CAPÍTULO XXXVI . El destino hace su parte

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   - ¿Qué le hicieron a Bob? -Fue la frase con la que Nancy canceló súbitamente su euforia por el alejamiento de los narcotraficantes-

- ¿Bob? ¿Quién es Bob? –Preguntó Anna para alertar a Nancy sobre su indiscreción-

- Quiero decir Zac, es así como le digo a Zac, es una broma de... compañeros de trabajo, ¿qué hay de él?

Nancy fijó su vista en Guillermo.

- Está bien, pero sigue en la gruta, poco antes de irse los narcos lo quisieron sacar, pero él no quiso salir y ellos no quisieron bajar porque le tuvieron miedo.

El caso es que yo lo escuché bien y lleno de energía.

- ¿Se lo van a llevar a México para entregarlo a la embajada? –Nancy continuó preguntando-

- No lo sé, pero dudo que los de seguridad quieran arriesgarse a sacarlo de la gruta, porque no están en condiciones de poderlo controlar.

- Entonces vamos a liberarlo antes de que llegue el helicóptero con más gente, no es correcto que lo estén tratando como si fuera un delincuente.

Nancy tomó su mochila y comenzó a avanzar hacia la puerta.

Al notar que Anna se disponía a seguir a Nancy, Guillermo la detuvo para pedirle a señas que lo dejara actuar y se apresuró a alcanzar a la rubita.

Su intención no era detenerla, sino alejarse junto con ella de la escucha de Amanda.

- Nancy, tenemos que pensar esto mejor. Aunque los de seguridad no están en condiciones de dominar a Zac aún tiene órdenes de retenerlo.

Si lo sacamos alguien va a salir lastimado.

Lo importante es que Zac no está en peligro y que no le hará ningún daño quedarse encerrado un poco más.

Nancy se detuvo al punto y miró a Guillermo a los ojos.

- ¿Seguro que está bien?

Nancy estaba sinceramente preocupada por su amigo, pero optó por aceptar la validez del argumento de Guillermo.

- Bien y lúcido, mi temor es que salga y se confronte con los de seguridad, porque si ahora no ha salido es porque debe de estar pensando que hay alguien armado vigilando la grieta, pero es seguro que tiene la fuerza para escalar por las grapas que usamos cuando nos quitaron la línea.

- Eso es seguro –Nancy dejó ver un destello de presunción por las capacidades físicas de Bob- ojalá no pase lo que dices.

No me gustaría que lastime a alguien o que lo lastimen.

Nancy sabía que la identidad de Bob era conocida por muchas gentes involucradas con la Operación Aztec Gold, y que era muy posible que su presencia en México hubiera inquietado a más de uno.

Pero aún pesaba en su pecho la posibilidad de que Guillermo hubiera sido indiscreto; así que hecho mano a su honesta practicidad para preguntar sin tapujos.

- ¿Por qué les dijiste que era de la C.I.A.?

- No güerita, no les dije nada, yo también me hago cruces de cómo es que se enteraron.

- ¿Crees que piensan hacerle daño?

- Pues... si hubieran pensado dañarlo lo hubieran hecho hace mucho.

Pese a la seguridad con que Guillermo expuso sus ideas, Nancy no atinaba a sentirse tranquila.

- Memo ¿crees que podamos ayudarlo a que se esconda para que no se lo lleven?

EN EL CERRO DE CUATRO CARASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora