actriz por accidente (Terminada)

28- y si estamos destinados

Isaías:

He recorrido cientos de lugares. He conocido cosas que antes no conocía. He llenado mi mente de vago recuerdos, y he intentado olvidar o más bien sanar mis heridas.

No tengo con exactitud el tiempo que han pasado sin verla, claramente puedo decir que aún la extraño, después de todo ya sido el sentimiento más hermoso que haya sentido. Ella me hizo entender que el amor va más allá que cualquier cosa, que el amor espera, que el amor no lastima.

Pero quizás si estábamos destinados a estar juntos, solo que estábamos en el momento inadecuado.

El tiempo que me he tomado para mi, no ha sido para olvidarla a ella, ha sido para olvidar mis malos pensamientos, para despejar la mente, para buscar reflexión en medio de la nada.
Y puedo decir que me he llegado a culpar por el hecho de haber planteado que terminaramos, de haberme alejado y renunciado a ella.

Lo hice mal, pero nos estábamos haciendo daño. Nuestra relación no era muy sana, y puedo encontrar miles de justificaciones, aún así siento que no era razón suficiente.

Debí esperarla...

No la debí abandonar cuando más me necesitaba.

No sé si me dolió más que todo acabara o qué al regresar todo siguiera igual, no encajar en ningún momento para encontrarnos en medio de la calle, o quizás vernos en cuanto yo salga y ella entre aquí.

Tuve una leve esperanza de salir de mi casa y verla a ella con la mano en el aire a punto de tocar mi puerta.

Tuve la esperanza de que al tocar su puerta ella abriera.

Pero no estaba.

Yo estaba solo, perdido.

Y ella estaba triunfando.

El invierno regresó junto a ella un 6 de diciembre, pero no había llegado sola.

Había llegado en brazos de ese hombre que pensé que solo sería su amigo.

Podría decirse que lo son, pero no, ese beso apasionado en medio de una tortuosa lluvia, me indica que no es amistad, es un paso a algo más.

¿Y qué hago yo mirándola desde el balcón con un cigarro en mano? ¿Y que hago yo con mis pestañas húmedas y ese jodido dolor en mi garganta?

No puedo hacer nada.

Me he alejado del alcance de sus ojos, aunque ha sentido mi presencia. Mi espalda descansa sobre la pared, mi respiración cada ves es pesada y dolorosa. La saliva no me pasa, estoy sufriendo por su amor.

¿Es hora de seguir mi vida?
¿Es hora de acabar con las vacaciones en el infierno que yo mismo elegí?

Creo que si, debería volver hacer lo que amo, debería...

Tan solo debería.

Mi cuerpo se exalta en cuanto el ruido de la puerta se hace presente. Sé que ella, tal vez sabe que estoy aquí, que la he estado esperando, y no sé para qué.

Pero no quiero verla, no tengo el valor suficiente para mirarla a los ojos y desplomarme en llanto. No tengo valor para mirar sus labios, con huellas otros besos.

Tiana... No tengo valor.

Y pego mi frente en la puerta, con la cabeza agachada.

Quisiera un abrazo suyo.

—Isaías, sé que estás ahí —su voz es rasposa y la reconozco, quiere llorar o quizás tenga alguna gripe—. Solo quiero saber que estás bien, oh cielo, tengo tanto tiempo sin verte...

Su pausa alargada llega con un soplo de amargura, y un gemido doloroso delata lo que siente.

Quizás aún me quiera.

—Sólo... Respondeme, necesito escucharte, necesito...

Que cobarde eres Isaías.

—Sólo... Si necesita y puedes hablarme, llámame o búscame, por favor.

El roce de unas lágrimas caen en mis pies por mantener la cabeza baja. Me alejo de la puerta y sin más me encierro en  mi cuarto.

Tiana, si estamos destinados a estar juntos, nos encontramos en otro momento, en otro lugar. Cuando podamos amarnos sin límites ni horario.

Pero si no es así, agradezco el hecho de haberme dado todo este sentimiento tan hermoso e incompresible. Agradezco cada minuto a tu lado, agradezco haberte conocido mi hermosa Tiana.

Por ahora sólo te deseo que intente amar lo que haces, o al menos intente disfrutarlo hasta alcanzar tus sueños, hasta hacer lo que te guste y no lo que otros te piden.

Confío que será así.

Puede que encuentre a alguien en camino, puede que hasta descubras que te sientes mejor a su lado, ¿y sabes? Yo me sentiré bien si tu también lo estás. Yo seré feliz porque finalmente tu también lo has sido.

Y sé que soy cobarde por no haber luchado por ti como se debía, por haber renunciado de la nada, por alejarme de ti cuando aún te amo.

Soy cobarde, lo sé, pero un cobarde que te amó y te amará hasta que se pueda, hasta que la mente se canse y el corazón desista.

Y con todo el dolor de mi corazón y mi alma envío ese mensaje con la certeza de que no sólo a mi me va a doler, también a ella.

...

Tiana:

Limpio mis lágrimas más de una vez. Ese mensaje me ha roto, y lo que me duele es que no me haya dejado verle y darle un abrazo.

Todo éste tiempo el trabajo me ha afligido, he estado tan ocupada, que no he visto a mi familia durante dos semanas. Me siento tan sola y vacía.

Fernando es quien ha estado a mi lado, como un amigo. Salíamos y trataba de despejar la mente, pero siempre he pensado en Isaías.

Y hoy, justo hoy Fernando me besa de la nada, le correspondí pensando que era lo mejor, que debería seguir adelante y que ya no vería a Isaías. Pero miré arriba y ví la luz encendida y su sombra alejarse.

Me emocioné tanto, quería verlo, quería decirle que lo extrañé y que al menos fuésemos amigos si no podíamos tener algo más.

Pero sería un acto egoísta pedir amistad cuando ambos nos amamos. Y está claro que tiene razón en lo que dijo, de que no estábamos bien en nuestra relación, de que no había tiempo, había desconfianza y todo eso arruina una relación.

Pero duele. Aún sigue doliendo.

"Te agradezco a ti por permitirme estar a tu lado, por darme ese amor que necesitaba sentir y que creía muerto. Gracias por hacerme reír, por acompañarme en tantas cosas importantes y estar ahí para mi.

Has sido y será el hombre que me hizo sentir bien y feliz. Que me demostró lealtad y Gratitud.
A pesar de que la desconfianza y la falta de tiempo arruinó todo, no quita el hecho de que te amé y que aún sigo amandote.

No le pido a Dios que me ayude a olvidarte, le pido a Dios que me ayude a seguir sin tí, pero que nunca muera lo que siento, porque algo tan lindo no puede ser borrado así de fácil.

Si estamos destinados, nos veremos cuando menos esperemos, y todo ésto será solamente un mal recuerdo que quizás nos termine dando risa al recordar esta experiencia.

Cuidate amor mío."

Doy un respiro profundo y envío el mensaje.

Ahora debo seguir luchando por mi sueño, porque no amo lo que hago por dinero, amo el sacrificio que estoy haciendo para llegar a mi meta.