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Unos cuantos días eternos habían transcurrido desde la última vez en que Min YoonGi y Park Jimin se vieron y hablaron.

El más joven de ellos asistió a la escuela con la normalidad que llevaba haciéndolo, sin embargo, el chico castaño había dejado de presentarse a las clases desde aquel día.

Y eso, claro que era sumamente extraño.

—Bien chicos, pueden irse

Las clases terminan un día más, los estudiantes salen con pereza de salón tras guardar sus útiles. La profesora guarda sus cosas con lentitud mientras el aula queda casi vacía; Jimin muerde sus uñas con ansiedad antes de levantarse con su mochila y caminar hasta la joven mujer.

—Disculpe profesora, ¿puedo preguntarle algo?

—Oh, Jimin —suelta la mujer al levantar su vista curiosa—. Por supuesto, ¿en qué puedo ayudarte?

—No sé si recuerde a Min YoonGi, él va en esta clase y...

—¡Claro que lo recuerdo! —expresa la profesora al interrumpir, sonriendo—. Es una lástima, por cierto, creo que tenía gran futuro como compositor

—¿Perdone? —Jimin la observa confundido ante sus palabras—. ¿De qué habla?

—Creí que lo sabrías —murmura la mujer con desconcierto—. Min YoonGi estuvo tramitando su baja definitiva en esta institución; al parecer se mudará al centro de Seúl y terminará sus estudios en la carrera de comunicación para el periódico de su padre

Los ojos de Jimin se abren con horror al escuchar cada palabra saliente de la boca de aquella profesora. Su corazón comienza a latir con fuerza y respira agitado antes de preguntar.

—De casualidad sabe... ¿cuándo tendrá la baja definitiva?

—Justo hoy vino para terminar el trámite, se fue hace unos... ¡Jimin!

La mujer se queda de pie detrás del escritorio con las palabras en la boca. No pudo terminar de hablar cuando el pequeño rubio de ojos llorosos salió a toda prisa del salón.

Park Jimin corrió con desespero por todo el edificio hasta encontrar la salida; su mente no pensaba en nada más que en llegar lo antes posible a la casa de su mayor.

Tenía que detenerlo, o comprobar que era un mal sueño.

—¡Alto ahí mi pequeño cachetón!

El joven rubio se frena de golpe cuando un cuerpo delgado y más alto que el suyo se posa frente a él. Toma aire con fuerza al sentirse frustrado, pues aunque tuviera prisa, no podía simplemente huir de sus amistades.

—Hoseok... lo lamento, ahorita no puedo hablar —susurra el rubio con la voz entrecortada

—No te preocupes, pero, ¿a dónde vas tan deprisa?

—Es algo urgente, podemos hablar después

—Jiminnie, hace un rato me encontré a Kim TaeHyung —comienza el pelinegro, ignorando sus palabras—. Dijo que tu enamorado llevaba días de no venir a clases

—¿Qué?

—TaeHyung dijo que era algo extraño, ¿se refiere a ese tal Min YoonGi?

Jimin asiente con duda y curiosidad ante la interrogante de Hoseok. El pelinegro esboza una débil sonrisa antes de expresar sorpresa fingida.

—Hace una hora vi a un chico con las descripciones que me dio TaeHyung, creo que se mudará a otra zona de aquí de Seúl

—¿De casualidad sabes a dónde? —pregunta Jimin con esperanza

No soy yo, son los astros.  [м.у.g + ρ.ʝ.м]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora