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Sus piernas se movían con agilidad alrededor del reluciente caño de metal. Las medias de red no hacían más que incitar a los hombres a dejar más y más billetes. Con apenas un pequeño short de cuero negro, intentaba seducir a todo aquel que le pusiera los ojos encima, y bien que lo conseguía. Era extremadamente delgado, pero parecía encantarles. Cabello blanco, mirada penetrante, piel aterciopelada, labios rojizos, solo había una palabra de describirlo: perfecto. Con elegancia se hizo paso entre la gente hasta llegar a donde HoSeok estaba sentado. Algo impresionado, se quedó inmóvil mientras el chico se sentaba sobre su regazo con las piernas abiertas. Lo miró unos segundos antes de tomarle el labio inferior entre sus dientes, mordiéndolo con lujuria, pero con un cuidado extremo. Por más que tratara de resistirse, había algo en ese muchacho que resultaba adictivo. Quería más, necesitaba más.

- Así se hace - ronroneó en su oído antes de alejarse con una sonrisa cargada de lasividad.

Le vio perderse entre los hombres que lo reclamaban a gritos sobre la tarima. Había otros chicos dando vueltas, pero solo él llamaba la atención. Aún algo mareado, volteó a ver a su alrededor. Todos los lugares eran iguales, destruidos y llenos de desperdicio, pero se sorprendió al ver lo cuidado que estaba. No había basura y el pequeño escenario al igual que el caño en medio de la sala parecían estar bien cuidados. Todo estaba oscuro, unas pocas luces iluminaban apenas los rostros de las demás personas, centrando todo el brillo en la tarima. Volvió a pasear sus ojos por el lugar lentamente. ¿Aquel sería su nuevo hogar?

***

- Vamos, yo sé que tú quieres. - un hombre intentaba acorralar al chico contra una de las mesas, pero estaba demasiado borracho como para mantenerse en pie. HoSeok miraba todo detrás de la barra, solo quedaban ellos en el lugar.

- Lo lamento cariño, pero ya está cerrado. - por más que le estuvieran tocando descaradamente, su voz seguía siendo seductora y calmada.

- Pero si te encanta, no mientas. Eres una puta y solo estás para chupármela, no eres nada más...

Una patada en el estómago le hizo callar. El chico le tomó del cabello obligándole a mirarlo, ya no había rastro de amabilidad. - Dije que está cerrado.

El hombre parecía querer levantarse, y al instante supo que nada bueno saldría de ello. Tratando de no pensar demasiado, HoSeok se acercó hasta él y volvió a tumbarle en el suelo de un golpe en la mandíbula. Escuchando sus quejidos, lo arrastró hasta dejarlo fuera del local bajo la luz del amanecer. Antes de que pudiera levantarse nuevamente, entró y cerró la persiana tras él. Ahora estaban seguros.

- ¿Estás bien? - caminó hasta el chico parado en medio del local. Notó que se esforzaba por actuar con normalidad, pero se veía de lejos que estaba temblando. En silencio, HoSeok le tendió el buso que antes llevaba puesto, obteniendo un silencioso agradecimiento.

- Muchísimas gracias por eso. No sé qué hubiera pasada si no hubieras estado para ayudarme - su voz ahora sonaba tímida, evitando el contacto visual a toda costa. - Bueno... en realidad lo sé de sobra, solo no quería que se repitiera otra vez.

- No tienes por qué agradecerme...

- MinHyuk, me llamó MinHyuk. En medio de la música no nos pudimos presentar muy bien.

Una pequeña risa salió de sus labios antes de irse del lugar. "Siéntate en donde quieras" su grito se escuchó por todo el lugar. Mientras acomodaba un par de sillas para ambos, no podía evitar preguntarse qué había pasado, dónde quedó ese chico sexy que solo buscaba calentar a los hombres. Con las luces prendidas y la música apagada, se lo notaba incómodo con la ropa que horas antes lucía con tanta soltura. La sonrisa que MinHyuk le dedicó al tenderle un vaso con agua y sentarse enfrente estaba cargada de inocencia y alegría. ¿Cuál era su verdad?

- Supongo que deberé hacer eso todas las noches.

- Todas las noches y sin descanso - no pudo evitar bajar la cabeza desilusionado, pero una suave caricia en su brazo le hizo mirar al chico a los ojos. - Descuida, con el tiempo te acostumbras y hasta podría decir que empiezas a disfrutarlo. Es preferible bailar por dinero antes que comer de la basura.

MinHyuk lo miró detenidamente. Su rostro, sus brazos, su ropa, y de nuevo sus ojos. El silencio le ponía los nervios de punta a la espera de que volviera hablar; y cuando lo hizo, sus palabras salieron atropelladas de entre sus labios.

- ¿Qué haces aquí? ¿Qué hace un hombre como tú aquí? ¿Por qué te hundiste en este agujero?

- Vengo a buscar algo... y no voy a parar hasta conseguirlo. - "No confíes" le repetía su cabeza - Tú tampoco pareces como alguien que estaría por estos lugares. ¿Por qué..?

- Por estúpido. - Se apresuró a contestar entre risas. - Por una supuesta rebeldía que me costo todo. Familia, amigos, ya no tengo nada allá afuera. No sabía dónde me estaba metiendo, y nadie estuvo allí para detenerme. - Con forme hablaba su sonrisa desaparecía. - "Que carita más bonita que tiene el nene", eso fue lo que me dijeron apenas me vio uno de los de arriba y me trajo a este lugar. Desde ahí solo fui una cara bonita que solo sirve para chupársela a personas con caras no tan bonitas. - río de su propio chiste, aún cuando el ambiente era deprimente. - Creo que aún no sabes cómo son las cosas. Acá solo existen dos tipo de personas: lo de arriba y los de abajo. Los de arriba son los proveedores, los sicarios, los prostitutos como nosotros, todos aquellos que manejan el dinero y la droga en este lugar. Los de arriba son los encargados de que los de abajo sigan consumiendo hasta la muerte. Los vemos rebuscar algo de comida entre la basura, peleándose por nada y matándose entre ellos. ¿Puedo darte un consejo? No seas uno de los de abajo. No consumas, no dejes que ellos te saquen lo único que tienes dentro de este lugar: tu cabeza.

- ¿Por qué me dices todo esto?

- Porque me hubiera gustado que me los hubieran dicho cuando entré. A base de golpes aprendí como moverme. Vi mucha gente llegar pero también mucha gente morir, gente que realmente quería y me ayudaron a estar donde estoy - Señaló a su alrededor - Si no hubiera sido por ellos, ahora estaría rebuscando entre la basura un par de migajas de pan rancio y haciendo cualquier cosa por drogarme. Gracias a toda esa gente que me protegió, hoy soy el encargado del prostíbulo más importante de todo el Clan. Me dieron algo cuando no tenía nada, y si yo puedo hacer lo mismo por alguien más, lo voy a hacer.

HoSeok se sorprendió ante la madurez de sus palabras, y no pudo evitar lamentarse. ¿Qué habría sido de su vida si no hubiera terminado en este lugar? Él era muy distinto al muchacho que bailaba semidesnudo por algo de dinero, MinHyuk era muy distinto a ese chico. Con una hermosa sonrisa se levantó, dejándole solo. Con tan solo unas palabras había logrado que todo el miedo desaparezca de su mente por al menos unos minutos. Quizá ya no estaba tan perdido como creía.

- Toma - estaba tan sumido en sus pensamientos que no notó cuando MinHyuk volvió con un par de mantas entre los brazos. - Ahora toca descansar, mañana será otro día y hay que trabajar. Acuéstate donde quieras menos en la barra, esa es mía.

Sin más que decir, caminó hacia la barra y se acostó sobre ella, acurrucándose entre una vieja manta y la dura placa de madera. Esperó hasta que HoSeok se tumbara en el piso para apagar las luces.

- MinHyuk... - le llamó en medio de la oscuridad.

- ¿Qué pasa? ¿Tienes algún problema? ¿Te duele algo?

- Ellos estarían orgullosos de ti - todo quedó en silencio, sabía que lo había escuchado. - Están muy orgullosos de ti... lo sé.









The Clan // ShowHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora