoso dolor en el pecho y los ojos se le llenaron inmediatamente de lágrimas. Denise la abrazó de nuevo.

-Eh, no llores. Ven conmigo. ¿Dónde tienes las llaves? Ya conduzco yo.

La pelirroja la guió hasta el coche y se sentó al volante. Penelope ocupó el asiento del copiloto y permaneció con los ojos cerrados. Ninguna de las dos pronunció palabra durante largo rato, mientras Denise conducía por la ciudad.

-¿Dónde está, Denise?
-Te lo digo enseguida. No me había comentado lo del corte de pelo. Me gusta. Bueno, ya hemos llegado -dijo, mientras acercaba el coche al bordillo y lo aparcaba. Se habían detenido frente a la casa de Josie y la castaña estaba en la puerta, esperando-. Adelante. Quiere verte. Yo esta noche me quedo a dormir en tu casa, ¿vale? Volveré mañana hacia el mediodía.
-Sí, vale. ¿Estás segura de que...?
-Sí, estoy segura. Adelante.

Penelope le apretó el hombro a Denise y bajó. Tras despedirse de la pelirroja cuando ésta se alejaba con el coche, metió las manos en los bolsillos y cruzó despacio la calle. Denise no me habría dejado aquí si Josie estuviera a punto de mandarme a la mierda. No te hagas ilusiones. Escucha lo que ella tenga que decirte. Subió los escalones con una sensación de mareo por la sangre que se agolpaba en sus orejas. Cuando se acercó a la antepuerta, Josie se la abrió y luego se dio media vuelta y empezó a subir. Penelope la encontró sentada en el sofá, así que se quedó de pie, un poco incómoda, mientras esperaba que Josie le dijera lo que debía hacer.

-Deja el abrigo en la silla y ven aquí. Siéntate a mi lado, por favor.

Penelope obedeció y contuvo el deseo de tomar entre sus brazos a aquella mujer menuda y no soltarla nunca más.

-¿Cuándo has vuelto?
-Anoche, pero era muy tarde, así que no te llamé.
-Me hubiera gustado que me llamaras.
-Lo sé -dijo. Josie no se atrevía a mirar aquellos ojos que tanto había echado de menos, porque antes debía decir unas cuantas cosas-. Recibí tu nota. Y la tarjeta.
-¿Sigues enfadada conmigo?
-No estaba enfadada contigo. Estaba sorprendida y un tanto perpleja, pero enfadada no. Lo he pensado mucho y tengo que pedirte disculpas por haber reaccionado de una forma tan exagerada. No tendría que haberme marchado de aquella manera.
-No pasa nada. Ya has vuelto y eso es lo único que me importa -dijo. Un pensamiento cruzó su mente y se le hizo un nudo en el estómago-. Porque has vuelto, ¿no? Para siempre, quiero decir.
-Sí. Tenía que volver. Me sentía muy vacía sin ti.
-Yo también.
-Te he echado tanto de menos..., pero no sabía que iba a ser así hasta que no te tuve lejos. Huí de mis sentimientos, pero no volveré a hacerlo. ¿Me perdonas?

A Penelope le brillaron los ojos cuando abrió los brazos y Josie se acurrucó junto a ella, al tiempo que se aferraba a su cintura. Penelope notó un estremecimiento en el cuerpo menudo de la castaña y la abrazó con más fuerza. Enterró la cara en su melena.

The life in his eyes - PosieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora