Papeles Invertidos

1.7K 259 115
                                    

Narrador omnisciente:

Si es un sueño, no quiero despertar, pensó la castaña al sentir los dedos de Sana aún envueltos en su muñeca mientras que el sonido de su suave llamado hacia ecos en su cabeza logrando aturdirla lo suficiente para no prestar mayor atención a lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Tzuyu se paralizó tomando grandes bocanadas de aire haciendo un gran esfuerzo por no desmayarse, pero le estaba costando bastante el mantener la compostura; era demasiado información como para poder asimilarlo con tanta facilidad. La taiwanesa giró su rostro siendo consciente que debía mirar para asegurarse de que lo que estaba sintiendo y escuchando no estaba siendo producto de sus crueles pensamientos que buscaban desesperadamente algo de paz, con el corazón agitado y la garganta completamente apretada ante las inminentes ganas que tenia por llorar, la adolescente observó el demacrado rostro de su novia centrandose rapidamente en ese par almendra que, a pesar del evidente cansancio, sus orbes seguían brillando con la misma intensidad que recordaba, y eso rompió la poca estabilidad emocional que a la castaña le quedaba. 

—Les daremos un minuto—comentó el doctor Lee haciéndole una señal a las enfermeras para que abandonaran la habitación, permitiendo que la castaña se quedara a solas con Sana. 

Tzuyu por impulso dio un paso hacia atrás sintiendo como los cálidos dedos de su pareja perdían el contacto de su piel, y eso confundió a la ex rubia quien, a duras penas intentaba sentarse sobre la cama para buscar algo de calor por parte de la adolescente, pero ante el tiempo en que estuvo en coma, su cuerpo era lo suficientemente débil para obligarla a quedarse quieta sobre el colchón, permitiendo que la frustración por no poder alcanzar a Tzuyu invadiera tanto sus pensamientos como sus acciones. La taiwanesa tragó saliva girando su rostro para mirar la pared mientras que, en silencio las lágrimas se deslizaban; Tzuyu estaba experimentando una mezcla de emociones que no podía contener, y no sabía qué hacer, tenía demasiadas ideas en su cabeza que no sabía cuál debía tomar primero. 

—Tzuyu—y la piel de la mencionada se erizó ante el suave llamado de Sana quien, inútilmente intentaba volver a levantarse causando que la adolescente se acercara posando sus dedos sobre sus hombros expuestos, pidiéndole en silencio que no se volviera a mover—lo siento—susurró una disculpa sabiendo a la perfección que la chica debía odiarla por el testamento que había hecho días antes de que la quimioterapia la obligara estar en coma, mientras que la taiwanesa simplemente había entreabierto sus labios para pasar su lengua por sus cerezos observando los parches en el pecho desnudo de la contraria para luego centrarse en las máquinas intentando averiguar que todo está bien—no me ignore...

—¿Te volverás a ir?—cuestionó la castaña de golpe centrando sus ojos en las facciones de la japonesa notando como la chica relamía sus secos labios para luego mantenerse en silencio. Obviamente había echado de menos oír la voz de su novia, echaba de menos en general todo lo que tuviese relación con la japonesa, pero no podía evitar el pensar que estaba la posibilidad de que se volviera a ir, y no estaba preparada para dejarla otra vez, menos si no se iba a despedir—...—guardó silencio tomando grandes bocanadas de aire mientras que sus ojos volvían a cristalizarse ante el miedo que afloraba de los más interno de su lastimada alma—¿V~Volveras... a dejarme?—preguntó llevando una de sus manos a su oreja tirando de esa zona ante los nervios que la carcomía a la vez que Sana hacia un gran esfuerzo por no llorar al darse cuenta de lo frágil y vulnerable que había dejado a la taiwanesa. 

—Nunca más Tzuyu—susurró Sana con una fragilidad que causó que las pocas barreras que le quedaban a Tzuyu se desplomaran; el mentón de la adolescente comenzó a temblar acompañado por su pierna derecha que subía y bajaba con el mismo ritmo dejando en evidencia el hecho de que estaba a punto de llorar. Vulnerable ante las palabras de su pareja, la castaña no dudó en abalanzarse contra su cuerpo presionando sus palmas contra la cintura ajena mientras que su rostro se escondía en el cuello de la delgada japonesa, siendo, primera vez en mucho tiempo que Sana le correspondía el abrazo—l~lo siento mucho—y ella lloriqueó mientras que Tzuyu simplemente la abrazaba en una posición bastante incómoda, pero no le importaba, se quedaría así, sin importar un posible dolor de espalda, si eso significaba tener a Sana por el resto de sus días.

Scary LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora