2

1.2K 95 49
                                    

   Marinette Dupain Cheng

Me sentí tensa. Sí que mi mejor amiga era buena para hacerme sentir nerviosa. Jugué con mis dedos un poco. Con lo bien que iba todo... Pero tampoco iba a decir que todo el tiempo era una delicia.

—Alya, creo que no es correcto hablar así de algo tan delicado —trató de cortar tan incómodo momento Nino. Recibiendo la gélida mirada de su novia.

—Es cierto —repuso Adrien serio. Podría decir que también algo molesto—. ¿No ves que incómodas a Mari? No te comportes como una niña inmadura.

—Yo no soy la que la pone así. Adrien, ese eres...

—¡Basta! —exploté. Caminé unos cuantos pasos para tranquilizarme. Para evitar hacer una locura. Me detuve y los mire fijamente a los 3. Verlos bajar los ojos—. Alya, deja de sobreprotejerme, tengo 18 años y puedo defenderme sola. Adrien, no discutas por favor y Nino... —abrió la boca para protestar, pero, la palma de mi mano lo detuvo—. No hiciste nada así que no tengo nada que reprocharte.

—Gracias Marinette —bufó el moreno secándose la frente.

Me limité a ir a mi sitio, agarrar mi mochila y marcharme; ante las atónica miradas de mis amigos. Será mejor asi. No quiero más discusiones y un posible "crack" de una bonita amistad. Soy casi una adulta, debo comportarme como tal. Aún a riesgo de causar disgustos y...

Corazones rotos.

***

 Adrien Agreste Graham de Vanily


Observar que tu amiga tímida explote, si que carece de protedentes. No pude pronunciar palabra alguna para evitar que se fuera y al parecer Alya tampoco. Creo que coincidimos en darle su espacio. Aun así, siento ganas de ayudarla como ella lo hace conmigo y con todos sus demás... amigos.

Solo que no la pude alcanzar. Cuando la vi, ya había entrado a su panadería y conversaba animadamente con su madre. No quise fastidiar; entonces, cabizbajo, me retiré a paso lento. Sofocado por alguna extraña razón, me senté en una banca.

Resoplé y cerré mis ojos. Plagga no comentó nada, ni se quejó. Lo agradecí.

—Lo siento Adrien —habló alguien. Sobresaltado, parpadeé. Alya estaba sentada. En la misma banca.

Era la creadora del Ladyblog; se supone que con ese instinto tan agudo, encontrar a este modelo disparatado sería pan comido. Pero no imaginaba que de su boca saldría una disculpa. Creo que la subestimé.

Nino se hallaba en la esquina, mirando su celular. Era considerado al esperar a su novia y llevarla a casa, sin que le importe la posibilidad de llegar tarde.

—Oh... Si, si. No te preocupes. Debiste tener tus motivos. Supongo —me rasqué la nuca.

—No. Yo lo dije sin pensar. No es que te culpara a ti de todo —balbuseó acomodándose los lentes—. Actúo de esa manera al sentirme amenazada. Costumbre adquirida de mis hermanas —soltó una risita.

No se por que no le creo.

—¿Bien?. Entonces, ¿seguimos siendo amigos? —pregunté extendiendo mi mano. Mi pregunta era estúpida. No era posible que por una discusión, nuestra amistad se rompiera.

Cambio De Amores ¹      [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora