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La luz tenue de la sala se enciende y el sonido de los autos a lo lejos es lo único que llena aquel departamento.

Jimin camina delante de Min YoonGi, abrazándose por el frío que sintió antes de ingresar al hogar del pelinegro. YoonGi no dice nada, solamente contempla la silueta del castaño que observa curioso todo el lugar.

—Es hermoso —dice Jimin en voz baja, caminando hacia el sofá—. Es un lindo lugar

—Y es tan solitario —susurra YoonGi al quitarse su abrigo

Jimin siente su corazón estrujarse al escuchar la tristeza en la voz del pelinegro, mira con más detalle y efectivamente siente la soledad.

—¿Quieres tomar algo o...?

—¿Por qué te fuiste sin decir adiós?

YoonGi se mantiene inmóvil, de pie en el pasillo; Jimin lo miraba con un brillo en sus ojos, esperando por una repuesta sincera.

—Tuve que hacerme cargo de la compañía, era necesario mudarme para ayudar a... a quien me cuidó todos esos años

—¿Dónde está Hye? —pregunta Jimin

—Ella falleció hace un año —susurra YoonGi, mirando el piso del apartamento—. Se fue, al menos pasamos un buen momento antes de eso y...

Las lágrimas son inevitables y YoonGi se echa a llorar, cubre su rostro y deja salir sollozos sin esperar ninguna palabra de su acompañante.

En cambio, Jimin caminó hasta él, tomando los brazos del pelinegro para que pudieran verse a los ojos. Jimin le sonríe con lágrimas contenidas, eleva su mano y limpia el rostro de YoonGi para luego acariciar su mejilla.

YoonGi no puede evitar pegarse más al tacto del más chico, como un gato buscando cariño de su compañero humano.

—Lo lamento —susurra Jimin—. No pude estar contigo cuando más lo necesitabas y yo...

Sin dejarlo terminar, YoonGi toma el rostro de Jimin entre sus manos y lo acerca para juntar sus labios.

Jimin siente su cuerpo estremecerse ante el repentino tacto, sin embargo, cierra sus ojos y pasa sus manos por la cintura del más alto; un poco tímido sigue el ritmo lento del beso.

El chico castaño suspira, saboreando un poco de menta en la boca de Min YoonGi; por su parte, YoonGi entierra sus dedos en las hebras castañas de Jimin mientras profundiza el beso.

El calor emana de sus cuerpos y ambos se pegan un poco más, YoonGi acaricia con su lengua el grueso belfo de Park Jimin, sintiendo al más chico temblar y suspirar.

—Ven conmigo...

Jimin asiente ante el susurro de YoonGi, ambos se observan y notan el sonrojo en sus rostros para luego tomarse de la mano.

Min YoonGi lleva por el oscuro pasillo a Jimin, y al llegar a la habitación, no se molesta en prender la luz y sigue su camino hasta la cama. El corazón de Park Jimin latía con fuerza ante la idea de que algo más sucediera aquella noche.

—Sólo quiero dormir... lo prometo

Jimin asiente nuevamente y se mantiene en su lugar cuando YoonGi suelta su mano, el pelinegro ayuda a Jimin a quitarse la delgada camisa sobre su playera blanca y después de quitarse la corbata, toma la mano del castaño para subir a la cama con él.

Jimin espera a que Min YoonGi se acomode y finalmente se recuesta frente al rostro del pelinegro, pasando sus brazos por la cintura del más alto.

—No quiero arruinar este momento Yoon —susurra el castaño ante la atenta mirada del pelinegro—. Pero, ¿por qué me dejaste sin decir nada?

—Fui un tonto que creyó en una persona que pensé, me quería

—¿Es aquel chico que vino contigo? —pregunta dudoso—. Joe me contó algo así

—Sí...

—¿Qué sucedió?

—No vale la pena mencionarlo —susurra YoonGi, mirando el cabello sedoso de Jimin—. Él nos conoció a los dos, y creo que ahora sé que también te lastimó

—TaeHyung me lo dijo... —murmura Jimin, no pudiendo creerlo—. Me dijo que no confiara en él, y finalmente veo que es cierto

—¿TaeHyung te dijo...?

—Jung Hoseok, es él, ¿cierto?

Min YoonGi asiente avergonzado, recordando el cómo se dejó llevar por la ira cuando ese chico le mintió sobre Jimin; sabía que no eran ciertas sus palabras, pero tantas emociones llenaban su interior que no pudo evitar creer en Hoseok.

—Hace unos días lo vi —comenta Jimin, estirando su mano hacia la camisa negra de YoonGi—. Ha estado llamando para vernos

—Claro, ahora que tiene lo que quiso de mí, busca a alguien más

La rabia invade a Jimin, sintiendo el dolor del pelinegro y el mismo vacío que hace tiempo comenzó a sentir a causa de sus mentiras.

—TaeHyung habló con él

—¿De verdad? —pregunta YoonGi con sorpresa—. ¿Qué dijo?

—Hoseok le dijo todo, y ambos confirmamos lo que ya sabíamos... —Jimin suelta un suspiro y cierra sus ojos—. Le había pegado en el orgullo el que tú no quisieras nada con él, al final, logró su cometido

—Separarnos...

Jimin asiente con tristeza y abre sus ojos; vuelve a mirar el rostro pacífico de Min YoonGi y sonríe débilmente.

—Deja de esconderte detrás de ese muro frío —susurra el castaño—. No encontrarás la felicidad si huyes de ella

—Dices lo mismo que leo en los horóscopos

Jimin abre sus ojos con sorpresa ante la confesión del pálido y observa curioso a Min YoonGi.

—¿Horóscopos...?

—Ah, yo... he estado leyendo todas esas cosas desde que me mudé aquí —confiesa YoonGi, desviando la mirada de Jimin—. Leí cada maldita cosa de los signos; leí cada página que te gustaba y... joder, esto es vergonzoso

—¿No me digas que ahora crees en lo que dicen los astros? —cuestiona Jimin, alejando su mano de YoonGi

—¿Tú ya no lo haces?

—Dejé de leerlo cuando te fuiste —susurra el castaño—. Mi horóscopo decía que tú eras el indicado

Min YoonGi siente el impulso de abrazarse más a Park Jimin al escucharlo decir aquello, pero no lo hace. En las palabras del más bajo se notaba el dolor; aún no sanaba la herida que ambos se habían ocasionado.

—Ahora duerme, mañana tenemos que regresar al trabajo —sugiere Jimin, mirando con una sonrisa al pelinegro—. Me iré en la mañana

—De acuerdo...

A pesar de todo lo que YoonGi quería expresar, no hace más que asentir y acurrucarse junto a Jimin. Ambos se abrazan buscando la paz que siempre sintieron uno con el otro, quedando profundamente dormidos a los pocos minutos.

Jimin no quería irse cuando despertó.

Era temprano, pero él había decidido pasar sólo esa noche a lado de Min YoonGi; necesitaba aclarar sus sentimientos.

Sonrío, cubriendo el cuerpo del pelinegro con la sábana. Acarició delicadamente la mejilla de YoonGi y depositó un beso en la frente del hombre pálido.

Tenía mucho por pensar, mucho por organizar en su interior. Sobre todo cuando leyó en la página que solía frecuentar lo que los astros le decían.

“Sigue a tu corazón, no dejes que la duda interfiera en tu decisión.”

¿Pero qué decía su corazón exactamente?.

Todas las ideas y las emociones se mezclaban, pero ahora, una sobresalía entre todas ellas.

Una que nada tenía que ver con él, o con lo que sentía por Min YoonGi.

Una que tuvo, desde que comenzó a estudiar.

No soy yo, son los astros.  [м.у.g + ρ.ʝ.м]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora