MESSAGE IN A BOTTLE

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Capítulo diez (parte dos): You could be the one

El miércoles en la tarde, después del trabajo, Amber y yo nos pusimos de acuerdo para irnos a cambiar rápido y alcanzar a Martin y Natalie. Lo bueno era que Amber pasaría por mí, sino llegaría al final de la cita.

Cambié mi falda por un pantalón de mezclilla, mi camisa por una blusa holgada de color lila y los incómodos tacones por unos converse. Aproveche el tiempo que me sobraba para arreglar mi cabello, ya que era un caos. Escuché el timbre y salí corriendo hacía la puerta, cuando abrí Amber se estaba terminando de poner su característico labial rojo.

—¿Lista? —preguntó mientras guardaba el espejo en su bolso.

—Sí —la observé—. Parece que la que está a punto de tener una cita eres tú.

Llevaba un vestido amarillo, unos tacones bastante altos y su cabello rubio se encontraba ondulado. ¿Cómo le hizo para alistarse tan rápido?

—Ay, no exageres —rodó los ojos. Yo cerré la puerta del departamento—. Además, uno nunca sabe, a lo mejor me encuentro con Edward allá.

No dudaba ni un poco que lo hubiera invitado, pero esperaba que no porque no estaba de humor para hacer mal tercio.

Ya nos encontrábamos saliendo del edificio cuando Amber empezó a darme varios toques en el brazo, parecía desesperada.

—¿Qué pasa?

Hizo un gesto y después seguí su vista. Entonces lo entendí, Matthew venía hacía nosotras, traía dos vasos en una charola y una bolsa de papel. Se acercó a nosotras y me sonrió.

—Hola Jade, hola Amber.

—Hola —dijimos las dos.

—¿Vas a salir? —me preguntó.

—Bueno...

—No, no —interrumpió mi amiga—. Solo me acompañaba hasta mi coche.

—Eso quiere decir, ¿qué puedo invitarte una malteada?

—Por supuesto —contestó rápido Amber—. Nos vemos mañana en el trabajo.

Se despidió de mi fugazmente y desapareció de nuestra vista en su auto negro. Ni me dejó hablar... ¡Y me había dejado con Matthew!

Giré sobre mis talones, miré a Matthew, quien parecía feliz.

—¿Qué te parece si vamos a la azotea del edificio y platicamos?

—Es buena idea.

...

Tomamos asiento en unas sillas que encontramos ahí arriba y estuvimos en silencio mientras comíamos. Observábamos las luces de la ciudad. Todo se veía tan hermoso y el momento era perfecto, en especial por la compañía.

Matthew pareció ver algo en especial porque comenzó a contar sobre un viaje con su familia cuando él era pequeño. Estuvimos riendo por varios minutos, lo que atraía varias miradas curiosas de los que se encontraban a nuestro alrededor. A Matthew parecía no importarle, y en ese mismo momento tuve una lección de vida muy importante. También recordé a Jason, como solía molestarle cuando yo llamaba la atención de los demás por algo sin sentido y que no entendía del todo su reacción. Ambos eran muy diferentes.

—Ah, antes de que se me olvide —dijo—. Quiero preguntarte algo.

—Dime.

Nos vimos a los ojos, y ahí se encontraba otra vez aquel brillo en sus ojos que tanto me gustaba.

—¿Te gustaría acompañarme a un evento? No quiero ir solo, sería muy aburrido.

Aun hipnotizada, contesté, sin tomarle importancia a mi respuesta.

—Claro.

—¿En serio? ¡Fantástico! —sonrió.

—¿Cuándo será?

—Dentro de un mes. Yo paso por ti, por supuesto, y nos iremos en mi auto.

—Me parece bien.

Estuvimos platicando por otro rato, hablando de música y películas.

Al final, cuando nos dimos cuenta de que ya era bastante tarde, nos fuimos y despedimos frente a nuestros departamentos. Sin embargo, pasó algo inesperado. Matthew me dio un beso en la mejilla.

Estuve toda la noche haciéndome preguntas, demasiadas como para contarlas.

Y, al día siguiente después de escuchar la maravillosa cita de Martin, por fin pude aceptar que sentía algo por Matthew Gray Gubler.

R E D // Matthew Gray Gubler ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora