4

1.1K 88 137
                                    

  Adrien Agreste Graham de Vanily

Nos sentamos. La clase comenzó con onda carisma y yo no prestaba atencion para nada. El beso de la de los zafiros azules me tenia intranquilo y caótico. No aportaba para nada a mi concentracion volver a revivirlo en mi mente. Me hacía sentir cosquillas en mi estómago. Respiré hondo y me puse a hacer la crónica que nos mandó la profesora. Pero por mas que intentaba, no puedo pensar en la revolución francesa ni parecido. Estoy anodado.

Marinette no había entrado tanto en mi concentración como hasta ahora. La verdad que el título buena amiga era un escudo que me protegía de aquella angustia tan dulce; aparte de mi obsesión por Ladybug, claro. Pero ahora, mis barreras resultaron ser espejos. Y esos espejos me reflejaron; haciendo que la luz de Marinette cayera de lleno en mí. Y me causara esos confusos sentimientos.

Volteé a verla disimuladamente. Estaba escribiendo. Haciendo su tarea. Lo que yo también debería estar haciendo. Me mordí los labios y continué en mi vistazo fugaz a su perfil concentrado. Hasta que Alix, sentada en una posición privilegiada para ver mi acto, sonrió pícara. Me sonrojé y volteé a sostener mi lapicero, con las manos temblorosas. Aún no quitaba de mi mente su cara...

Se veía tan linda....

—¿Agreste? —¿Cómo es que justo ahora, todos quieren que los vea? Levanté la vista y la cruzé con la maestra Bustier. Ella estaba corroborando un papel blanco.

—¿Ah?... —murmuré con un hilo de voz. Ella volvió a llamarme.

—Joven Agreste —exclamó enarjando una ceja. Rogué que no halla visto lo que hice...—. Perdón por entretenerlo pero, ¿Usted irá al paseo escolar de la próxima semana?

—Ah... Si, si —respondí aliviado. Por un momento creí también, que quería que leyera mi crónica que ni siquiera tenía título. Me cruzé de brazos enojado conmigo mismo.

Supuestamente era un héroe, de modo que no debería ser tan distraído en cada aspecto de mi vida. Sobre todo en una tan importante como la escuela. Bueno, era más importante —por motivos egoístas— para mi padre. Tengo que enfocarme en mi tarea y dejar de pensar tonterías. Aunque ella no es ninguna tontería...

¡¿Qué dices?¡ ¡CALMATE AGRESTE!

***


Marinette Dupain Cheng


Me reí en mis adentros, de nuevo. La cara del rubio venía a mi mente una y otra vez y casi suelto una carcajada que se hubiera escuchado por todo París. Alya solo parpadeó un par de veces, al ver mi mueca de retener mi risa. No dijo nada.

El que le halla dado un pequeño beso en la mejilla, y mi siguiente burla, no me produce arrepentimiento alguno. Lo repito: ninguno. Le advertí. Él se lo merecía. ¿Quien va a robarme ese broche de mariquita que tenia puesta orgullosamente en el cabello? Ni él, ni nadie.

Terminé la crónica. Me estiré un poco, ya que me dolía la espalda. Vi a Alya y ella estaba a punto de terminar; Nino escribía la conclusión y Adrien nada...

Espera... Me enderecé y comprobé.

¿Nada? Y a éste: ¿que bicho le picó?

Siempre, según recuerdo, era uno de los primeros en entregar los trabajos —posiblemente al estar en constante presión para ser el mejor— y ahora... hasta yo finalizé y el no ¿Acaso tiene un bloqueo creativo? ¿tiene algo o alguien en quien pensar? La imagen de Kagami revolvió un tanto mi estomago pero, sonreí. Era natural pensar en tu novio o novia. Y la japonesa era una buena persona, a pesar de haber sido mi rival amoroso hace mucho tiempo.

Cambio De Amores ¹      [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora