20- enamorarse duele.

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Fernando me socorre rodeando sus brazos sobre mi cuerpo y sollozo recordando como ví a Isaías besarse con esa chica,  creo que se llama Ellie.  Ellos salían desde hace un tiempo o no sé cuanto duraron,  nunca me dijo si le cortó,  nunca le pregunté si todo había acabado entre los dos,  pero...  ¿Por qué preguntarme si quiero ser su novia si está con ella?  ¿Por qué correspondía sus besos? 

Yo los ví,  él no se negó ante ello. 

—¿Qué sucede?  —pregunta nuevamente Fernando y absorbo mi nariz. 

—¿Podemos ir a otro lugar?  No quiero estar aquí.

Fernando asiente tomando mi mano y me guía hacia donde su vehículo está estacionado,  abre la puerta y entro,  en cuanto logro acomodarme y miro hacía el edificio,  veo a Isaías mirando a mi dirección y la tal Ellie quién lo abraza por detrás y bajo mi mirada,  no quiero ver más. 

Es un imbécil.  ¿Cómo pudo hacerme ésto?  Estábamos tan bien,  teníamos una relación muy bonita,  no era algo tan serio pero estábamos por formalizar la relación pasando al segundo nivel que para mi era ser su novia.  Yo le iba a decir que estuviera conmigo,  que yo quería ser solamente suya. 

Fernando acelera y es cuando mi teléfono suena,  lo miro y reflejo su nombre en la pantalla.  Tumbo su llamada y apago teléfono. 

¿Por qué se siente tan doloroso?  Me duele mucho el pecho,  no puedo hablar bien,  es como si tuviera algo atorado en mi garganta,  mi corazón late tan rápido pero cada latido duele y quema lo suficiente como para hacerme sentir rota.

—Espero que cuando te sientas mejor me cuentes lo que te pasa —me dice pero mi mente sigue volando.  No respondo,  más bien  prefiero estar en silencio mirando las luces y los faroles de la calle.

No sé cuanto minutos pasaron pero se estacionó en un parque.  Ni siquiera me inmuto en mirar el lugar,  más bien salgo cuando él toma mi mano y cierra la puerta.  Me lleva con ella sostenida y quiero llorar,  pero hay personas caminando y parejas que se ven tan hermosas que me provocan envidia.

Permito que el aire mueva mi cabellera y que seque mis lágrimas.  Trato de ser fuerte  y sonreír,  aunque por dentro estoy destrozada. 

—¿Quieres algo de tomar?  —inquiere.

—Si te soy sincera,  no quiero nada.  Sólo me gustaría sentarme y pensar un poco. 

Asiente guiandome hasta un banco,  en donde nos sentamos.  Suelto su mano y miro a una anciana echándole maíz a las palomas.  Sonrío con nostalgia pero mi sonrisa se convierte en llanto. 

Fernando rodea su brazo por mi hombro y me abraza.   Lloro silenciosamente y quisiera ser tan cabrona en no sentirme así y mandar todo a la mierda,  pero nadie manda en sus sentimientos y en verdad que Isaías se apoderó de gran parte de ellos. 

—Me gustaría saber que te pasa para comprenderte mejor —susurra y limpio mis lágrimas.

Lo siento,  pero no podré decírtelo,  no podría hacer que te sientas más incómodo.  No podría hacer que ambos se odien y en el set sólo hayan peleas,  no quiero que sepas que la causa de mi dolor tiene un nombre:  Isaías. 

—Perdón,  es que soy muy llorona.  Discutí muy feo con mi madre porque le exigí que viniera y ella no quiso,  tengo tanto tiempo sin verla que me duele estar alejada de ella.

La verdad no estoy mintiendo del todo,  se sabe que mi razón  es Isaías,  pero si extraño a mi madre y aunque le rogara que viniera y dejara de trabajar,  ella no lo haría,  ¿saben por qué?  Porque ya ella tiene otra familia.   Ésto no lo sabían,  pero es obvio,  hasta pública foto con su marido y sus hijastros en Facebook, por eso mismo ella fue dejando de ser una madre y mi abuela tomó su puesto. 

actriz por accidente (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora