V e i n t i d ó s.

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Se sentía casi como si volviera a casa, a pesar de que yo nunca había estado en Dublín. No pude dormir durante el vuelo y sólo podía pensar en lo agobiada que mi madre estaría, negándose a comer o dormir con tal de no separarse de Archie ni un minuto, tanto lo amaba y yo aún no lo comprendía. Mi madre había pasado tanto tiempo sola que yo creí que siempre la tendría disponible sólo para mí y para Kyle, pero entonces Archie apareció en el mapa. Tenía tanto tiempo que ella no sonreía de esa manera, los ojos le brillaban y en ocasiones se comportaba como una adolescente enamorada. Nunca supe si eso fue lo que me molestó o el hecho de que Archie fuera tipo bastante pretencioso con sus negocios y todo ese dinero. Desde que mi madre nos presentó a Archie como su pretendiente y luego como su pareja formal, jamás me llevé bien con él. Nunca pude mantener una conversación de más de dos palabras con él, jamás crucé palabras con él a no ser que fuera estrictamente necesario. Para mí, Archie era un intruso que me había robado la atención y tiempo de mi madre, por más infantil que esto sonara, y no pude ver que él en realidad la hacía muy feliz, tal vez tan feliz como ella nunca lo había sido con un hombre.

Llegamos a Dublín y un taxi nos llevó directamente al hospital, un eterno camino de media hora hasta el hospital Saint James, al parecer Archie tenía su lujosa mansión a unos veinte minutos de ahí, en Castleknock. El hospital lucía más como un hotel de lujo y no como un lugar para enfermos. Una vez ahí llamé a mi hermano quien nos recibió a ambos para guíarnos hasta la habitación de Archie, donde mi madre había vivido los últimos cuatro días, según Kyle.

Ian aguardó en la sala de espera acompañando a Kyle y yo me encaminé hacia la habitación. Un pitido constante y otro zumbido podían ser escuchados a unos cuantos pasos de la puerta. Sin tocar ni anunciar mi presencia, entré y lo que vi me partió el corazón; mi madre estaba estaba con medio cuerpo tendido sobre la cama de Archie, pude notar las ojeras bajo sus ojos y la palidez de su rostro, lucía casi tan mal como Archie, que tenía un montón de cables y sondas saliéndole por los brazos, la nariz y el pecho, también lucía pálido y demacrado, su barba lucía descuidada a comparación de como siempre la llevaba y verlo en bata de hospital me resultó sumamente extraño.

-Mamá...- susurré pero ella dormía, su ceño estaba ligeramente fruncido y su respiración parecía irregular por la posición en que se encontraba. -Mamá... - repetí y me atreví a moverla un poco.

Sus pestañas aletearon y abrió los ojos despacio, me escaneó de arriba abajo y se lanzó en mis brazos llorando como nunca cuando tomó completa conciencia.

-Eleanor, pero... ¿qué haces aquí? Deberías estar en América. - sollozó contra mi cabello.

-Kyle llamó. ¿Por qué tú no me dijiste nada, mamá? - me alejé de ella y la arrastré hasta el sofá en una esquina de la habitación donde ambas nos acomodamos.

-No quería preocuparte.

-Mamá, mírate. Kyle me dijo que no te has movido de aquí, no comes, no duermes bien. No quiero que tú te enfermes también.

Ella me miró con ojos tristes y suspiró profundamente. El brillo en sus ojos estaba ausente. De verdad se encontraba preocupada.

-Archie... tuvo cirugía a corazón abierto. En realidad no recuerdo bien la sarta de términos médicos que mencionaron pero no ha despertado... no ha despertado y yo no... no sé...- las lágrimas corrieron de nuevo, una tras otra y sin cesar.

-Oh mamá. Lo sé, ni siquiera imagino cómo debes sentirte pero tienes que cuidar de ti también. Sonará como un tonto cliché pero cuando Archie despierte va a necesitar de ti y si enfermas, no le servirás de mucho. - la miré con detenimiento. -Necesitas ir a casa a comer y descansar un poco, cambiarte de ropa, darte un baño.

Starstruck | h. s. | a. u. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora