»of attacks and confessions

1.8K 239 369
                                    


                    Las últimas semanas habían estado cargadas de trabajos, misiones y planes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
















Las últimas semanas habían estado cargadas de trabajos, misiones y planes.

Mientras que los integrantes de La Resistencia cumplían con sus deberes, como hundir los barcos que llevaban las cargas para la construcción de la torre de Vortigern, bloqueando de esa manera las rutas de los ríos, Arthur se había quedado en el refugio cuidando de sus heridas. De nada servía que el rey nacido peleara con un bastón ni que apenas pudiera aguantar su propio peso sobre sus piernas.

La buena noticia era que, gracias a las mezclas de hierbas de la maga, y la insistencia de Helena para que el rubio dejara de ser un cabezota y le hiciera caso de una buena vez para descansar, estaban pagando finalmente con la mejora del hombre.

Gilbert también había decidido unirse a la causa de manera más activa. En un principio, antes de siquiera salir de Londinium, a él jamás se le había cruzado por la mente aquello, pero gracias a todo lo que su mejor amiga le había contado, en realidad ya no tenía que pensarlo para saltar ante cualquier posibilidad de ayudar. Después de todo, no todos los días recibía información sobre magos, elementales o destinos marcados.

Si Gilbert era sincero consigo mismo, esperaba que Helena le siguiera contando un poco más sobre lo que ella había descubierto sobre sí y sobre su familia, pero apenas la mujer llegó a la historia de la misión en las Tierras Oscuras, había dejado de hablarle sobre el asunto.

No estaba para nada equivocado cuando señaló que ella había cambiado. Tampoco olvidaba la manera en la que parecía que la mujer se había comenzado a retraer poco a poco. Helena Silverstone no era la persona más abierta o social del mundo, sin embargo lo era con él y ya no le cabía duda de que existía algo que le molestaba a la elemental. La conocía demasiado y lo agradecía, pero si ella no quería hablar, encontraría la manera de hacer que alguien más lo hiciera.

—Arthur —llamó Gilbert, apenas divisó al rubio a unos metros de él, hablando con Bedivere, Percival y Rubio.

El heredero respondió a su llamado con un movimiento de cabeza, antes de excusarse con los otros hombres y se acercó al castaño. El nombrado lucía mucho mejor, a comparación del deplorable estado en el que Gilbert lo vio llegar a la cueva semanas atrás.

—¿Qué sucede? ¿Todo en orden?

Muchas cosas habían cambiado y ahora lo único que importaba eran las respuestas a esas simples preguntas, que en esos momentos parecían ser lo más complicado. Gilbert admiraba en silencio la fortaleza y firmeza en los planes e ideas de Arthur. Si bien el rubio era confiado y astuto, se necesitaba mucho más que eso para liderar de la manera en que lo estaba haciendo. Poco a poco se había ido ganando el respeto de todos los integrantes del grupo, también lealtad y confianza.

—¿Has hablado con Helena? —Preguntó el castaño.

—Es raro que tú me peguntes eso a mí —contestó el otro, cruzándose de brazos. Sus ojos claros brillaron con curiosidad.

LEGENDS «king arthur»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora