Adrien Agreste Graham de Vanily


Salí apresurado de mi casa. Llegaré tarde, primera vez tarde. Esto pasa por no dormir las horas necesarias. Además, me tengo que ir a pie, ya que Natalie no podía llevarme, porque tuvo que usar el auto para ir con mi padre a una conferencia y salieron temprano. Entonces... Pasó lo que esta pasando ahora. Yo corriendo como un loco; contra el reloj.

"Llegarás, llegarás", me repetí como una cantinela entre murmuros, para que nadie me escuche.

Llegué a la puerta del salón. Dentro, se escuchaba la voz de la maestra, dictando una especie de teoría acerca de un tal Tribunal de Inquisición, en Francia. Miré mi celular.

—Eso estará en el exámen del próximo mes —escuché.

8:01. Tardísimo. Con nerviosismo toqué la puerta del salón.

Oh. Maténme

Recordé que tocaba hacer un ensayo ese día, en primera hora. Ahora. Y no había estudiado.

—¿Joven Agreste...?

La miré a los ojos. Era la profesora Bustier. Esperaba un buen regaño y ella... Solo me sonrió y, con un "pase", me devolvió el alma al cuerpo. Agradecido entré rápidamente.

Marinette. Ella ya había llegado. Me echó un vistazo rápido y solo me sonrió. Oh no... mis mejillas están ardiendo. Asustado y avergonzado me senté rápidamente. La maestra me tendió la prueba y me concentré sólo en eso. Aunque mi mente estuviera atrapado en aquellos ojos azules y cabello azabache.

A lo lejos, la tutora daba la señal para el inicio del examen...


***


Marinette Dupain Cheng

—Entonces,... ¿Donde lo piensas esconder Marinette? —preguntó extrañada Tikki, ante mi caminata con nerviosismo. Detuve la marcha. Bien podrían escucharme allá abajo.

—Aún no lo sé... Pero tengo que encontrar un buen lugar —Me paso la mano por el cabello dudosa. La luz de mi habitación esta apagada.

Claro, ¿como iba a encenderlo a las 4 am?

—¿Y si lo colocas debajo de la cama? —sugirió mi compañera.

Miré. Un cúmulo de posibles catástrofes —con todo y imágenes en esa pizarra imaginaria, hechas con tiza— tocó mi cabeza.

—Puede ser, pero... ¿Y si a mi madre se le cae algo por allí y la encuentra, lo pone en otro lado y se le olvida? ¿o si la cama se rompe y la aplasta; o peor aún, rompe los miraculous? —cuestioné alarmada.

No hay que confiarse. Jamás.

—¿Sabes que exageras?

—Po-podria pasar —tragué saliva.

Todo podía pasar. La verdad era que el destino es incontrolable. Y nunca, me permitiría el cometer el error que condenaría a cientos de personas: la caja de los Miraculous y los Miraculous del Ying-Yang en poder del mal.

—Cálmate. No queda de otra. La esconderas allí —exigió con el seño fruncido—. Cuando tengas mejor escondite me lo dices, ¿si?

—Bien —La miré aterrada. Nunca vi a mi kwuami reaccionar así. Creo que lo tengo bien merecido por escandalosa.

—Vuelve a dormir —ordenó. Salté hacia mi cama y me tapé —. Pondré la alarma, guardiana —giñó el ojo y se acomodó para tomar una siesta de 2 horas.

Cambio De Amores ¹      [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora