- Valen- llamé luego de seguirlo de cerca hasta el techo, sin que me dirigiera la palabra, cabe recalcar.
Él me ignoró y caminó hasta la baranda, donde giró su vista hasta el cielo nocturno. Suspiré cansado y me acerqué a él.
He estado tratando de hablar con él desde que terminamos de comer, donde tampoco me habló. Apenas y se dignó a mirarme de vez en cuando.
- Valen, habláme de una vez- le supliqué, dejando mi orgullo bien guardado.
- ¿Cómo está Mateo? Oí que tuvo un accidente en la cocina- me preguntó aún sin verme y con una voz neutra.
- Está bien, fue más la impresión que el daño en realidad, aunque sí sangró bastante, pero sobrevivirá- respondí.
- Oh, que bueno- dijo con un suspiro.
- Valen, siento lo que pasó hace un rato, yo en serio no creí que te enojarías tanto- solté siendo 100% sincero-, es solo que estuviste rechazándome toda la semana, solo quería darte de tu propia medicina. No sabía que Teo iba a burlarse tanto, lo siento mucho- terminé, completamente avergonzado y con un puchero.
- ¿Rechazándote? ¿De qué hablás? Si toda la semana he querido besarte hasta que te falte el aire- ahora sí se giró en mi dirección, con un gesto completamente confundido.
- ¿Qué? Pero si he estado insinuándome toda la semana y vos ni bola me dabas- dije más confundido yo.
- Porque creí que bromeabas por el asunto del techo, geniecillo, de haber sabido que era en serio te empujo en el primer lugar privado que encuentre y te beso hasta olvidar mi nombre- dijo mostrando ahora frustración.
Soltó varios gruñidos y maldiciones, alejándose unos pasos de mí y agarrando su pelo mientras soltaba su biblia de groserías.
- Me parece que debemos empezar a comunicarnos más, o habrán muchos malentendidos entre nosotros- dije con un suspiro de frustración.
¿Quién lo hubiese dicho? Después de todo no se hacía el difícil, solo no sabe leer entre líneas.
- Estoy de acuerdo con eso- dijo ahora un poco más calmado, pero con su mirada perdida en el piso.
Yo me acerqué a él y me recosté en su hombro. Y así nos quedamos por un rato, en paz, pero mi corazón latía tan rápido que parecía que hubiese corrido una maratón.
No dijimos nada por un buen rato, hasta que, como siempre, a Valentín se le ocurrió empezar a bromear y romper la calma existente.
- Entonces te me estabas insinuando, ¿quién iba a decir que con esa cara de ángel ibas a ser tan descarado?- al final soltó una sueve risita.
Yo me alejé de él y le pegué en el brazo, frunciendo el ceño con fingida molestia.
- Y lo dice el que acaba de admitir que quiere besarme hasta olvidar su nombre- solté ahora yo, entrecerrando los ojos en su dirección.
- Ya, pero yo no tengo cara de ángel, cariño- dijo sonriendo en mi dirección.
- Es cierto, tenés cara como de culo- me burlé viendo como su ceño se fruncía en mi dirección.
- Las vas a pagar Manuel, las vas a pagar- dijo en un tono falsamente amenazador, acercándose a mí.
- Solo si me atrapas- le dije riéndome y empezando a correr, con él detrás mío.
No nos importó el ruido que podíamos hacer, ni que nos atraparan, ni que éramos dos mayores de edad jugando como niños chiquitos.
Solo éramos Valentín y Manuel, corriendo en el techo de un hospital como dos niños chiquitos y riendo como desquiciados.
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San Maximiliano (Wosplik)
FanfictionManuel es enviado por sus padres al hospital de rehabilitación San Maximiliano, luego de que estos descubrieran la marihuana que escondía en su habitación. Ahí conocerá a Valentín, un paciente "modelo", pero que recae cada vez que lo dejan salir. El...