V e i n t i c i n c o.

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El hotel en Nueva York era uno diferente al que nos había hospedado semanas atrás durante la gira, sin embargo, lucía igual de elegante y ostentoso por dentro, me atrevería a decir que inclusive era mucho más costoso que el anterior.

La habitación parecía un escenario de Ana Karenina y era tan extenso como el piso de arriba de la vieja casa de mi madre en Londres. Todos los muebles eran de caoba oscura y se percibía un delicioso aroma a vainilla. Sin mencionar la cama que todo lo que mostraba era una invitación a lanzarse en ella y enterrarse entre las sábanas y almohadas para nunca salir de ahí. Además contaba con ascensor privado desde el lobby directamente hasta la estancia de la suite.

-Esa puerta de ahí - señaló Harry con el índice. -está conectada a mi cuarto. - asentí, aún asombrada por el bellísimo lugar. -Deberías descansar hoy, porque mañana será un día largo. - guiñó y se acercó para besarme la frente en un gesto dulce.

-Gracias Harry.


[...]


-Feliz cumpleaños a ti... - la voz queda se coló en mis sueños sin pedir permiso. -Feliz cumpleaños querida Eleanor, feliz cumpleaños a ti...

La luz proveniente de la ventana me cegó por un momento pero cuando logré ajustar la vista me encontré con la imagen más adorable del mundo; Harry permanecía de pie frente a la cama, con un pequeño pastel entre las manos que tenía sólo una velita encendida sobre él. Cabe añadir que Harry sólo vestía los pantalones del pijama y que su cabello estaba hecho un completo alboroto.

Eché un vistazo al reloj sobre la mesita de noche y este marcaba las siete de la mañana más ocho minutos.

-Te levantaste temprano. - mi voz salió en un susurro ronco e irreconocible.

-Es tu cumpleaños. - sonrió y se acercó hasta sentarse a mi lado, yo me incorporé. -Debes pedir un deseo. - agregó, acercándome el pastel miniatura a la cara para que soplara la velita.

Y en realidad no quería pedir nada más de lo que ya tenía en ese momento, mi vida había tomado un buen rumbo y no podía estar más feliz con ella. No deseaba nada más. Tenía a mi familia; todo se había arreglado con Archie y con mi madre. Tenía a Niklas. Y tenía a Harry; de la mejor manera en que yo podría tenerlo y aunque tiempo atrás habría querido estar con él de una manera diferente, aprendí que nuestra amistad era mucho más que suficiente para mí. Y ahí estaba él, festejando mi cumpleaños conmigo.

-Creo que no deseo nada por ahora. - murmuré y Harry frunció el ceño. -Tengo todo lo que necesito y a las personas que amo conmigo.

-Bien, entonces supongo que sólo debes soplar la vela. - se encogió de hombros y después de reír, apagué la velita. - ¡Perfecto! Bienvenida al club de los veinte. - exclamó en un grito exagerado. -Ven aquí Eleanor veinteañera.

Harry dejó el pastel sobre el buró y me envolvió en sus brazos. Mi cerebro sabía a la perfección que le debía fidelidad y respeto a Niklas, pero mi cuerpo siempre reaccionaba sin mi permiso a Harry. El contacto directo con su piel cálida me provocó un escalofrío que me puso la piel de gallina; su abrazo fue cómodo, suave, acogedor. Su aliento chocaba con la piel de mi cuello y pude sentir levemente el latido de su corazón contra mi pecho; las mariposas en mi estómago se volvieron locas pero traté de controlarlas al instante, no debía perder la cordura, no ahora.

¿Cómo es que mi cuerpo seguía reaccionando de esa manera con Harry? No debía. No debía.

-Feliz cumpleaños Eleanor. - masculló en mi oído. -Te quiero mucho.

Starstruck | h. s. | a. u. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora