C i n c o.

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Creí que al llegar a Londres no volvería a contactar con Harry pero fue todo lo contrario, era curioso y hasta ridículo pensar que él vivía en Londres y jamás me lo lo había topado antes. Todo parecía ser obra de un mágico destino. Aún me costaba creer que él era más que un conocido, pero lo difícil no era asimilar que había hecho amistad con una celebridad, lo que no me podría creer es que cuando estaba con él era como si hablara con Ian o cualquier otra persona común y corriente, podía olvidarme fácilmente que él era una figura pública. Aunque siempre había algo que en cierto punto me recordaba lo lejos que él seguía estando de mí, sin importar que ahora fuéramos relativamente cercanos, a pesar de todo él seguía siendo una estrella que justo se encontraba en el ascenso a la cumbre de la fama y él éxito. Eso tampoco era fácil de digerir.

De cualquier modo, un par de días antes de año nuevo Harry me invitó a almorzar a un restaurante de comida italiana. Y aunque me planteaba una y otra vez todo eso de que él era una celebridad, seguía siento extraño para mí salir con él en esas condiciones, yo seguía sin empleo y a esas alturas de las fiestas decembrinas me iba a ser imposible conseguir uno, y aunque yo insistía en pagar mi parte Harry siempre terminaba pagando todo, y no era que él me invitara a lugares caros o lujosos, simplemente no quería que él o la gente del alrededor pensara que me aprovechaba de su posición. Además de que siempre insistía en pagar mi parte, así fuera un café o una comida completa, Harry se preocupaba por buscar lugares donde sirvieran platillos vegetarianos para mí, y él comía lo mismo que yo ordenaba.

Me negué a que pasara por mí ese día, ya era demasiado abuso de mi parte así que lo vi en aquel restaurante italiano que parecía bastante sencillo pero hogareño. Estaba en una zona tranquila, no había mucha gente y aunque Harry no lo expresara, sabía que él agradecía aquella paz.

Lo divisé a pocos metros de llegar a la entrada del lugar, era imposible no identificarlo, aún a lo lejos y a pesar de mi vista defectuosa. Estaba con la vista enganchada en su móvil, recargado en la pared a un lado de la puerta de entrada. Llevaba un gorro tejido color verde y por encima la capucha de la sudadera gris claro, pero se le escapaban algunos rizos por los lados de ambos gorros. Encima de la sudadera llevaba un abrigo color camello que se veía bastante cálido y cómodo, sus siempre característicos jeans oscuros ajustados y unas botas del mismo tono que el abrigo.

Me tomé unos segundos para recordar lo que yo llevaba puesto, siempre me sentía fuera de lugar, sin importar lo mucho que me esforzara en escoger mi ropa, ese día vestía bastante neutral y mi madre podría llamarlo hasta gótico, negro de los pies a la cabeza a excepción de mi abrigo color verde aceituna.

Me eché a andar hasta llegar a él, cuando finalmente se percató de mi presencia sonrió y guardó su teléfono en el bolsillo de su abrigo.

-Eleanor. - exclamó y me envolvió en sus brazos por unos segundos, suficientes para que su aroma fresco y varonil me nublara los sentidos un poco.

-Debiste esperarme adentro. - reprendí alejándome un poco de él. -Está helando aquí afuera. - froté mis manos para tratar de entrar en calor, las llevaba dentro de los bolsillos del abrigo antes de saludar a Harry .

-Estoy bien. - le restó importancia haciendo un gesto con la mano. -Pero vamos, que muero de hambre.

Finalmente entramos y por fortuna nuestra comida no tardó mucho en llegar. Harry atacó su plato en cuanto se lo pusieron en frente.

-Esta lasaña vegetariana está más buena de lo que pensaba. - murmuró más para él que para mí, llevándose otro gran bocado de lasaña a la boca.

- Es mi favorita. - concedí y él me sonrío con la boca llena de lasaña, por extraño que suene no fue asqueroso.

-Eleanor. - mi nombre se escuchaba diferente cuando él lo decía, su acento, aunque británico igual al mío, tenía algo especial.

- Dime...

- ¿Nada de empleo todavía?- preguntó sin mirarme, comenzaba a pensar que aquella lasaña vegetariana era su nuevo verdadero amor, no despegaba la vista ni los cubiertos del plato.

-Nada, y mi madre comienza a presionarme.

-Bueno... - alargó,- hablé con Emily y necesita una asistente. Sé que no es lo tuyo pero podrás ir con nosotros al tour y la paga-

- ¿Qué, Harry? No puedo. -interrumpí y sus ojos verdes me miraron con expectación, soltó los cubiertos y puso sus palmas sobre la mesa.

-Es un buen trabajo, Eleanor.

-Eso lo sé. - repuse. -Pero no quiero que se preste a malas interpretaciones. Yo te considero mi amigo y esto puede ser mal visto... Que tú me consigas un empleo... No creo que sea conveniente. - me exasperé un poco y cuando me di cuenta Harry me miraba divertido, alcé las cejas y él me dedicó una mirada cargada de... ¿ternura?

-Es conveniente. - afirmó y se inclinó con los codos sobre la mesa. -Tú necesitas empleo y Emily necesita un asistente. Es así de simple. - hizo un ademán con ambas manos y se recargó ahora sobre el respaldo de la silla de forma desgarbada.

-No es tan simple. - me crucé de brazos. -Además yo no sé nada de ser representante y relaciones públicas y esas cosas. Yo escribo, no creo que eso sea de utilidad para Em. - protesté a falta de más argumentos que decir.

-Eres una chica inteligente, puedes aprender rápido. Y sé que aunque no es tu "área"- hizo las comillas con sus dedos, -puedes hacerlo bien. Además solo llevarás la agenda y ese tipo de cosas, y con esto podrás conocer gente que te sirva para tu carrera. Son relaciones públicas, Eleanor.

-Harry. - suspiré con un dejo de duda.

Su mirada se clavó en mí y una emoción calentó mi pecho por su insistencia, por lo amable y considerado de su oferta, pero podría malinterpretarse, claro que sí, ya había leído historias parecidas y no quería afectar a Harry, no quería meterme en líos de prensa y esas cosas, pero lo que él decía era cierto. ¡Por Dios! Era Galaxii, podría conocer a mucha gente, gente importante.

Las oportunidades así sólo se presentan una vez en la vida. Era como ganarme la lotería dos veces y a pesar de las dudas, en un pensamiento tuve la resolución más breve de mi vida y tal vez la mejor decisión que pude haber tomado.

-Está bien. Gracias Harry. - musité y alargué mi mano para apretar la suya en forma de agradecimiento.

Sus ojos reflejaron triunfo y satisfacción. -Ahora déjame terminar esta lasaña porque creo que pediré otro plato y uno más para llevar.

Harry me estaba dando una oportunidad que no podría dejar de agradecerle jamás, porque era algo colosal que me abriría muchas puertas, aunque no era precisamente mi objetivo, Harry me estaba dando un gran empujón para estar tan sólo un poco más cerca de mi meta.

Miré con suma atención a mi entonces amigo, que engullía la lasaña como si no fuera a comer otra vez en su vida, sorprendentemente no lucía mal educado ni sucio, simplemente devoraba la lasaña rápidamente. Me sentí como una intrusa al observarlo tanto y mejor le seguí el paso hasta que terminé un plato y medio de lasaña vegetariana. ¿Qué era lo que yo había hecho bien para tenerlo a él y además ahora un empleo que jamás en mi vida habría imaginado? Era una completa locura.

Starstruck | h. s. | a. u. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora