N u e v e.

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De nuevo el caos se apoderaba del ambiente y comenzaba a creer que aquello ya era normal, aunque a mí aún me costaba trabajo acostumbrarme a la locura pre-concierto. Me había vuelto la encargada de perseguir a Harry para que se vistiera y no anduviera medio desnudo por ahí paseando entre bastidores. Agradecía a Dios por Makhi que parecía ser el único sensato que se quedaba tranquilo y hacía lo que le decían, mientras los otros cuatro chicos se dedicaban a hacer infinidad de bromas y travesuras a todos los miembros del staff, sin embargo, Makhi se les unía de vez en cuando y entonces se convertían en una bomba atómica. Me limitaba a hacer lo que me tocaba y a tratar de divertirme un poco con aquel quinteto de pirados.

Otra vez estaba tratando de encontrar a Harry y a Gabe para que se vistieran de una vez, aunque aún había tiempo, pero conociéndolos, era mejor que estuvieran listos con sobra de tiempo que estarlos persiguiendo al último minuto.

- ¡Eleanor!- escuché mi nombre en la voz rasposa de Steve, otro más del equipo de seguridad. -Alguien en la puerta te busca.

Caminé detrás de Steve aún con la camisa estampada de flamingos rosas y el pantalón negro de Harry y una playera de algodón blanca de Gabe entre las manos, hasta una de las entradas de camerinos del estadio. Siguiendo por el pasillo, enfoqué la vista, tratando de ajustarme las gafas con mi mano libre y logré ver a otro tipo de seguridad del estadio hablando con alguien más.

- ¡Eleanor!- Niklas levantó su brazo en una señal de saludo una vez que me miró.

Yo me eché a andar más a prisa hasta llegar a él. Creí que no iría. Creí que solo había sido amable el día anterior y a pesar de las constantes burlas de Gabe desde que había llegado al bus de tomar café con Nik, no creí que lo volvería a ver aunque me muriera de ganas por hacerlo. Sinceramente, sonreí como tonta toda la noche porque era un chico verdaderamente agradable pero no pensé que fuera a llegar a más o que él iría al concierto a buscarme.

- ¡Niklas! Viniste. - le hice un gesto de aprobación al hombre de seguridad y a Steve para que lo dejaran pasar. -Sígueme.

Lo conduje hasta camerinos, en la habitación que se había acondicionado como una sala de estar y el comedor. Ahí estaba Gabe devorando como desesperado varios trozos de pizza mientras miraba atento algún partido de futbol en el televisor.

-Oh Harry, aquí estás. - el chico estaba desparramado en otro sofá, con el torso al descubierto y descalzo, mordisqueando una manzana. - ¡Vístete!- estiré el brazo con las 2 prendas que debía ponerse y me agradeció con una sonrisa. -Tú también, Carr. - me dirigí a Gabe y antes de que pudiera reaccionar le lancé la playera a la cabeza.

-Claro. Gracias por la amabilidad. - se quejó. -Ya se notó de qué lado masca la iguana. - añadió aún con la prenda cubriéndole la cara y meter la cabeza en lo más profundo de la tierra, la temperatura se me subió a las mejillas.

Gabe no dejaba de ponerme en ridículo con comentarios como ese cada que encontraba la ocasión, por un lado a mí me ponían tan avergonzada como una avestruz que hunde la cabeza en la tierra, y por otra parte, me sentía un poco herida pues nunca había reacción alguna de Harry, lo que también me daba la razón en no confesarle la atracción que sentía por él, no tenía caso. Gabe me insistía en que lo hiciera, que le dijera que "lo encontraba sumamente atractivo y que me gustaría besarlo para satisfacer mi necesidad de placer", nada sutil y también nada que pasaría en un futuro cercano... o lejano. Al fin de cuentas era sólo eso, una atracción que estaba tratando de olvidar, pero a veces Harry lo hacía tan difícil y me recordaba a Levi del libro de Fangirl, era tan amable con todo el mundo que no sabría si cuando lo era conmigo sería algo especial o simplemente me trataba como al resto de las personas.

Starstruck | h. s. | a. u. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora