The Clan // ShowHo

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Las calles empezaban a vaciarse, el sol comenzaba a salir. Acomodándose sus ropas, HoSeok caminaba con tranquilidad. Shownu le había dado lo necesario para la reunión, el arma estaba bien guardada en la cintura del pantalón. En un primer momento le fue incómodo tenerla contra su piel, pero al cabo de unos minutos comenzó a disfrutar de la sensación. Miró al cielo, en las azoteas seguían los hombres apuntando hacia abajo. Sonrío al recordar la noche anterior, ahora sabía muy bien lo que sentía tener el poder. Aún con su sonrisa intacta y el cansancio calándole hasta los huesos, siguió andando.

Las persianas del prostíbulo estaban bajas, esa era una buena señal. Lo último que le deseaba era volver a ese trabajo. Era estúpido negar que lo disfrutaba, pero no era más que una muñeca que se tiraba a la basura luego de sacarle el mayor provecho posible, y por más que tratase de ignorarlo, era en lo único que pensaba mientras bailaba entre los clientes. Sus labios picaron al recordar la boca de Shownu sobre la suya. Él no era como sus clientes, no era como esos drogadictos que apenas podían mantenerse en pie, él era diferente. Sus suaves caricias, sus cuidados, su atención, a su lado todo desaparecía. Por unos segundos, dejó la venganza de lado y ambos se entregaron el uno al otro. Las máscaras seguían allí, pero leves grietas amenazaban con quebrarlas. ¿Alguna vez verían detrás de ellas? Sacudió la cabeza mientras abría la puerta trasera y entraba al prostíbulo, debía mantener la mente fría y no perder el tiempo.

- ¿Dónde estuviste?

- ¡Hola, MinHyuk! Yo estoy muy bien, gracias por preguntar. Cómo te fue... - Una, dos, tres cachetadas lograron borrarle el cansancio en segundos. El chico parecía agitado, el enojo se notaba a través de sus ojos. - ¿Ya estás mejor?

- Dime dónde estabas. ¿Te esperé toda la maldita noche para que aparezcas recién ahora y te hagas el gracioso? Que te jodan, HoSeok.

Intentó detenerlo, pero MinHyuk se alejó rápidamente. Puso las sillas sobre las mesas, los golpes del metal era lo único que se escuchaba. La culpa subió desde el estómago de HoSeok hasta su garganta al ver los ojos vidrios del chicos. Ignorándole y con el ceño fruncido le vio juntar todas la botellas vacías, y también vio el momento exacto en las que una de ellas caía al suelo y pedazos de vidrios se clavaban en su piernas descubiertas. Harto de la situación, le quitó las botellas de los brazos y los tomó por los hombros.

- MinHyuk, cálmate - su voz sonó imponente. Con los puños del gran abrigo, el chico se limpió las lágrimas que nunca dejaron sus ojos y respiró profundo. - ¿Mejor?

- ¿Me vas a decir dónde estuviste? - su tranquilidad no pudo enmascarar la rabia. - ¿Me vas a decir que estuviste jugando al guardia en las terrazas? ¿O que te comiste al jefe a la vista de todos y después te lo cogiste? ¿Me lo vas a decir o te vas a quedar callado mirándome con esa cara de idiota?

- ¿Por qué tendría que decírtelo si ya lo sabes todo?

- Porque quiero escucharte decirlo, quiero que lo reconozcas. Quiero que sepas dónde te estás metiendo. - HoSeok quiso contestar, pero la voz de MinHyuk le interrumpió. - No, no sabes dónde te estás metiendo. Como yo me enteré de lo de la azotea, la mitad de la mierda que camina por las calles también. Llevas menos de un mes acá adentro y ya estás jugando allá arriba.

- Tú mismo dijiste que debía ser uno de los de arriba...

- ¡Pero con eso no me refería a que te cojas al jefe del Clan! - Respiró hondo antes de mirarle a los ojos. - Ya te llevaron, te golpearon, te arrastraron. ¿Qué más estás esperando? Hoy te llevan una cama, pero mañana tu cabeza aparece en una bolsa negra en el fondo de un río.