R E D // Matthew Gray Gubler ✔

STAY STAY STAY

Capítulo diecisiete: I think that it's best if we both stay

Matthew:

Me sorprendía la manera en que contaba su historia con él, creí que en cualquier momento lloraría, pero no lo hizo, aunque sus ojos se cristalizaron por unos segundos.

Dolía verla así, se notaba que Jason fue alguien especial en su vida y odiaba que le hubiera hecho daño.

—Lo siento, Jade —susurré cuando terminó de contar su historia—. En serio.

—No pasa nada —me sonrió—. Ya es historia.

Sabía que era mentira, de una manera u otra la traición de su ex le seguía doliendo y era entendible.

Jade me vio y sonrió, amaba cuando lo hacía, mi corazón se aceleraba y pensaba que no existía imagen más hermosa y perfecta que esa.

—Es tu turno —dijo.

Di un largo y cansado suspiro, ahora no tenía escapatoria.

*

Eran vacaciones de navidad, dos años atrás.

Stephanie y yo llevábamos tres años siendo novios y teníamos planes de casarnos en un par de meses. Ella era muy importante para mí, y no podía esperar más para que fuéramos marido y mujer. Así que se me ocurrió irnos a algo parecido a una luna de miel, de todas maneras, era muy poco probable que tuviéramos una después de la boda.

Elegimos Hawái porque Stephanie siempre quiso ir, desde que comenzábamos a salir me contaba que ahí se conocieron sus padres. Pensaba que era un lugar especial y los grandes amores debían ir para "ponerse a prueba". Yo acepté por el simple hecho de verla feliz, no importaba a donde fuéramos, siempre y cuando estuviera con ella.

—¡No puede ser! —gritó con emoción cuando le mostré los boletos—. ¡No es broma, ¿verdad?!

—Claro que no. Iremos a Hawái.

—¡Te amo!

Me abrazó y lleno de besos mi rostro. Reí por su actitud tan efusiva, aunque mi corazón se encogía de ternura.

—Creo que lo mejor es que vaya a hacer maletas —dijo—. No quiero que perdamos el vuelo.

—El vuelo es el viernes, amor.

—Lo sé, pero no hay que perder el tiempo.

La atraje hacia mí, abrazándola por la cintura, y le di un pequeño beso en la mejilla.

—De acuerdo. Nos vemos el viernes.

—Adiós. Te amo.

—Te amo.

...

La esperaba impaciente en el aeropuerto porque se rehusó a que pasara por ella. Miraba el reloj cada dos minutos, estaba bastante nervioso, faltaba muy poco para irnos y Stephanie no llegaba aún. Comenzaba a preocuparme.

En eso, la veo. Llevaba su cabello rubio amarrado en una coleta y sus ojos azules estaban ocultos por unos lentes de sol. Se miraba hermosa, aunque si se lo mencionaba ella diría que alucinaba porque estaba con ropa "fachosa".

—Perdón por la tardanza —dijo, después de que nos saludamos—. Mi madre no quería dejarme ir todavía.

—No hay problema.

Tomamos asiento y esperamos a que anunciaran nuestro vuelo. Mientras, ella hablaba de todo lo que podíamos hacer una vez que llegáramos, yo solo la escuchaba y asentía a cada cosa que decía.