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—El Departamento de Energía ha anunciado esta mañana que se podrán esperar fallas en el suministro eléctrico las próximas horas —anuncia el presentador del clima en el canal de noticias

—Mejor comienza a preparar velas y hielo —le digo a Bryce, mientras observaba la televisión —. Si cortan la luz tu cerveza quedará arruinada.

—Mamá vuelve de las clases de yoga temprano, así que no hay cerveza para mí —me dice y lo observo sin comprender, mientras bajo la temperatura del aire acondicionado con el control remoto —. Ella me dijo que no le agrada que tome aquí, así que cuando está no puedo hacerlo.

—Eso jamás ha sido un impedimento para ti —respondo de manera divertida, mientras me siento en el sillón a su lado. Él tenía al lado del control remoto una bolsa de dulces, así que decidí tomar uno. 

—Sabes... sobre lo que hablamos la semana pasada —dice de manera misteriosa.

—¿Sobre qué? —pregunto de manera distraída mientras le saco la envoltura al caramelo.

—Contacté al señor Porter, para empezar con terapia —dice y me sorprendo. Jamás creí que tomaría el primer paso de contactar justamente a Kevin, teniendo en cuenta las disputas que enfrentaron ambos el año pasado.

—¿De verdad? Bryce, eso es fantástico —respondo con emoción—. De verdad me alegro por ti, te aseguro que no te arrepentirás. Porter es un buen consejero, la verdad es que hace tiempo he querido hablar con él.

—¿Cómo te encuentras tú? Ya sabes, con todo esto jamás hemos vuelto a hablar de tu... condición.

—Se dice bulimia, Bryce, no me hará daño escucharlo —le digo y él asiente—. La verdad es que está bajo control, he estado hablando con la nueva consejera después de las clases de apoyo, pero si viene el señor Porter quisiera retomarlo con él.

—Quiero que estés bien, Mills, de verdad.

—Lo estaré. Lo estaremos, ¿me oyes?

—Al menos tú —suspira—. En fin, ¿quieres ordenar helado?

—Hazlo, pero lo comeré luego de mi cita con el dentista. ¿Puedes creer que la recepcionista me ha dado un turno un sábado a las tres de la tarde? Si no vuelvo es porque ya me he derretido en la calle.

—No seas exagerada, viajas con el aire acondicionado del auto.

—¡Eso no es cierto! —chillo de manera divertida, mientras empujo a Bryce con ambas manos y él cae de espaldas en el sofá.

—¡Claro que sí! —responde, tomando uno de los almohadones y arrojándolo hacia mi—. Viajar en tu auto es como viajar en una heladera. Mi cerveza se congelaría.

—Eres un tonto —le digo, todavía sin poder parar de reír.

—Chicos —murmura mamá detrás de nosotros, parada en el umbral que separa el living del pasillo que conecta la puerta principal. 

—Mamá, no te escuchamos llegar —le digo, mientras ella deja su asterilla de yoga sobre la mesada de la cocina.

—Lo... lo siento, no quise interrumpirlos —dice ella —. ¿Quieren ordenar comida hoy? Así le damos un descanso a Alyssa por la noche.

—Sí, eso estaría bien. ¿Qué dices Mills, algo en especial? —me pregunta Bryce, seguía con una relación difícil con mi madre y no creo que vaya a repararse de la noche a la mañana. Sería una cena muy larga la de hoy.


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Game Over - Zach DempseyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora