Baile de Navidad- Draco Malfoy

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Nervios.

Esa era la palabra que describía perfectamente lo que Ada sentía en esos momentos.

Una vez más se paró frente al espejo de cuerpo completo, arrugando un poco de tela entre sus manos con nerviosismo, el vestido era hermoso y, según Pansy, le quedaba perfecto. Sus labios lucían un rosa pastel casi imperceptible, sobre el párpado de sus ojos descansaba una sobra de colores cálidos que hacían juego perfectamente con su atuendo.

—Estas perfecta, Ada, no sé por qué te haces tanto problema. —Exclamo la pelinegra apoyada en uno de los pilares de su cama. —Por más horrible que te veas, Draco seguirá gustando de ti. —Rio levemente ante el nerviosismo de su amiga.

—De todas formas, yo no me visto para Malfoy, lo hago por mi. —Dijo mordiendo su labio inferior revisándose nuevamente en el espejo.

—Ni que te fueras a casar ¡es el baile de invierno! No deberías hacerte tanto problema. —Le sonrió cálidamente.

—Supongo que tienes razón. —Respondio devolviéndole la sonrisa a través del espejo. —¿Vamos? Seguro están esperando por nosotras abajo. —Volteo a verla a lo que Pansy asintió.

El vestido color crema no era lo suficientemente largo como para arrastrarse por el suelo, pero si para dejar ver las zapatillas del mismo color de su vestido. Su pelo ondulado color naranja caía hasta sus hombros y no llegaba más allá.

—Ada. —Dijo el rubio en un suspiro que intento disimular.

—Hola. —Sonrio con sus mejillas llenas de pecas enrojecidas.

—Estas... Hermosa, wow. —Exclamo sonriendo levemente.

—Gracias, tu no te quedas atrás.

Ambos caminaron al gran salón de la mano, al entrar al mismo todas las miradas se dirigieron a la, ahora, pelirosa y al ojigris. Para ellos era imposible ver a una persona tan agradable como Ada con el príncipe de las serpientes, Malfoy.

—¿Tan imposible les resulta que haya conseguido pareja? —Le susurro a Draco caminando a donde estaban Theo y Pansy.

—No creo que sea eso. —Dijo mirando a su alrededor al notar que las miradas ya no estaban sobre ellos.

La chica estuvo a punto de preguntar algo pero antes de que pudiera hacerlo llegaron con los otros dos.

—Creo que llegaron justo a tiempo. —Informo la pelinegra viendo cómo entraban los campeones con sus respectivas parejas.

Luego de que los recién nombrados comenzaran con el baile, Malfoy se aclaró la garganta.

—¿Me concedería esta pieza? —Pregunto sonriendo de lado ofreciéndole su mano.

—Seria un placer. —Rio levemente la pelirosa aceptando su mano para luego ir a la pista.

Ninguno de los dos supo en qué momento se encontraron a ellos mismos bailando al compás de la música que tocaba una banda en vivo. Los pies de la chica le dolían de tanto bailar, pero eso era lo de menos en esos momentos. Ambos reían mientras bailaban, simplemente disfrutando el momento, olvidando los problemas externos que solían ocupar sus mentes. Finalmente, el cansancio les gano y fueron a sentarse.

—Voy a buscar algo para tomar. —Informó saliendo del lugar, el rubio.

—Vi como lo miras. —Le sonrió burlonamente la pelinegra sentándose al lado de ella.

—La verdadera pregunta es ¿Quien no lo mira así? —Rio levemente la ojiazul.

—Tu pelo estuvo rosa toda la noche, si Malfoy no se da cuenta que le gustas yo misma le pegaré. —Bromeó.

—Tal vez el no siente lo mismo. —Se encogió de hombros.

—¿Bromeas? Cielos, debería pegarte a ti en vez de pegarle a el. —Rio Parkinson, risa que contagio a Ada.

Luego de unos minutos la pelirosa se encontraba nuevamente bailando con Draco, esta vez, una canción lenta.

—Draco. —Dijo viéndolo a sus profundos ojos grises.

—Ada. —Le sonrió, ella no lo notaba, pero esa forma de sonreír era exclusivamente para ella.

—Debo decirte algo. —Su voz no tenía una pizca de nerviosismo, sabia ocultar muy bien eso. —Me gustas. —La chica siempre solía ser así de directa cuando se lo proponía. —Me parece perfecto si no sientes lo mismo, puedo seguir con mi vida tranquilamente. —Hizo una pausa para pensar lo que había dicho. —De hecho, no, no podré hacerlo, pero podré pretender que estoy bien con tu rechazo.

—Seria bueno que dejes de asumir cosas que no son ciertas. —Rio levemente el ojigris. —Ada, por supuesto que me gustas. —Admitio posando su mano en la mejilla de la chica y acariciándola levemente. —Me sorprende que no lo hayas notado.

—Bueno, no soy Trelawney para verlo en la bola de cristal. —Bromeo.

—No, claramente no eres ella. —Sonrio acercándose lentamente a la pelirosa.

La mano de la chica dejo el hombro de Draco para dirigirse a la mano del mismo que reposaba sobre su mejilla, la cercanía entre ellos era algo maravilloso para Ada, podía oler perfectamente el perfume del rubio, podía notar el brillo en sus ojos grises, un brillo especial, esos ojos nunca habían expresado tanto amor como en ese momento. Lentamente los labios de la pelirosa se separaron levemente y una vez que Malfoy los capturó con los suyos, sintió realmente las famosas mariposas en el estómago revoloteando, tal vez no eran mariposas lo que sentía Ada, más bien era una estampida de centauros.

Malfoy sintió como los labios de la chica se movían torpemente, una leve sonrisa se colo en medio del beso al notar que era su primer beso.

Estaban tan sumergidos en su mundo que no notaron como a su alrededor parecía haber parado al verlos besándose, algunos con asombro y varios con envidia. Eso no impidió que ambos siguieran en su nube, sin nadie a su alrededor.

—Supongo que ahora eres princesa de las serpientes. —Dijo en un susurro al separarse el chico. —No te queda tan mal ese título. —Sonrio de lado poniendo su frente sobre la suya.

—No me desagrada. —Le devolvió la sonrisa cerrando sus ojos por unos segundos disfrutando de la cercanía de ambos.

—Luces como una princesa ahora, solo que sin corona, pero no la necesitas. —Bromeo riendo levemente. —Eres hermosa naturalmente.

Ada sonrió y volvió a besarlo abrazándolo por el cuello y con una sonrisa en los labios. Sonrisa que perduró el resto de la noche y el año escolar.





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