D i e c i o c h o.

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Eleanor.

El concierto en San Francisco me había dejado completamente exhausta, esos dos últimos días me bastaron para olvidarme de la amigdalitis y de todo mi malestar, me sentía mucho mejor, al menos, físicamente. Niklas no había llamado ni enviado ningún mensaje, no sabía si ya había vuelto de su audición, si ya habría regresado a Viena, o si se encontraría conmigo en Seattle; el plan había sido vernos en San Francisco después de su audición en Los Ángeles, pero en ese momento estaba abordando un avión hacia Seattle y era hora que no sabía nada de mi novio.

Las palabras de Ian me seguían causando dolores de cabeza. Harry, extrañamente, no se separaba de mí desde que enfermé y no había señales de Niklas. Justo cuando me había dispuesto a esforzarme en mi relación, yo misma lo había estropeado todo.

Tirarme sobre la cama era lo único que sonaba bien después del vuelo, incluso había rechazado a Harry e Ian con una visita al bar o una noche de películas. Me lancé sobre la cama, y recordé que hace apenas unos meses yo suplicaba por algo de emoción en mi vida, por enamorarme, por conocer lugares y personas nuevas pero todo me era demasiado complicado. Añoraba volver a mi casa en Londres y pasarme horas tecleando en mi vieja computadora de escritorio esas historias que yo misma imaginaba en mi cabeza, lidiar con las bromas de Kyle, y ayudar a mi madre con los trastes sucios de la cena, eso sería muchísimo más fácil.

Una vez más, un par de leves golpes en la puerta de la habitación me sacaron de mis pensamientos, me levanté con toda la pesadez del mundo y prácticamente me arrastré hasta la puerta para abrirla.

-Hola. - una sonrisa triste se dibujó en el rostro de Niklas al verme.

No supe si se debía a que no lo había visto en un par de días, o que nuestro último encuentro hubiera sido esa pelea absurda pero lucía excepcionalmente guapo; su barba había desaparecido y eso lo hacía verse más joven, vestía una chaqueta de cuero que abrazaba los músculos de sus brazos perfectamente, y sus ojos verdes destacaban de todo lo demás... Sólo Dios sabía cuánto podrían cautivarme unos ojos verdes de esa manera. No podía emitir sonido alguno, estaba embelesada con lo apuesto que lucía aquella noche, hasta que él dejó escapar un gran suspiro, sacó sus manos de los bolsillos del pantalón y se sostuvo con una de ellas sobre el marco de la puerta, negó levemente con la cabeza, aún con esa sonrisa casi inexistente en sus labios.

-Lo siento, Eleanor. - musitó sin mirarme a la cara. Suspiró de nuevo y se reincorporó, esta vez clavó sus ojos en mi rostro. -Fui un completo idiota ¿no es así?- imité su débil sonrisa y con una seña lo invité a pasar, nos detuvimos en medio de la estancia. -La noche que enfermaste, me comporté como un jodido imbécil y de verdad lo siento, tampoco quise gritarte de esa manera la noche que salí para LA, es que... - paró y se pellizcó el puente de la nariz con dos dedos para calmarse. -Yo sé que sientes algo por Harry, me he podido dar cuenta de ello y no sé cómo manejarlo. Tú me gustas, me gustas demasiado y...

- ¿Cómo lo supiste?- murmuré, Niklas me miró y negó con la cabeza levemente, otra sonrisa ahora mayor atacó su rostro.

-Es cuestión de observarte. No es difícil notarlo.

-Niklas, yo lo siento...

-Eleanor, yo quiero intentarlo y quiero que tú quieras intentarlo también. - se detuvo un momento a reír por su elección de palabras pero continuó: -Te juro que no soy ese patán que habló aquella noche, pero desde ese día, desde ese viaje de Londres a San Diego fue que me di cuenta y... Eleanor, dime ¿cómo es que yo podría competir con Harry Talbot?- su expresión lucía herida y me odié tanto en ese momento por hacerlo pensar en eso.

Niklas se sentía igual de inseguro que yo, él creía que Harry de verdad podría fijarse en mí y que yo no dudaría ni un segundo en elegirlo por sobre él, pero lo que más me avergonzó es que tenía razón, yo elegiría a Harry. Y entonces lo miré, puse en perspectiva todo lo que Ian me había dicho en ese sermón; que yo usaba a Niklas para evadir a Harry, para conformarme con algo. Tenía a aquel hombre tierno, jodidamente apuesto e inseguro de sí mismo, diciéndome que no podría competir con Harry Talbot cuando yo estaba viéndolo y no podía encontrar una razón de por qué Niklas no sería tan bueno como Harry. Eran muy diferentes, muchísimo, pero Niklas también era demasiado bueno. Me retracté de haberlo calificado como un tipo común, como alguien que pudiera remplazar a alguien más que yo no podía alcanzar, porque en realidad Niklas era tan bueno como Harry o cualquier otro chico. Niklas era tan lindo, tan amable, tan tierno, tan atento y tan guapo como Harry. Me arrepentí de haberlos comparado, Niklas no se merecía eso y Harry tampoco.

Y en medio de toda aquella atmosfera de realización, recordé algo que solía contar mi madre que su abuela le decía todo el tiempo: "Busca quién te quiera, no a quién querer." Y podía ser verdad, mientras yo me enroscaba en un espiral sin fin sufriendo porque Harry sólo me trataba como a una amiga, y porque nunca se fijaría en mí como algo más, tenía a Niklas queriendo que yo quisiera intentar algo con él.

-Oh Niklas. - me acerqué a él y lo abracé fuerte.

Con dificultad podía rodearlo con mis brazos pero lo apreté contra mí con toda la fuerza que pude, me paré sobre mis puntas y me alejé un poco para tomarle el rostro con mis manos, admirar esos bellos ojos verdes y decirle todo lo que yo pensaba de él, aunque en el camino mis mejillas se tornaran del color más rojo por estarle confesando ese tipo de cosas a un chico, cuando jamás había sido capaz de hacerlo con alguien más.

-Tú Niklas Herrmann, eres guapísimo. - continué, luchando por no desviar mis ojos de los suyos. -Eres gentil, divertido, talentoso y tierno y me gusta tu sonrisa, mucho. - él sonrió más y eso me alentó a continuar aunque estuviera muriéndome de vergüenza. -Me encanta que seas más alto que yo y aunque me gusta que te veas más joven así, me fascina cuando dejas crecer tu barba. Y por si fuera poco, tus ojos te juro que... no lo sé, son algo especial. - sus brazos rodearon mi cintura y sus ojos se engancharon a los míos. -Harry no es competencia para ti, tú eres especial y así me gustas. Quiero intentarlo.

- ¿De verdad?

-De verdad. - concedí, aferrándome a su mirada. -Te prometo que lo haré, no porque quiera olvidarme de Harry con esto, sino porque en serio quiero estar contigo, Niklas.

Y sonrió de tal manera que me perdí en el gesto durante ese instante y todo lo demás desapareció, tal como lo narran en las películas románticas, todo el mundo perdió importancia y sólo era Niklas frente a mí. Quería hacerlo por él y por mí, Harry seguiría siendo mi amigo y yo tendría aquella oportunidad con Niklas, una verdadera oportunidad.

Lo que le siguió fue una larga sesión de besos hambrientos y desesperados y no pude sentirme más afortunada de que aquel hombre estuviera ahí conmigo. Harry iba a quedar en mi mente y corazón sólo como un amor platónico, un amor inocente y pasajero, como cuando te enamoras de Brad Pitt o Leonardo DiCaprio en tu adolescencia, o como el crush que yo sentía por el doctor Shephard. Sólo eso, un deslumbramiento por una celebridad.

Starstruck | h. s. | a. u. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora