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YoonGi caminaba a paso lento y pesado, arrastraba felizmente la nieve bajo sus pies. El clima seguía igual de frío luego de salir de la escuela, se sentía agradecido por estar en invierno.

Miró por encima de su cubrebocas hacia al frente, y sin intención, el recuerdo de Jimin pasa por su mente provocando su sonrisa. El chico era raro, luego de toda esa hostigante plática supo que era mayor que él por algunos meses; muy lindo, con unos rasgos muy llamativos.

No había porqué ocultarlo, YoonGi gustaba de chicos y eso no le importaba. Nadie preguntaba, pero si algún día alguien le cuestionaba, él contestaría con toda la sinceridad del mundo y sin rechistar que era un chico gay.

—¡Hey! ¡YoonGi!

El mayor salió de sus pensamientos para observar al chico pelinegro frente a él que le llamaba. El otro joven era ligeramente más bajo, su cabello negro contrastaba bastante con el blanco paisaje de las calles y de su piel.

—Hola hyung —saludó con su enorme sonrisa

—Hola JungKook —sonrió bajo su cubrebocas—. ¿Qué haces fuera de tu cueva?

—Ja ja —expresó fingiendo diversión—. Sólo quise salir a caminar... y de hecho, es bueno verte

—¿Por qué? —siguió de pie, a unos pasos de la avenida

—Tengo frío hyung —murmuró con picardía—. Ven conmigo

—JungKook —soltó una risa seca, pero con gracia—. Te he dicho que no

—YoonGi... —se acercó fingiendo un puchero—. ¿Cuándo te darás cuenta de que sentimos lo mismo?

—¿Atracción por los chicos? —preguntó con ironía y burla

—Hyung, ¿acaso hay alguien que llame más tu atención que yo? —frunció sus labios

YoonGi sonrió sin que el otro pudiera verlo, lo primero en venir a su mente fue aquel chico Park Jimin. Sentía pena por su estúpida fe en los horóscopos, pero era imposible negar que cualquiera podría caer rendido ante su adorable sonrisa y nata inocencia.

—Debo ir a casa —soltó el mayor, volviendo a caminar

—¡Ya vendrás algún día por mí! —gritó el menor, haciéndolo reír

Cruzó la avenida, los autos estaban cubiertos de blanco al igual que los techos de las casas. No quería llegar a casa, con este hermoso clima sería horrible sólo mirarlo desde la ventana.

Pensó por un momento, tenía mucho tiempo por ser el primer día de clases, así que decidió cambiar su rumbo hacia el centro de la ciudad. Minutos después cuando llegó a su destino, miró las calles que no dejaban de ser transitadas ni por un segundo; él juró que podría haber un huracán y la gente seguiría caminando hacia sus trabajos u hogares como si nada.

De pronto, su móvil sonó dentro de su abrigo.

¿Dónde estás? —preguntó gélidamente una mujer al otro lado de la línea

—Por favor Hye —rió él sin dejar de caminar—. No tienes porqué fingir que te importa

¿Cuándo me llamarás mamá YoonGi? —preguntó molesta la joven mujer

—Tal vez cuando me muera

¡Deja de hacerte el gracioso Min YoonGi! —le reprendió saliendo de sus casillas

Él sólo rió, amaba hacer enojar a su madrastra.

Sigue riendo Yoon —ella se burló—. Algún día cederás

No soy yo, son los astros.  [м.у.g + ρ.ʝ.м]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora