Cambio de vida

2K 279 162
                                    

Narrador omnisciente:

Tzuyu se mantuvo al lado de Sana hasta que las enfermeras llegaron avisando que la japonesa debía almorzar; durante su estadía con la rubia se enteró por su propia boca que ella tenía un estricto horario de comida-siempre lo tuvo cuando quedaba hospitalizada- pero como ahora había presentado el problema con el bajo conteo de sus glóbulos blancos debían ser una más rigurosos con lo que comía, por lo que le dijo una de las amables mujeres era normal en personas como ella que no tuviese apetito, así que por esa razón debían asegurarse de que se alimentarán bien-no le convenía agregar más problemas a su leucemia-. En un principio Sana se había negado rotundamente a la idea de comer sin la castaña, porque no quería estar sin ella, pero las trabajadoras de los hospitales junto con los doctores le habían explicado el porque no podían estar en el mismo ambiente-existía la posibilidad de que el alimento quedara contaminado, no podían arriesgarse-. ¿Había sido una locura lo que Tzuyu propuso? sí, pero no pudo evitar realmente el cuestionar si podía ella almorzar detrás de la ventana en el interior del pasillo-de esa forma indirectamente se estarían haciendose compañía- y a pesar que Sana se había mostrado bastante sorprendida, era evidente sus ganas de llorar.

Así que ahí estaban, Tzuyu de pie frente a la ventana con una de sus palmas extendidas para sostener con mayor comodidad el plato que el señor Minatozaki amablemente le había comprado mientras que su otra mano sostenía el tenedor. La castaña comió con calma manteniendo la mascarilla por debajo de su mentón; a pesar que no lo hubiese confesado, el almuerzo estaba bastante frío, pero el rostro cansado del adulto y sus evidentes ojeras la obligaron a no decir nada al respecto. En varias ocasiones hizo contacto directo con los bonitos orbes avellanas que Sana poseía notando como ella intentaba no llorar fingiendo una sonrisa, pero Tzuyu no era tonta, a ella también le dolía que las cosas estuviesen acabando de esa forma, por obvias razones no fueron capaces de conversar-su habitación estaba casi aislada, así que ninguno sonido del exterior entraba-. 

Luego de unos minutos de completo silencio por ambas partes la castaña dejó el tenedor en el interior del plato de aluminio para luego elevar aquella extremidad hacia su rostro, sin mover sus labios presionó su yema sobre su propia comisura indicando de esa forma a la rubia que tenía una mancha, por primera vez en el día las mejillas de Sana adquirieron un color distinto a la palidez, sus mofles se iluminaron de un fuerte tono carmesí mientras que sentía como la enfermera amablemente limpia el rastro con una servilleta. Los señores Minatozaki hace un buen rato que habían llegado al pasillo donde su hija estaba hospitalizada, pero ninguno de los dos se atrevió realmente el interrumpir la interacción de ambas adolescentes. Se quedaron quietos observando atentamente como Tzuyu comía de pie, en más de una ocasión notaron como la chica sonreía elevando su dedo índice para luego dar un paso hacia el lado permitiendo que Sana no fuese capaz de ver cómo pasaba sus dedos por debajo de sus ojos limpiando las lágrimas que intentaban quedar expuestas.

—Es muy joven—comentó Yubin mientras que veía como Tzuyu dejaba el plato en uno de los asientos para luego acercarse a la ventana presionando sus palmas sobre el cristal—está soportando demasiado.

Jicheol chasqueó su lengua contra su paladar para luego asentir con su cabeza dándole la razón.

—Hablaré con ella.

Él dio un paso en dirección de la castaña dispuesto en tener una conversación con la taiwanesa; a pesar que era consciente que ella estaba dispuesta en amar a su hija, realmente necesitaba asegurarse del peso que caería en sus hombros si seguía estando rondando por su familia. Rápidamente Yubin tomó su brazo deteniendo su paso, confundido el más alto giró su rostro posando sus ojos en las bonitas facciones de su esposa. 

—No es algo pasajero Gong Yoo—aclaró siendo consciente que hace mucho tiempo que no lo llamaba por su apodo tan característico. Él se quedó en silencio sintiendo como su corazón se estrujaba al notar la seriedad en la mirada de su acompañante—tu hija está enamorada de esa chica, no puedes tratar de que ella tambien se aleje por temor a que Sana sufra.

Scary LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora