Nervios

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[Esto lo tenía escrito desde ayer, así que disfruten]  [El capitulo es extremadamente largo, pero no quería hacerlos esperar, así que lo deje completo]

Narrador omnisciente:

—¿A qué hora?— y la pregunta que Tzuyu soltó causó que el doctor Lee volviera a colocar toda su atención en ella. Sí, quizás su forma de cuestionar había sonado bastante borde y hasta agresivo, pero necesitaba saber la hora en que llevarían a su novia al quirófano—¿A que hora será el transplante?— volvió a preguntar notando como él posaba sus ojos en la silenciosa japonesa para luego volver a enfocarse en la castaña.

—A las seis—aclaró mientras que sus orbes volvían a estar completamente enfocadas en la ex rubia, la chica agachó su mirada observando como sus delgados dedos pulgares chocaban entre sí; obviamente estaba nerviosa, ¿Y si salía mal? y ella sabía que realmente no debería estar teniendo ese tipo de pensamientos, pero realmente no podía hacer nada para evitarlo, aquella posibilidad estaba ahí, a la vuelta de la esquina, y si lo preguntaba, ella realmente no quería morir—¿Estás bien, Sana?— y el adulto mostró genuina preocupación al ver los ojos de la muchacha envueltas por las lágrimas, ella lloraba a pesar que había hecho un esfuerzo por ocultar el suave recorrido del pavor que la atacaba.

—N~No quiero morir.

Tzuyu jadeó sorprendida por sus palabras, porque realmente nunca había escuchado a Sana confesar el miedo real que tenía por morir. La castaña por impulso se acercó estirando velozmente ambas manos para agarrar el rostro de su novia sintiendo como esta, por impulso aferraba sus dedos a cada lado de sus muñecas, como si sus brazos fueran su único sustento a la vida. La taiwanesa apretó sus labios deslizando sus pulgares por la humedad piel de su acompañante, tenía tantas cosas que decir, pero como que las palabras simplemente quedaron atrapadas en su cabeza, y se negaban a cooperar, así que sólo guardó silencio escuchando el suave llanto de su novia. 

—Estarás bien... Sana, mírame—y para la sorpresa de la mencionada fue el doctor Lee quien había roto el silencio que la abrumaba a la pobre japonesa. Agitada y con las lágrimas aun continuando su curso, la chica posó sus ojos en el adulto mientras que sus dedos seguian estando envuelta en las muñecas de su novia—personalmente me encargaré que vivas, vas a vivir Sana, no lo dudes—aclaró para luego posar sus ojos en Tzuyu—quedate con ella, vendré en un par de minutos más. 

Tzuyu asintió con su cabeza notando como él apretaba sus labios para luego caminar hacia la salida, la castaña giró su rostro observando atentamente cómo el adulto se detenía presionando sus dedos en la madera de la puerta, el miedo en sus ojos era visible, y por la forma en que había tamboreado con las yemas de sus dedos la madera, dejaba bastante claro el hecho de que estaba preocupado por su paciente. La taiwanesa suspiró volviendo a posar toda su atención en su novia, por instinto acomodó su trasero en el colchón manteniendo sus hombros encorvados y sus palmas aún firmemente puestas alrededor de las mejillas de su pareja escuchando atentamente cómo la muchacha le pedía a través de ese agonizante llanto que no la dejara sola. 

—Nunca lo haré—susurró la castaña casi con un hilo de voz, sintiendo como sus ojos ardían y de su pecho, esa horrible sensación de falta de oxígeno la abrumaba; estaba casi segura que alguien había agarrado su corazón y lo estaba estrujando entre sus dedos y palma haciendo todo lo posible para pulverizar aquel órgano latente o dejarlo lo suficientemente roto e inservible. No tenía otra explicación, a pesar que sabía que esa mano no existía, y que su corazón está bien, pero los sentimientos nublaban su pensamiento, y sus sentimientos podían llegar a jugar con su mente lo suficiente para hacerle creer que realmente el ver a su novia llorar por el vivo temor que podría morir, le estaba provocando todo eso—ven aquí.

Scary LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora