»of darklands and destinies (part II)

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                    Hacía bastante frío. Demasiado. Incluso lo podía comparar con esas noches de invierno, cuando todavía era una niña y no tenía donde refugiarse, más que bajo el abrazo de su madre.

Las piedras todavía la rodeaban, pero estaba completamente sola y el terreno era mucho más alto de lo esperado. La neblina era densa y la humedad exasperante. Podía sentir su cabello castaño comenzar a pegarse a su nuca, sus dedos empezar a entumecerse al igual que el resto de sus articulaciones. Si no se movía pronto y mantenía su cuerpo activo, no iba a encontrar manera de bajar esa montaña y dar comienzo a aquella incierta jornada.

Miró a su alrededor, pendiente de que en verdad estuviera sola y no se encontrara con ninguna sorpresa. Si la mitad de las cosas que le comentaron sobre lo que podía encontrar en esas tierras era verdad, entonces era mejor prepararse y estar atenta, que lamentarse y morir.
Casi le parecía ilógico e inútil que cuando tenía la oportunidad de descubrir quién o qué era, fuera vencida por todo lo que habitaba en las Tierras Oscuras.

Agarró con más fuerza de la necesaria la empuñadura de la daga, se acomodó mejor su capa sobre su cuerpo y empezó a caminar, lejos de las piedras y el abismo de la colina. No tenía ganas de adentrarse a la densidad del bosque que se presentaba ante ella, por lo que decidió mantenerse al límite, acompañada de la pálida luz del sol.

No confiaba en que le quedaran demasiadas horas de luz, y dado por la coloración del ambiente, sabía que serían muy pocas esas horas. Si era sincera consigo misma, temía el momento en el que la noche cayera.

—Encuentra tus raíces y ve a la torre. Eso es todo. Ni más ni menos, Helena —susurró para sí misma.

La energía de esa isla era demasiado extraña para ella. Sentía como si todo lo bueno y normal desaparecía por completo en ese lugar, dándole la bienvenida a energías oscuras y diferentes peligros, esperando el momento adecuado para sorprenderla y atacar. Sabía que debía ser cuidadosa, no dejarse vencer por las diferentes pruebas a las que se enfrentaría, pero era humana y todavía tenía demasiadas cosas que aprender.

Romper su viejo ser, eso era justo que lo buscaban que sucediera en ese viaje. No podía cumplir con su destino siendo la misma persona, debía cambiar para mejor, sin embargo esperaba que ese cambio no implicara la total destrucción de su identidad. Tampoco quería perder la cabeza, a pesar de que esa era también una opción cercana, gracias al silencio de aquel espacio, que era terriblemente ensordecedor, a excepción de su respiración y sus pasos sobre el césped. No le sorprendería si en algún momento llegaba a escuchar sus propios pensamientos y demonios, saliendo a flote desde las profundidades de su mente, pues las Tierras Oscuras parecían ser el lugar perfecto para que aquello sucediera.

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