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—"Siempre fue un chico malo. Manchaba con barro las alfombras blancas, o tenía berrinches en medio de nuestras fiestas. Mojaba la cama cuando estábamos de vacaciones en un hotel de cinco estrellas, o tiraba todos sus juguetes a la basura y le decía a la mucama que quería huír. Y ahora ha arruinado su vida, su padre no lo quiere, sus compañeros lo odian, todo el mundo cree que es un monstruo y apenas su hermana lo tolera. Pero yo soy su madre, y a pesar de su terrible comportamiento debo recibirlo cuando nadie más lo hace. Pero la verdad es que nunca lo amé, porque solo ha sido una carga y una vergüenza, mi vida sería mejor sin él en ella".

—Tómese su tiempo, señora Walker, es mucho para procesar —le responde el consejero, mientras observa detenidamente a Bryce. También lo hago, jamás pensé en cómo él tomaba realmente lo que había hecho. Esa carta que escribió parecía ser como él pensaba que lo veíamos, y por un tiempo realmente fue verdad.

—Sé que las cosas nunca han sido fáciles con mis hijos. Sé que descuidé la afección de Camille, sé que quizás he sido una madre ausente... pero jamás creí que Bryce se sentiría así sobre mí. 

—¿Le gustaría decirle lo que siente por él? —pregunta Kevin.

—Tu padre y yo siempre tratamos de darte lo mejor de todo —responde mamá, girándose en su propia silla para mirar a Bryce, quien no puede sostenerle la mirada —. Así te mostrábamos lo que significabas para nosotros, supongo que es por cómo yo fui criada.

—¿Así que es todo culpa del abuelo?

 —Bryce, tú ahora solo escucha por favor —le pide amablemente el consejero, y él asiente.

—Supongo que cuando era niña nunca me vi a mi misma como madre. En parte si, por la clase de padres que tuve y la casa en la que crecí. Fue un embarazo muy difícil, no estaba preparada, solo quería que naciera y que eso terminara. Después de que el bebé... después de que tú naciste, Bryce, entre en una gran depresión. Cuando salí de ella parecía que no me necesitabas, y de alguna forma me rechazabas —suspira, con lágrimas en sus ojos —. Los temores que tuve de ser una madre terrible se confirmaron. Sé que es ridículo que a un bebé pequeño, a quién debía abrazar y amar... no sabía como hacerlo.

—Bryce, ¿cómo te hace sentir eso? —pregunta Porter.

—No lo sé.

—Está bien no saber —le asegura.

—Pero a mí no me importaban las malditas alfombras blancas, ¿eso es lo que recuerdas? Me rompe el corazón.

—Bien —interrumpe Kevin el silencio producido por mi madre y Bryce, así que dirige la mirada hacia mí —. Camille, ¿algo que quisieras agregar? Puede ser con tu madre, o con Bryce.

—Bueno, sé que generalmente es común que los hijos tomen partido por uno de sus padres después de un divorcio. No tomé el lado de mi madre porque sí, sino porque, a pesar de todos su miedos es una buena madre. Lo fue a su forma, no creo que haya una sola manera de maternar y dudo que haya madres perfectas que jamas cometan errores —mi madre me observa atenta mientras limpia sus lágrimas, Bryce simplemente sigue cabizbajo.

—Ajá, sigue.

—No fueron padres muy presentes, estábamos la mayor parte del tiempo solos con Bryce. A cierta edad es cool, porque tienes la casa sola para hacer fiestas y que todos sepan que eres el mejor de la escuela. Pero hay momentos en los que realmente necesitas a tu madre, cuando estás triste, cuando no puedes aprobar ese examen difícil, cuando un novio te engaña, cuando no puedes pasar la comida porque te ves gorda.

Game Over - Zach DempseyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora