EVERYTHING HAS CHANGED

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Capítulo ocho: All I know is a simple name

Acababa de llegar del trabajo, al fin existía un día en el que salía temprano y planeaba disfrutarlo.

El ascensor se abrió, caminé hasta mi departamento, mientras en mi cabeza elegía la serie que seguía de ver. Mis planes eran tomar un baño, ponerme mi piyama y mirar una serie mientras comía lo que fuera que encontrara en mi refrigerador.

Saqué las llaves de mi bolso y traté de ponerla en la cerradura, pero por alguna razón se me cayó. Maldije en voz baja mientras me agachaba para recogerlas. Mientras abría la puerta, escuché un ruido que provenía atrás de mí.

Giré sobre mis talones, un poco asustada por el ruido. El sentimiento desapareció cuando mire a Matthew.

Durante esos meses casi no nos habíamos encontrado y las pocas veces en las que sucedía era cuando entrabamos al elevador y solo nos saludábamos. Aunque, siendo sincera, agradecía que así fuera porque su presencia me ponía extremadamente nerviosa y hacía pensar en que entre nosotros dos existía cierta química... Y muchas cosas sin sentido.

—Buenas tardes —dije, mientras soltaba un suspiro.

—Buenas tardes. Perdón si te asuste, es que escuché ruidos extraños.

—No pasa nada, no tienes la culpa. Yo estaba distraída.

En mi mente pasó la loca idea de que él se preocupaba de que alguien pudiera entrar a mi casa, ya que por lo regular yo llegaba pasadas de las nueve. Era ridículo.

—No pensé verla tan temprano.

—Hoy es uno de esos días extraños.

Por alguna razón, quise invitarlo a ver películas conmigo, platicar con él y conocer más allá de su nombre. Sin embargo, no sucedería, porque ya sabía hacia donde se dirigía todo eso y me encontraba de maravilla manteniendo distancia con los sentimientos amorosos. Tal vez, algún día, cuando no estuviera tan nerviosa lo invitaría a un café; podíamos ser amigos.

—Bueno —hable aun nerviosa—, te dejo. Supongo que tienes cosas que hacer.

—Si, claro —dijo no muy convencido—. Nos vemos.

Me despedí agitando mi mano y entré con rapidez al departamento, sintiendo como mi corazón latía con velocidad.

...

—Espera... ¿Qué?

El día siguiente me encontraba con mis amigos almorzando. Estuvimos conversando de nuestra tarde lejos del trabajo, pero a mi se me escapó lo sucedido con Matthew. Cabe recalcar que Amber lo miró un día y casi se le salía la baba, lo cual empeoro cuando ambos se presentaron.

—¿Por qué no me dijiste que tenías un vecino tan sexi? —preguntó esa tarde.

—Amber.

—¿Qué? Es la verdad. ¿No sabes si es soltero?

No entendía porque se me había escapado decir eso. Ahora tenía que escucharla hablar de su sonrisa y sus hermosos ojos... Incluso, sus pensamientos de una posible primera cita.

Martin no habló y siguió comiendo de sus papas, y Amber dejó su hamburguesa en la mesa.

—Eso que escuchaste.

—Déjala, Amber —habló Martin.

—Es que, no lo puedo creer. Yo hubiera estado todo el día y toda la noche con ese bombón —Rodé los ojos—. Jade, no me hagas esa cara.

—¿Qué quieres que te diga?

—No lo sé. A no ser que —me vio fijo—. Te gusta, ¿cierto?

Hice una mueca y le di un sorbo a mi bebida, no quería hablar de eso. Solo yo tenía la respuesta y era capaz de pensarla antes de dormir.

—Por favor, Amber —habló nuestro amigo—, ¿apenas te diste cuenta?

Nos quedamos en silencio por un rato.

—¡¿Qué?! —dijimos las dos al unísono.

—Es que es muy obvio —se encogió de hombros.

A mi no me gustaba Matthew, o eso esperaba. Únicamente, llamaba mi atención, porque ciega no era. Pero eso no lo iba a admitir en voz alta.

—Bueno, si es así, las cosas cambian —puso un dedo en la mesa—. Pido ser dama de honor en la boda.

Eso ya parecía una locura.

—Amigos, no es por arruinarles sus planes o sus teorías, pero déjenme decirles que él no me gusta. Lo juro.

Amber sacó el aire contenido y Martin miró al cielo.

—Adiós a mis sueños de planear una boda —mencionó la rubia con tristeza.

—No. Aún queda Martin.

Sus ojos se iluminaron y comenzó a realizarle preguntas sobre lo sucedido el día pasado con la chica del departamento de marketing. Por mi parte, lo agradecía, aunque mi amigo no tanto y eso se notaba por el color de sus mejillas.

...

Esa tarde también salimos temprano. Y me encontraba repasando lo mismo cuando llegué al edificio.

Parecía que el día se había reiniciando, porque se me cayeron las llaves otra vez y la puerta del departamento de Matthew se abrió.

—Parece que se nos hará una costumbre —dijo después de saludarnos.

—Creo que sí.

Entonces, sin pensarlo, levanté la vista e hice la pregunta que no quería hacer.

—Matthew, me preguntaba si... —sentí mis mejillas ruborizarse—. ¿Tienes algo que hacer?

Me miró por unos segundos, los cuales me parecieron eternos y empeoraba mi nerviosismo.

—Por ahora, no. ¿Por qué?

—Haré un pequeño maratón de películas. ¿Te gustaría acompañarme?

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N/A: Lo iba a publicar después, pero ya no pude esperar más.

Espero que les haya gustado tanto como a mi al escribirlo :D

Gracias por sus votos y comentarios, me motivan a seguir escribiendo ♡

R E D // Matthew Gray Gubler ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora