Cuenta regresiva

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Narrador omnisciente;

Cuando ambas adolescentes ingresaron el hogar de los Minatozaki, Sana rapidamente le indicó a la castaña que se dirigiera a su habitación, que ahí la esperaría. Tzuyu como la mujer obediente que era acató sus ordenes sin preguntar siquiera del por qué ella no le acompañaría, con calma subió las escaleras sosteniendo el osito de felpa en sus brazos, teniendo en todo momento cuidado por donde pisaba; lo que menos quería en esos momentos era caer por los escalones y fracturarse algún hueso. De manera impulsiva la chica suspiró agradecida de llegar a salvo al segundo piso, vamos Tzuyu compórtate, se ordenó mientras que caminaba en dirección del pequeño lugar privado de la rubia, cuando se adentró no dudó en dejar el peluche sobre la silla frente al escritorio para luego simplemente volver por sus mismos pasos quitándose sus zapatos para acostarse en la cama de Sana en espera a que la chica llegara. Era cierto que la taiwanesa era una persona bastante curiosa, y que realmente no podía descansar si es que no obtenía respuestas a cada una de sus dudas que se creaban en su imaginativa mente, así que no fue para nada nuevo para la rubia entrar a su habitación y ver como su acompañante estaba mirando el lugar con bastante interés, enfocándose hasta en los detalles más mínimos del lugar, aunque el notar como se había avergonzado al ser pillada en medio de su investigación visual la hizo sonrojarse, adorable, pensó la más baja mientras que caminaba hacia su mesita de noche dejando sus pastillas. Tzuyu apoyó sus codos sobre el colchón mirando atentamente el nombre de uno de los envases, Trisenox, ¿Qué es eso? se cuestionó sintiendo como su respiración quedaba atrapada en su garganta en el momento que la japonesa se sentó sobre sus muslos. 

La castaña entreabrió sus labios dispuesta en cuestionar que se suponía que estaba haciendo la chica al subirse a su cuerpo, pero Sana se veía asustada con sus palmas puesta sobre su abdomen mientras que el temor emanaba a través de sus poros; se quedaron en silencio los primeros segundos con sus ojos fijos en los ajenos buscando de una manera silenciosa alguna respuesta, aunque lo único que logró las acciones de la más baja fue causar que la cabeza de Tzuyu se llenaran de dudas al ver como la chica deslizaba sus palmas recorriendo prácticamente su alma hasta tocar con sus propias yemas la piel de su quijada. Realmente la castaña quería preguntar qué estaba pasando, pero su acompañante fue agresiva al tomar su rostro e inclinarse presionando su boca contra sus cerezos arrancando de una forma erótica un agresivo jadeo. Tzuyu amplios sus párpados completamente abrumada mientras que Sana suspiraba profundizando con bastante emoción el beso arrebatado, a pesar que estaba confundida, la taiwanesa se dejó llevar presionando sus palmas contra los muslos expuestos de la contraria, encajando con bastante vehemencia sus dedos sobre su piel sintiendo como la chica se balanceaba sobre su torso logrando una pequeña fricción entre sus cuerpos lo suficientemente candente para encender algo dentro de la anatomía de la más alta. 

Sana deslizó nuevamente sus palmas por el cuerpo de su acompañante tomando con fuerza la chaqueta de la joven mientras que continuaba la presión de sus bocas completamente unidas, Tzuyu entreabrió sus labios permitiendo que la húmeda y caliente lengua de la rubia se adentrara en su cavidad bucal explorando su boca en pase vip. Sin muchas complicaciones la castaña se inclinó permitiendo que la japonesa con fuerza deslizara la chaqueta por sus hombros hasta desaparecer de su torso deseando que las prendas dejaran de estorbar su único deseo por tocar algo de piel. Sana soltó un suave y delicioso gemido mientras que empujaba el pecho de su amante obligando a Tzuyu a romper el beso, la taiwanesa tomó grandes bocanadas de aire observando como la rubia llevaba sus manos contra su propia camiseta y la deslizaba por su cabeza permitiendo que la chica se maravillara con sus bonitos senos rebotando ante el movimiento. 

—Sana~—y la llamó jadeante queriendo entender a qué venía esa actitud por su parte, pero la rubia estaba decidida en tenerla desnuda tomando el borde de su camiseta para luego sin pudor aparente elevarla observando su abdomen trabajo—Sana...—la volvió a llamar queriendo que ella le prestara atención, pero la mencionada simplemente la ignoró inclinándose otra vez para juntar sus labios. 

Scary LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora