이십칠

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El nudo en su garganta se empeñaba en dejarle sin aire, plantarse delante de aquella puerta le fue más duro de lo que jamás pensó. Era incapaz de tocarla, no podía mover ni un músculo de su cuerpo. De pronto, algo peor que la angustia se apoderó de su pecho y le hizo sentirse sumamente pequeño. Rodeado de todo el mal, una débil luz en su interior le gritaba que se alejase, que solo terminara con esa locura. Sin embargo, no podía. Tenía gente detrás que esperaba a por él, que solo esperaban a que terminase con el jefe para poder actuar. ¿Podía arrepentirse? Su cobardía solo podría pagarse con su vida, y eso le aterraba. Había llegado demasiado lejos como para echarse atrás. Si él no tenía los huevos para hacerlo, otro se encargaría de Shownu, torturándole hasta la muerte. No podía permitirlo, no dejaría que nadie le tocase un mísero pelo. Él lo mataría, arrebatándose a sí mismo a la única persona que se quedaba a su lado. Ya no habría nadie protegiéndole, ni una mano dispuesta a ayudarle, ni unos brazos en los que poder refugiarse. Su pecho quemaba al saber que, al mirar hacia atrás, no vería aquellos profundos ojos, y todo por su culpa. Una sola bala en el cargador, no tenía permitido fallar. ¿Valía la pena? Era estúpido pensar que sí, pero ya era demasiado tarde como para decirlo en voz alta.

Obligándose a enfrentar su realidad, los golpes en la puerta retumbaron en el vacío pasillo. Deseó con todas sus fuerzas que nadie contestara, que lo dejara ahí tirado como la basura que era, pero la suerte nunca estuvo de su lado. A los minutos Shownu abrió la puerta con una enorme sonrisa. Sus ojos resplandecieron al verle, mas los de HoSeok estaban teñidos de una profunda angustia que intentó vestir de felicidad.

- WonHo... - la emoción brillaba en su voz. - Al fin puedo verte.

Tomándole de la mano, le hizo entrar al cuarto. Se dejó guiar, viéndole en silencio sentarse en el borde de la cama y acercarlo a su cuerpo. Sin esperar ninguna orden, HoSeok se sentó a horcajadas sobre él. Tantas veces habían estado en esa misma posición, pero ese día todo se sentía tan distinto. Al mirarle a los ojos no vio lujuria alguna, sino lo más parecido al amor que alguna vez sintió. Sus frentes se juntaron mientras los brazos de Shownu envolvían su cintura con ternura.

- JooHeon me dijo lo que hiciste con JinHo. - habló suave sobre sus labios. - Estoy orgulloso de ti, sabía que podías hacer mucho más de lo que tú pensabas.

"Estoy orgulloso a ti" esas palabras se repetían sin cesar en sus oídos. HoSeok se aferró a él, no quería perderlo. Sin poder contenerlas, las lágrimas bajaron por sus mejillas en un silencioso pedido de auxilio. Cada beso, cada caricia, cada mirada aparecieron en su mente, torturándole. Se abrazó aún más contra su cuerpo, el cariño hizo que todo en su interior se derrumbara. Intentó acallar sus sollozos, pero nada podía silenciar su dolor. Se odiaba a sí mismo y jamás podría perdonarse el querer destruir a lo único que le hizo sentir vivo.

- Hermoso... - Shownu le separó de su cuerpo, el amor se transformó en preocupación en segundos. - ¿Qué ocurre?

HoSeok negó, siendo incapaz de formular una excusa. Quiso volver a abrazarlo, no quería que las cosas se pusieran más difíciles, pero él se lo impidió. Con delicadeza, las grandes manos de Shownu le secaron las lágrimas que ya no se esforzaba por controlar. Tomó una de ella entre las suyas, dejándola en la mejilla para poder buscar algo de consuelo, aunque el solo tacto le quemara.

- Perdóname... - susurró entre lágrimas sin ser capaz de mirarle.

Shownu guardó silencio por unos segundos, pero en ningún momento dejó de acariciarle. - No te preocupes por eso ahora...

Sus labios volvieron a juntarse por última vez. A pesar del dolor, se forzó a que solo el amor brillara entre ellos. Las lágrimas pararon por unos segundos y en ese momento se juró que ambos serían eternos, aún cuando sabía que era un vil mentira. Shownu fue el único que logró hacerle olvidar todo aquello que alguna vez le dañó. Lo que había empezado por conveniencia, el tiempo lo transformó en necesidad. Ambos necesitaban del otro para sentirse completos, para sentirse en paz. Se complementaban en medio del caos. Al separarse volvieron a juntar sus frentes, entrelazando sus manos. HoSeok no estaba preparado para aquel mundo, pero por sobre todo, no estaba listo para decir adiós.

***

Escuchaba el pausado latido de su corazón, grabándoselo a fuego en la mente. Como tantas otras noches terminaron con sus cuerpos desnudos debajo de las sábanas. HoSeok se dejó llevar por el momento, no era justo para Shownu lidiar con su miseria. Se mantuvo despierto todo el tiempo, descansando la cabeza en su pecho y dejando leves caricias en el brazo que envolvía su cintura. Las horas pasaron y su mente dejó de hostigarle, volviéndose el mismo vacío que había en su pecho. Con cuidado, levantó la cabeza para mirarle. La calma en su rostro le distrajo de sí mismo y de la guerra en su interior. Tantas veces le había visto, pero sentía como si fuera la primera. Nadie nota lo que tiene hasta que está a punto de perderlo, y HoSeok estaba a punto de perderle. 

Con pesar, apartó su brazo y se levantó de la cama. Buscando entre sus ropas tiradas en el suelo, la idea de irse le resultó tentadora, pero no podía seguir escapando. Su cuerpo tembló al tener el arma entre sus manos. El ambiente en la habitación se tornó frío y su corazón se congeló. Ya no sentía nada, la angustia se lo había comido todo. Apenas notó cuando caminó hasta él y volvió a subirse a la cama. Cada pierna a los lados de su cuerpo, la pistola en la mano. Con la poca fuerza que le quedaba la levantó, apuntando directamente a la cabeza de Shownu. Su llanto amenazó por delatarlo cuando el dedo le envolvió el gatillo. Le dio una última mirada a su rostro. No estaba listo para decir adiós, jamás lo estaría.

- Perdóname... - susurró cerrando los ojos y dejando que el dolor le desgarrara la garganta.

Y antes de que pudiera arrepentirse, su disparó cortó el aire.

The Clan // ShowHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora