I BET YOU THINK ABOUT ME

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Capítulo quince (parte dos): Mr. Superior thinking

Desde la visita inesperada de Jason no miraba a Matthew, lo cual me hacía extrañarlo demasiado.

Un día, al salir del trabajo, toqué la puerta de su departamento un par de veces, pero parecía que no había nadie. Unos días me levanté más temprano para ver si de casualidad nos encontrábamos en el elevador, o tomaba asiento por horas en el pasillo por si lo veía pasar... Lo cual ninguna de las dos pasó.

El jueves antes de irme a dormir —dos semanas después— puse la alarma un poco más temprano para que me diera el tiempo necesario de bañarme, alistarme y además hablar con el conserje del edificio. Esto no sirvió de mucho, casi salí corriendo del departamento, aun así hice una parada con el encargado.

—Buenos días —saludé con una sonrisa.

—Buenos días, señorita Armstrong.

Por lo regular, Boyd —el conserje— solía saludar a los inquilinos con el nombre, pero a mí no. Supuse que se debía al enorme cariño y respeto que le tenía a mi padre por aquella vez que le salvó la vida cuando me visitó hace un par de años. Cada que podía, decía que mi padre era el mejor doctor del estado. Lo cual era cierto.

—¿Cómo ha estado?

—Muy bien, gracias. ¿Y usted?

—De maravilla —Miré como guardaba un par de papeles—. Una pequeña pregunta, si no es molestia.

—Claro que no. Dígame.

—¿No sabe si el señor Gubler se ha mudado del edificio?

Cerró con seguro el cajón, luego me miro.

—No, todavía vive aquí. ¿Por qué? ¿Es amigo suyo?

—Sí, y tiene varios días que no lo veo.

—Los días que me toca guardia de noche lo veo llegar muy tarde y se va temprano por las mañanas. ¿Quiere que le deje algún recado?

Negué con la cabeza y le sonreí, aunque por dentro sentía mi corazón romperse en cientos de pedazos.

—Gracias, Boyd. Me tengo que ir, nos vemos.

—Adiós, señorita.

Estreché su mano y salí del edificio, esperando no llegar tarde al trabajo.

...

—Es un idiota —Amber negó—. En serio, no puedo creerlo.

No había pronunciado palabra alguna desde que tomé asiento frente a ella. Martin estaba con Natalie, su novia, así que no tenía idea de lo que hablaba. Solo me senté y Amber empezó a soltar toda clase de maldiciones.

Levanté la vista de mi comida.

—Si dijeras de qué hablas, tal vez te apoyaría.

—¿No sabes qué pasó? —preguntó confundida.

—No.

Sacó su teléfono de su chaqueta y movió sus dedos con bastante rapidez. Al encontrar lo que buscaba, lo extendió hacia mí. Con desconfianza lo tomé y comencé a leer, mis ojos se abrían más y más a medida que leía.

—¿Verdad que es un idiota?

No daba crédito a lo que estaba leyendo.

—No puedo creerlo —susurré.

—Créelo, es bastante real —soltó un suspiro—. Agh, me da tanto coraje.

Dejé su celular en la mesa, ambas nos quedamos en silencio por un largo rato. Yo trataba de entender aquella publicación de Facebook y lo sucedido de las últimas semanas. Usar las palabras que dijo Amber, era quedarse corto. Martin detuvo nuestros pensamientos en cuanto se sentó con nosotras.

—¿Qué pasa? —preguntó mirando a ambas—. Parece que acaban de ver a un muerto.

—¿Tú tampoco te enteraste?

—No sé de qué hablas.

Recordé sus palabras tan lindas que había creído en una fracción de segundo y las comparé con sus acciones, no tenían ningún sentido.

Antes de que Amber repitiera el proceso del celular, hablé, mi voz se escuchaba dolida y al borde del llanto, reacción que no comprendía.

—Jason se va a casar con Rebecca.

Ambos me vieron. Sentí una lágrima resbalar por mi mejilla, la cual limpié molesta.

—¿Qué? Pero... Hace unos días te dijo que te amaba.

—Era mentira, como de costumbre.

—¿Y por qué lloras? —observó Amber.

—Porque parece que a Jason le fascina mentirle a la gente —pase el dorso de mi mano por mi mejilla—. Y por Rebecca.

—Tú se lo advertiste.

—Lo sé, pero eso no importa ahora.

Me levanté de mi asiento y fui a seguir trabajando. Lo que Jason hiciera o dejara de hacer con su vida importaba muy poco, lo que me molestaba de la situación era el que se llevara a alguien más entre todo su desastre. Sí, Rebecca era tan responsable como Jason en lo sucedido el día de mi cumpleaños, pero eso no significa que quisiera verla sufrir a ella también.

Y por el otro lado se encontraba Matthew, presentía que las cosas no estaban tan bien entre nosotros y odiaba no poder hablar con él para arreglar ese problema que ni yo entendía.

...

Aproveché que al día siguiente no iría a trabajar y al llegar al edificio me quedé sentada enfrente de la puerta de Matthew, estaba cansada de evitarnos por algo que no lograba entender. No importaba el hambre o el sueño que tuviera, esperaría con paciencia a que él llegara.

Aunque claro, no planee del todo bien y me quedé dormida. Sin embargo, el sonido del elevador funcionó como alarma y me despertó. Matthew en cuanto vio que estaba ahí su rostro palideció. Era el momento, ni él podía escapar, ni yo fingir que todo estaba bien con nosotros dos.

R E D // Matthew Gray Gubler ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora