Starstruck | h. s. | a. u. ©

V e i n t e.

Durante diez días Ian no les quitó la cámara de encima a los chicos y en ocasiones también a mí. La idea de un primer documental de Galaxii le pareció perfecta a Emily y debido al talento de mi mejor amigo, lo dejaron dirigirlo y también rodarlo, aunque tendría material extra de parte del equipo de los chicos, todo iba viento en popa con su proyecto y él no podría haber estado más feliz.

Niklas seguía en Los Ángeles; Memorex Records quedó encantado con su talento, en esa reunión a la que tuvo que partir sin despedirse de mí, le pusieron el contrato listo para firmar por un álbum que debía empezar a producirse ya. No lo había visto desde entonces, aunque estábamos en contacto todo el tiempo por todos los medios que nos eran posibles. Y precisamente ese día, Niklas llegaría a East Rutherford en Nueva Jersey para visitarme durante dos días antes de volver a Los Ángeles y seguir con la producción de su disco. Estaba hecha un manojo de nervios, lo extrañaba, lo hacía en serio. Todo marchaba bien entre nosotros y por fin pude envolver mis pensamientos sólo en él y nadie más, me sentía orgullosa de mi progreso. Quería hacerlo bien con Niklas, no quería fallarle, quería quererlo.

Fantasías sobre él se habían instalado en mi cabeza y no podía dejar de anhelar que ya estuviera conmigo, deseaba escucharlo hablar con ese acento alemán tan gracioso y que me envolviera en sus fuertes brazos durante la noche, necesitaba compartir un momento así con él.

-Tierra a Eleanor. - los dedos largos de Harry chasquearon frente a mí rostro un par de veces, lo que me sacó de mi ensoñación. -No estás poniéndome atención. - cruzó los brazos sobre su pecho y su labio inferior sobresalió en un puchero infantil que me provocó una carcajada.

-Lo siento, estaba pensando...- las cejas de Harry se dispararon al cielo y se inclinó hacia adelante, dispuesto a escuchar más. -Quiero que Niklas llegue ya. Lo extraño.

En últimos días me había deshinibido por completo frente a Harry sobre cómo me expresaba de mi novio. Eso me había sido de gran ayuda también, decirlo en voz alta para que lo escuchara de mi propia voz y pudiera estar segura de mi relación con Niklas, del cariño que se comenzaba a construir dentro de mí, del deseo tan intenso que tenía por enamorarme de él perdidamente.

-Lo has dicho ya un par de veces. - resopló. Su espalda se estampó de nuevo en el respaldo del sofá y se deslizó quedando en una posición casi acostada. - ¿Cuándo es que llega?

-Su vuelo debe estar aterrizando en unas dos horas. - las palabras me golpearon de repente. Yo debía estar lista para Niklas, habíamos planeado toda una cita romántica, esperando aprovechar esos dos días de su libertad para no desperdiciar ni un sólo minuto. - ¡DOS HORAS! - de un brinco apresurado me puse de pie y me precipité a la salida.

Dos horas no eran suficientes para mí.

- ¡Hey! - Harry me siguió a trompicones hasta la puerta de su cuarto de hotel. - ¿Qué hay de nuestro maratón de Grey? ¿Y la pizza? - sostenía la puerta con una de sus largas manos y en su mirada se reflejó una emoción que no pude identificar.

-Lo siento Harry, será otro día. Quiero aprovechar el tiempo libre que tiene Niklas, antes de que vuelva a Los Ángeles por no sé cuánto tiempo. - me apresuré, tratando de deshacerme de Harry para salir corriendo a darme una ducha y elegir algo decente que ponerme.

-Bien, supongo.

-Te veré después. - no esperé su respuesta y corrí por el pasillo hasta mi habitación como una completa loca.

Lucía como si el demonio de Tazmanía me hubiese poseído, por una parte me sentía una completa tonta y por otra, me sentía realmente satisfecha de que Niklas estuviera causando que me comportara como esa tonta. Aunque esa pequeña vocecita que me recordaba a Harry seguía presente a cada paso, ya había aprendido a ignorarla con éxito durante los últimos días.