¡Escondete!

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Zoe

Caminé rápidamente por los pasillos de la escuela hacía el respectivo salón de clases, estaba yendo tarde gracias a la insípida tarea de calculo ¿A quién le gustaba esa materia?

Estaba sudada y mi uniforme tenía una mancha de pasta dental, llegué al salón y la puerta ya estaba cerrada, me asomé por las ventanas del salón y el profesor ya se encontraba dando su clase, genial, ahora no entraría hasta el módulo siguiente.

Caminé hacía los baños para arreglar el desastre que era mientras esperaba que la clase terminara, entré y saqué un estuche de mi mochila, saqué un pequeño peine y me hice una coleta alta, lo guardé y tomé el perfume, el sudor no me echará a perder el día.

Oí una voz en uno de los cubículos, juraría que había oído esa voz antes.

—¿Entonces nos vemos a las siete?

Escuché seguido de una risa, alguien se la pasaría bien hoy.

—¡Mateo! Eres un tonto, mejor dime ¿Qué película veremos?

Dejé de arreglarme las pestañas cuando escuché el nombre y traté de agudizar el oído ¿Sería mucha coincidencia que sea mí Mateo? Bueno... El Mateo que conozco.

—Si, tonto, nos vemos ahí.

Rápido comencé a guardar mis cosas y como lo imaginé, Laura salió del cubículo con una sonrisa que se convirtió en una mueca en cuanto me vió ¿Por qué no le agradaba? Ni siquiera me conocía.

—Hola.—Dije mirándola por el espejo mientras ella se lavaba las manos.

—Ho-ola.—Respondió el saludo tartamudeando un poco ¿Por qué siento que la intimido?

—¿No tienes clase?

—Si... Solo necesitaba atender una llamada.

—Ya veo... Te dejo, linda.

—Laura, mi nombre es Laura.

—Lo sé, pero yo te considero linda.

—Oh... Lo siento.

Solté una risita y le guiñé el ojo por el espejo, seguido a eso salí del baño. Laura era una chica bonita, lucía tímida y algo introvertida, era simplemente linda... ¿Por qué tenía que fijarse justamente en Mateo?

La campana sonó mientras recorría los pasillos, indicando que había acabado el módulo, el sonido me sacó de mis pensamientos pero volví a ellos apenas tomé asiento en mi pupitre, no dejaba de pensar en que tal vez Laura era la indicada para Mateo... En que tal vez debería dejar las cosas seguir su curso.

Necesitaba confirmar que ellos eran el uno para el otro, necesitaba saber si en verdad valía la pena luchar por Mateo o simplemente dejarlo ir.

Tenía que verlos juntos... Y tendría un pelirrojo cómplice.

El tiempo pasó sin darme cuenta, de repente ya me encontraba ensimismada caminando hacía la cafetería, un brazo alrededor de mis hombros me regresó al mundo real.

Volteé la vista y era Mateo, los ojos oscuros que deseaba ver.

—¿En qué tanto piensas, Zo?

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