T r e c e.

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Nos encontrábamos en una sala de espera para abordar; al llegar al aeropuerto un tumulto evitó que esperáramos en las llegadas internacionales, rodearon a Harry y creí que ambos moriríamos aplastados. No podía creer cómo es que una simple fan pudo provocar semejante zafarrancho; llegó una chica a pedir una foto y en menos de dos minutos ya nos rodeaban quince o veinte chicas que en lugar de ser discretas, atrajeron la atención de más y más personas que querían una foto o un garabato de Harry impreso en algún papel o prenda. Dos hombres de seguridad que se mantenían cerca nos miraron extrañados en cuanto la gente se amontonaba más y más, supe al instante que no reconocían a Harry y que no tenían la más mínima idea de lo que pasaba.

- ¡Por favor! Necesito ayuda aquí. - logré alzar la voz por encima del barullo y gritos de algunas de las chicas.

Un hombre de seguridad se acercó a mí abriéndose paso con brusquedad entre el tumulto. Como pude le expliqué quién era Harry y que si no salíamos rápido de ahí, provocaríamos un accidente. El hombre pidió apoyo de un par de sus compañeros y, prácticamente nos arrastraron entre la gente hasta la sala de espera VIP, prohibiéndoles el paso a las adolescentes histéricas que suplicaban por la atención de Harry. Aún podía escuchar el ruido tras esas puertas, pedazos de papel se introducían por debajo de ella con recados, nombres de usuario de Twitter y demás mensajes dirigidos a Harry. Algunas otras se mantenían pegadas a los pequeños vidrios que les daban una limitada vista dentro del lugar, tratando de tomar una foto de Harry o simplemente observar cada uno de sus movimientos. Era como estar en Big Brother.

El vuelo de Niklas estaba retrasado y la situación de las fans me tenía un tanto nerviosa; me sentía observada y no podía evitar notar cada detalle e intento de aquellas chicas por colarse a la sala VIP. Mientras tanto, Harry lucía tranquilo, enfocando su atención en una de las pantallas de la sala de espera que proyectaban una película que no reconocí.

- ¿En serio Harry?- llamé su atención, ganándome un entrecejo fruncido de su parte. - ¿No te incomoda?- señalé con la barbilla las puertas que custodiaban dos hombres de seguridad.

-Nunca te acostumbras pero ¿qué puedo hacer?- se encogió de hombros. -No me dejarán salir a darles lo que ellas quieren.

Realmente se interesaba por sus fans. Mientras yo temía por mi vida durante el episodio y era empujada contra las paredes y otros cuerpos eufóricos de fans emocionadas, Harry sonreía sin el más mínimo atisbo de fastidio o molestia en su rostro, repartía sonrisas, autógrafos, fotos e inclusive se había permitido charlar brevemente con algunas de ellas en tanto yo intentaba mantener mi vida a salvo.

-Es dulce de tu parte.

- musité, conmovida por su preocupación hacia esas chicas del otro lado de la puerta.

-Yo pienso que... es lo mínimo que puedo hacer por ellas. - dijo lentamente, traduciendo sus pensamientos en palabras que yo pudiera comprender. -Ellas son la razón de que yo haya cumplido mi sueño. Sería estúpido de mi parte comportarme como un cabrón con ellas. - solté una risita por la palabrota que dejó escapar. -Merecen lo mejor de mí.

Lo observé por unos segundos, sus ojos reflejaban la verdad de las palabras que acaban de salir de su boca. Pocas celebridades conocía, sin embargo, Harry era muy diferente a las pocos puntos de referencia que yo tenía para confirmarlo. Y pensé que aquel hombre no podía ser tan real, era imposible que fuera tan bueno y es que en este mundo donde pasan tantas cosas repugnantes con tanta gente que mata a otras personas, que lastima, que es egoísta; uno no cree posible que existan muchachos como Harry todavía.

-Eres uno en un millón. - murmuré y en cuanto las palabras dejaron mi boca me di cuenta que lo había dicho en voz alta.

Desvié mi mirada y de reojo pude ver a Harry sonrojarse levemente, bajar la mirada y negar lentamente con la cabeza.

Starstruck | h. s. | a. u. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora