Capítulo 3

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-Hola Tony soy Stephen el chavo de la biblioteca, ¿me recuerdas?
-Desde luego que si, vamos si no fuera por ti hubiese reprobado mi examen a pesar de lo genio que soy- modestia aparte.
-Bueno quería invitarte un café, ya sabes para conocernos y pasar tiempo juntos como amigos; ¿Te parece?
Esperaba que dijera que si, oh vamos ese chico era hermoso en toda la extensión de la palabra y es que odiaba el chocolate pero verlo en esos ojos era diferente comenzaba a gustarle lo llevaba a otro nivel de degustación.
- Claro porque no, sería estupendo; ¿Te parece a las seis en el café que está cerca de la biblioteca?
-Me parece genial, nos vemos Anthony.

Tony estuvo pensando si era correcto aceptar la invitación de ese hombre, él nunca había experimentado el amor al menos no así, y es que el estudiante de medicina despertaba en él sensaciones inimaginables, él era Tony Stark el play boy más codiciado por todas las mujeres pero definitivamente lo que él deseaba no era nada parecido al sexo femenino y es que este tipo poseía los ojos más bellos que los propios habían contemplado jamás.
¿Lo cautivó? Desde luego que sí pero ¿Podría él aceptarlo? Y lo más importante ¿Qué intenciones tenía Stephen con él?

Se reunieron en el lugar acordado siendo esta la primera de muchas salidas entre ellos si bien Tony extrañaba a Charles el tiempo al lado de Stephen compensaba lo anterior pero si era sincero la compañía del azabache era mil veces mejor que la del telépata, aunque desde luego la relación era diferente; a pesar de todo Tony no se sentía listo para confesarle sus más íntimos secretos.
Con el pasar de los días el ingeniero despertaba en Stephen un amor puro y sincero y vaya que este trato de suprimir suprimir todo sentimiento hacia Tony debido a la fama de este pero joder Stark no ayudaba, siempre descubría algo nuevo en él que lo volvía loco de amor.
-¿Qué tienes? ¿Porqué esa cara larga?
-Mi padre dejó de enviarme mi mesada porque está atravesando problemas económicos, me dijo que me las arregle yo sólo pero la universidad no me da tiempo es complicado.
-Stephen sabes que cuentas conmigo para todo somos amigos, sé que es imposible que aceptes mi ayuda gratuitamente. Que te parece si en los fines de semana am... me dijiste el otro día que tocabas el violín... ya sé, enseñame a tocarlo; te pagaré por ser mi maestro.
-Me parece bien pero me pagarás lo justo de lo contrario no aceptaré.
-¡Genial!- y un pequeño brillo apareció en los ojos de Tony, pasar tiempo con Stephen terminaría de aclarar sus sentimientos.

Así transcurrieron cinco meses, Stephen acudía a la universidad pues gracias al pequeño sueldo que Tony pagaba por sus clases (que rara vez se llevaba a cabo) y unos trabajos extras que realizaba podía sustentar sus estudios.
Hasta que un día, recibió una llamada de parte de su padre, este le informaba que conociendo su alto rendimiento y su excelente promedio, postuló a Stephen en una de las mejores universidades para una beca en Londres siendo este aceptado y debiendo partir en la semana siguiente.
Ahí se detuvo su mundo: irse implicaba dejar a Tony, él amaba a Anthony con todo su ser de eso estaba seguro pero (siempre el maldito pero) ¿Tony sentía lo mismo? No estaba seguro: pequeños roces, abrazos discretos, miradas coquetas pero nada más ninguno había avanzado más allá. La moneda tenía dos caras: se iba y se convertía en el mejor neurocirujano en una de las mejores universidades del mundo o se quedaba y seguía luchando por su sueño pero al lado de la única persona que fue capaz de despertar amor en él. Aunque no había nada que pensar: si Tony le correspondía el se quedaría a su lado.

Decidido a todo, invitó a Tony a su cafetería favorita, la misma que fue testiga los encuentros entre ambos hombres. Después de ordenar y sin darle más vueltas al asunto, Stephen tomó la mano del castaño y con los nervios a flor se piel se atrevió a confesar sus sentimientos.
-Sabes que eres una persona especial para mí y debo confesarte algo que me consume el alma.
-Ok. Ya me asustaste.
-Mi segundo nombre es Vincent.
-El mío es Edward, aunque es igual de horroroso que Anthony- Stephen río su nombre era hermoso eso no se cuestionaba.
-Después de la revelación de nuestros segundos nombre quiero decirte que te amo Edward, te amo como nunca pensé hacerlo, amo tu rostro que encaja perfecto con tu carácter, amo tus manos que a pesar de todo estoy seguro encajan perfecto con las mías.
Tony se quedó mudo, él sentía cosas por Stephen pero esto definitivamente no ayuda, estúpido Stephen que ponía su mundo de cabeza y estúpida confesión que resultó más hermosa que el mismo cielo.
Y entonces ocurrió lo inevitable: se abalanzó a los brazos del azabache y lo besó como si no hubiese un mañana; El resultado una noche que consumió todo el amor que ambos habían callado por mucho tiempo. Sin embargo el miedo es el peor enemigo del hombre y a la mañana siguiente no encontrando a Anthony a su lado; Stephen Strange comprendió el mensaje: apostó por un amor que no tenía futuro así que la tarde del lunes en un avión con rumbo a su destino Stephen partió sin mirar atrás. Anthony huyó del amor que le había procesado, lo rechazó y con ello marcó un antes y un después en la vida de Stephen Strange.

Más allá del tiempo 💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora