Tregua.

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Narrador omnisciente:

Tzuyu regresó a la habitación con un pequeño envase de papel envuelto en su palma, en silencio cerró la puerta detrás suya mientras que los ojos de Sana estaban enfocadas en sus facciones. La taiwanesa relamió sus labios sintiendo como el caliente café desprendía ese agradable aroma que se adentraba en sus fosas nasales, logrando que ella suspirara por el buen olor. No te distraigas, pensó sabiendo a la perfección que debían conversar si quería solucionar de una buena vez los posibles problemas que tendría con su pareja. En silencio caminó hasta la silla, aquella que fue testigo del tiempo en que pasó visitando a la joven; fue su cama, su zona de llanto, su soporte ante el cansancio, en realidad, si comenzaba tomar conciencia aquel objeto fue uno de los testigos de todo el dolor que pasó a lo largo de los meses, Dios, pensó sorprendida ante la rapidez en que las cosas habían ocurrido,no la dejes ir, y su mente estaba por primera vez de acuerdo con sus sentimientos. Tzuyu presionó sus codos en los brazos del asiento mientras que llevaba el envase contra sus labios, a pesar que Sana seguia mirandola, ninguna de las dos estaba siendo capaz de romper el agradable silencio que las envolvía. 

Sorbeteó el café logrando que la japonesa arrugara el puente de su nariz. Velozmente Tzuyu tragó saliva acompañado por el alejamiento del vaso de sus labios, pero al parecer, o por lo que entendió, a Sana no le molestaba que ella sorbeteara, porque le hizo una señal de que siguiera bebiendo. Confundida la castaña volvió a beber sintiendo sus labios calientes ante el calor que el café recién servido estaba emanando. 

—Taehyung fue quién me contó—confesó Sana provocando que la taiwanesa se inclinara alejando el vaso de su cuerpo lo suficientemente rápido para no quemarse el torso o los muslos. La ex rubia sonrió intentando ocultar el hecho de que se quería reír—cuidado, te puedes quemar—comentó notando como la castaña apretaba sus labios dejando el vaso en el pequeña mesa que estaba al lado de su cama, para luego volver a posar sus oscuros ojos en su dirección—¿Qué?—cuestionó al notar la manera en que su acompañante se le había quedado viendo.

—Eso fue cruel—aclaró Tzuyu mientras que limpiaba su palma completamente humeda por el caliente café con el borde de su chaqueta—pude haberme lastimado—comentó fingiendo dolor por lo que había hecho su novia, pero en vez de causar algún tipo de remordimiento en Sana, esta simplemente se rió provocando que todo rastro de fragilidad, se perdiera en aquellos bonitos ojos castaños que la más alta poseía—eres mala.

—Debía vengarme—respondió la contraría a la vez que estiraba su mano logrando tocar la quijada de la taiwanesa—además... ni siquiera estaba caliente, te hubieses quejado—y tenía razón, el café no estaba hirviendo, así que realmente no le dolió, pero eso su acompañante no tenía el por qué saberlo. Rápidamente Tzuyu se percató de que se estaba perdiendo por las agradables caricias que la japonesa le estaba brindando, así que giró el rostro intentando que Sana no la tocara—...—suspiró relamiendo sus labios—vino ayer... y me pidió que por favor no te dejara—comentó intentando no reír al darse cuenta de lo raro que había sido tener al muchacho en su habitación pidiendo que ella no dejara a su novia.

—¿No estas molesta?—cuestionó la más alta con una evidente confusión plasmada en sus facciones. Si Tzuyu era sincera, aun no era capaz de comprender a su novia, y posiblemente jamás la iba a entender.

Sana arrugó el puente en su nariz a la vez que se inclinaba quedando peligrosamente cerca del rostro ajeno. Los primeros segundos simplemente guardó silencio posando sus bonitas orbes color avellanas en las ajenas, para luego pasar a sus labios y volver a subir, dejando a una castaña con el corazón desbocado y el sudor envuelto en sus palmas.

—Estoy furiosa—susurró mientras que estiraba sus manos tomando el rostro ajeno; ¿Era cruel? quizás un poco, pero su novia besó a otro chico, así que tenía motivos para seguir molestando a la más alta, hasta que ella creyera que era suficiente—quiero golpear su rostro, hasta poder olvidar que tu boca tocó la suya—admitió notando como Tzuyu tragaba saliva teniendo el impulso de echarse hacia atrás, pero ella sostuvo su quijada con la suficiente fuerza para que no se alejara—pero no contigo mi amor—tenía que aclarar que realmente la furia que sentía en esos instantes no eran hacia su persona. Logrando que la castaña frunciera el ceño—se aprovechó de ti.

Scary LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora