Abrió los ojos lentamente, el sol que se colaba por las ventanas le obligó a despertar. El dolor en su cuerpo le mantuvo quieto, recordando vagamente lo que había pasado solo un par de horas antes. Su cabeza retumbaba con cada respiración y por el ardor, juró que alguien le quemaba a fuego directo la oreja. Su sangre se había secado, dejándolo pegajoso y asqueado. Desde el suelo, paseó los ojos por el lugar. Frente a él, el resto de su oreja estaba tirada en el piso casi como una burla, y detrás de ella una silueta le observaba. Con el sol pegándole directamente en los ojos, no pudo reconocerle, pero su risa le fue inconfundible.
- Eres duro de domesticar - la voz del jefe retumbó en el vacío del lugar.
Le vio acercarse lentamente y, tomándole por los hombros, lo enderezó. Dolió, pero HoSeok se tragó cada uno de sus quejidos. No iba a quebrarse, y menos frente a él. Esta vez no se agachó ni mucho menos le tocó, él solo buscaba una cosa. El collar seguía alrededor de su cuello cuando notó la mano acariciando el lobo. Aunque lo hacía con delicadeza, cuando sintió un fuerte tirón y la cadena romperse no le sorprendió. Con una sonrisa en el rostro, comenzó a jugar con el collar, mirándole a los ojos.
- Duele ¿No es así? - su voz era grave, calmada - Duele que te roben lo único que tienes.
Ahorrándose cualquier palabra, tiró el collar por una de las ventanas. Sin embargo, cuando volvió la vista, HoSeok seguía viéndole con la misma expresión. Por fuera nada había cambiado, a pesar que por dentro todo se desgarraba poco a poco. Lo había perdido, solo había una cosa que era importante para él y la había perdido. Ahogó sus gritos y obligó a hablarle con tranquilidad. No iba a quebrarse, y menos frente a él.
- ¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué no me matas?
- Todavía me sirves, hermoso - se acuclilló delante suyo y pasó su mano por la sangre que aún quedaba en su cuerpo. Su sonrisa seguía intacta. - Se nota que no sabes cómo son las cosas aquí. Suerte que yo puedo enseñarte...
- Vete a la mierda.
Una patada en el estómago le quitó el aire por unos minutos que parecieron eternos, su boca volvió a sentir un sabor muy conocido. Tosió su propia sangre y le miró jadeante, el alambre en sus muñecas le recordaba dónde estaba, pero no lo que debía hacer. Sus ojos se llenaron de lágrimas de pura cólera. Tenía en frente a la persona que mató a su hermano, que había mandado a golpearlo, que ahora se burlaba descaradamente de él, y lo único que podía hacer era mirarlo. Todo su cuerpo estaba atado. Era una bestia que solo buscaba matar, aunque el odio ya se lo había devorado entero.
- ¿Quieres llorar princesa? - sus manos ásperas le limpiaron las lágrimas, otro más de sus juegos.
La soledad del lugar pesaba sobre sus hombros, podía morir y nadie se enteraría. Solo hacía falta un paso en falso para caer del precipicio. Tragó duro, la rabia le ahorcaba sin piedad. Muchas decisiones para tan poco tiempo. Debía jugar muy bien sus cartas para ganar. Él iba a ganar.
- Shownu - su voz sonó imponente en medio del silencio. - Ambos sabemos que yo no hablé. Vamos hermano ¿Qué es lo que quieres?
- Me sirves todavía...
- Eso ya lo dijiste, ahora dime la verdad. ¿De verdad te sirvo? ¿Qué quieres de mí? Yo no soy más que uno de los tanto tipos que chupan penes por dinero, uno de muchos...
- Quiero todo de ti - su voz cortó sus palabras como un cuchillo helado - Quiero quitarte todo, arrancarte todo lo que no me sirve y dejarte listo para servir. Me interesa tenerte aquí.
- ¿Por qué?
Su risa le produjo escalofríos, mas su máscara estaba intacta. Tranquilo, Shownu caminó por el lugar. Los pasos resultaban una melodía espantosa que terminó con un puñal sobre su garganta. El metal presionaba su cuello mientras sentía su suave voz en el oído. El caos y la calma dominaban en el lugar. Una mala jugada y el juego terminaba. Él debía ganar.
- ¿Ahora eres tú el que hace las preguntas? - un hilo de sangre bajó hasta su pecho - Harás lo que te ordene. Bailaras cuando te diga que bailes, ladraras cuando te diga que ladres. Serás una marioneta, mi puto perro faldero. ¿Sabes por qué? Porque ahora eres mío.
El filo se deslizó por su garganta. Ardía, pero no lo suficiente como para matarlo. La sangre se deslizó a través de su pecho mientras volvía a mirar a Shownu a los ojos. Sonrío antes de jugar.
- Eres cobarde. Tantos hombre, tantas armas para... ¿Ti?
- Son del y para el Clan
- No mientas. Este lugar se maneja solo sin que nadie lo gobierne. - faltaba poco para que el juego terminase. - ¿Por qué no dices que tienes miedo? No puedes manejarte solo, rodeado de armas es difícil que a uno lo maten...
En menos de un segundo tenía la cara del jefe a centímetros de la suya, con su mano tirándole del cabello. Sus respiraciones se mezclaban, sus ojos se desafiaban - ¿Qué quieres tú?
- Lo mismo que todos.
- ¿Qué quieres a cambio de servirme?
- Lo mismo que todos.
HoSeok mordió su labio, provocándole. Disfrazó sus ojos de lujuria pura y solo eso bastó para que Shownu se abalanzara sobre él, besándolo. Sonrío en medio del beso, tomándole el labio entre sus dientes y tirando de él. Tenía el jefe a sus pies, ya estaba todo dicho. Apenas se separaron, en sus ojos no había más que pasión, una simple máscara. Shownu se levantó y sacó un celular de sus pantalones.
- Suéltenlo. - la orden fue dada.
El juego había terminado, y HoSeok no pudo evitar sonreír victorioso. Miró hacia el techo, el juego había terminado pero quería más, y no iba a parar hasta conseguirlo.

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The Clan // ShowHo
Hayran KurguHoSeok lo único que quiere es venganza... Y no va a parar hasta conseguirla. Grupo: Monsta X Pareja: ShowHo (ShowNu × WonHo) Capítulos: 29 Extensión de capítulos: Variada ( 1000 - 2000 palabras) Incio de publicación: 2.6.20 Fin de p...