»of swords and alleys

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Actualidad.


                    Helena soltó el aire de repente en cuanto su espalda chocó de lleno contra la tierra del suelo. El dolor fue inmediato, pero no fue duradero, gracias a su cuerpo entrenado y caliente, que pronto se volvió a alistar, listo para atacar

Por la longitud de los garrotes que ella y Bill tenían en sus manos, Helena supo de inmediato que el entreno estaba fijado para aquellas espadas que debían ser sostenidas por ambas manos. La longitud y el peso del arma requerían ambas extremidades comprometidas, para tener el control deseado. Helena mentiría si no decía que sus muñecas y músculos del resto del cuerpo no protestaban, pues ella ya tenía la costumbre de defenderse de gente que en realidad no tenía un conocimiento sólido sobre las peleas de armas blancas.

Ella ya se había adaptado más a su espada, ligeramente más corta y liviana, de uso de una sola mano, mientras que en la otra sostenía su daga. Aquella elección de patrón de pelea provocaba que Helena o el enemigo, tuvieran una mayor cercanía, lo que le ayudaba a que las heridas pudieran ser más certeras. Aunque siempre se corría el riesgo de salir herida si no era lo suficientemente rápida.

Pero Goosefat Bill tenía amaestrado aquel tipo de lucha, siendo eficaz en sus ataques, rápido sobre sus pies y astuto en sus defensas. Era un oponente bastante digno, que seguía ciertas características que se diferenciaban mucho de las callejeras, las que Helena había aprendido los últimos años. También era necesario recalcar que la experiencia del hombre mayor era vasta y su habilidad era elegante, llevándola a sospechar si él fue alguna vez entrenado para ser caballero.

—¿Alguna vez has usado una espada de tipo claymore*? —Preguntó Bill. Su respiración era también agitada y gotas de sudor se deslizaban por sus sienes.

Helena soltó un bufido: —Es un tipo de espada difícil de conseguir, también muy costosa.

Al hombre canoso se le dibujo una sonrisa en el rostro ante la respuesta de la castaña.

—Te sorprendería lo sencillo que tú podrías conseguir una de esas en estos días.

Si bien, ella no había entendido la razón por la que Bill hacía hecho esa pregunta de repente, junto al último comentario, decidió pensar que lo hacía porque justo ese tipo de espada sería usada con las dos manos. De esa forma era que estaban entrenando. El arma blanca era de doble filo y empuñadura de gran longitud, sin embargo esa no sería la primera elección de Helena para una lucha.

La castaña agarró con mayor firmeza el garrote de madera y propuso el primer ataque, siendo este bloqueado con rapidez. Hubo un pequeño forcejeo hasta que la mujer aflojó la presión, dejando que Bill avanzara, para así tenerlo más cerca y esquivar el nuevo ataque, después ella le propinó un codazo al rostro. Aprovechando la sorpresa que su ataque produjo al oponente, lo desarmó con rapidez y dejó que, lo que sería la hoja de una espada normal si la estuviera blandiendo, se deslizara por el abdomen del hombre, simulando un largo corte.

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