ENCHANTED

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Capítulo diecinueve (parte dos): Please don't be in love with someone else

La mayoría de los del grupo ya estaban ebrios, el peor era Ian ya que comenzaba a decir muchas cosas sin sentido. Becca, que ahora ella y yo queríamos tomar el engaño de nuestro ex como algo bueno y hacernos amigas, intentaría llevarlo a casa. Por otro lado, agradecía que ni yo ni Matthew tomamos tanto y ninguno tendría que pasar por eso.

Cass, al igual que Liv, apenas podían caminar. Edward y Martin no bebieron, así que estaba más tranquila por Natalie y Amber, sin embargo, mi mejor amiga seguía siendo un peligro al estar ebria.

Cada quien tomó su camino. Matthew me detuvo antes de subir al auto, sonrió al ver mi rostro confundido.

—¿A dónde crees que vas?

—A casa —respondí extrañada.

—Lamento decepcionarte, pero la noche todavía no termina para nosotros dos.

No sabía muy bien cuales eran sus planes, pero dejé que él nos llevara a donde quisiera. Sabía que estaría segura a su lado y sería lo mejor si él estaba conmigo, por eso no me importaba tanto el destino.

Antes, hubiera odiado tanto admitir que lo veía... o el simple verlo. Sin embargo, ese momento y nuestra historia era diferente, lo miraba sin sentirme juzgada por mi misma y sabiendo que él también me amaba. Lo miraba como si él se tratara del hombre más maravilloso en el mundo. Y, hay que admitirlo, la canción que sonaba de fondo no ayudaba a mis pensamientos más cursis.

Me sentía la mujer más afortunada del mundo por el simple hecho de estar junto a él.

...

Cuando era adolescente y pensaba en las citas que podía tener con el chico que me gustaba, pasaban millones de escenarios.

Pero nunca el lugar que se encontraba frente mío.

Jamás se me había ocurrido en una heladería... o tal vez sí, aunque no a esas horas de la noche, menos si esta se encontraba casi vacía por excepción de los empleados y, por supuesto, nosotros dos. Supongo, que era uno de los pocos privilegios de que Matthew fuera el dueño de la sucursal.

—¿No te parece algo cruel tener a tus empleados despiertos a esta hora? —bromee.

—No porque hoy estuvo cerrado.

—¿Horas extras? Eso es peor.

—No si te dijera cuanto les voy a pagar por esto.

Entramos al lugar, luego una chica nos dio la bienvenida y llevó a una mesa reservada. La luz era tenue, en la mesa había velas pequeñas y unos cuantos pétalos rosas.

—¿Y todo esto? —pregunté mientras tomaba asiento—. ¿Qué celebramos?

—No seas impaciente —sonrió—. Pronto lo sabrás.

Un joven nos llevó dos vasos con helado, el mío de vainilla que era mi favorito y el de Matthew era de chocolate. No pude aguantar más la tentación y terminé por agarrar una gran porción de helado con la cuchara, era el mejor que había probado en mi vida.

—No te había visto tan feliz por comer helado.

—Me encanta.

Matthew tomó mi mano por encima de la mesa, mi corazón se detuvo de pronto.

—Esa felicidad que sientes ahora, es la misma que yo siento cada vez que estoy contigo.

Era lo más bonito que me habían dicho en mi vida. No supe que contestar, por eso me acerqué a él y lo besé.

Sus labios sabían a chocolate, y eso provocó que nuestro beso durara más de lo planeado.

Me separé y lo vi a los ojos, estuve embobada por unos segundos observándolos, aun intrigada por el color de estos.

—Te quiero demasiado, Matthew. No hay palabras para expresarlo.

—Jade, no tienes idea de lo mucho que significa para mi que me digas esto.

—Ya no quiero guardarlo más —sonreí—. Soy muy feliz desde que te conocí.

—¿Quieres ser mi novia? —soltó de pronto.

Puse mis manos en sus mejillas y besé varias veces sus labios.

—¡Sí, sí quiero!

Estaba bastante emocionada y feliz. En especial porque tenía ese lindo presentimiento de que las cosas mejorarían después de esa noche. Al fin todo estaba en donde se suponía debía estar desde el principio.

R E D // Matthew Gray Gubler ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora