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Sorprendentemente el vestido para la cena formal es bastante bonito. Es de un color azul oscuro y tiene la espalda al descubierto. He tenido que tomar medidas extremas y pedirle ayuda a Liana para peinarme, ya que yo deje todas mis cosas para el cabello y se que ella tiene algunas aquí. Estoy sentada en su cama mientras ella alisa mi cabello esperando a que no me lo queme.

—Ya que estás aquí, supongo que debería decirte que si le haces daño a River voy a matarte.— Dice mientras me peina, no la puedo ver, pero se que me mira amenazadoramente.

—No voy a hacerle daño.— Digo riendo ante su comentario. Lo último que se me ocurriría es hacerle daño.

—Sabes, yo era la que siempre lo acompaña a este tipo de eventos. Duele ver que alguien más toma tu lugar, aún cuando yo trabajo para merecerlo.— Escucho tristeza en su voz y siento lástima por ella.

—Liana... jamás deberías de trabajar para merecer el amor de alguien. Creo que siento tu misma puedes tener eso y más.— Digo sinceramente.

—No seas inocente. Así no es la vida, lo aprendí de la mala manera.

—Créeme que yo también he aprendido que la vida no es así, pero a veces tienes que relajarte y agradecer lo que tienes, y saber que por todo lo que has pasado te ha hecho la mujer que eres hoy.— Ante mis palabras Liana se queda en silencio.

—Supongo que si. Ya estás lista.—Caminamos juntas hacía el cuarto de baño y me miro al espejo. Mi cabello está perfectamente alisado y detrás de mis orejas.

—Gracias. Y... lo lamento. Se que tal vez no soy tu persona favorita, pero mi intención nunca fue hacerte daño.— Digo antes de salir de su habitación.

—Yo también... lo lamento. Aunque me cueste admitirlo, se que tu eres mejor para River que yo.— Me acerco para darle un sincero abrazo. Se que tal vez esta pasando por un momento muy malo, y no tiene a nadie.

—¿Algún consejo que necesite para hoy?— Le pregunto, sabiendo que ella ya ha pasado por esto.

—...No mires a nadie fijamente a los ojos, compórtate con la clase  y elegancia que tienes y... te ira bien, disfrútalo.— Dice admirando mi vestido. Le doy las gracias de nuevo y me despido. 

Camino de vuelta a la habitación de River y me lo encuentro abotonado su camisa blanca. —Me podría acostumbrar a verte de traje todos los días.— Digo ayudándolo a abotonar el resto.

—Tú no estás muy mal también.— Dice sonriendo. Le doy una mala cara. —Estoy bromeando, te ves hermosa.

Se acerca para darme un beso pero me hago a un lado. —El labial, lo lamento.— Digo dejándolo con las ganas. Me pongo mis tacones y como es de costumbre, nos ponemos el armamento. Nunca se sabe que puede pasar.

—Sé que tal vez no quieras estar mucho tiempo ahí, sólo tengo que ir a demostrar que he salido de McAlester, y que estas conmigo.— Dice River.

—¿En serio?Así que soy tu accesorio esta noche. — Digo riendo. Es ridículo.

—Digamos que yo soy el tuyo, todos quieren verte a ti. Si no todos pensaran que me estoy escondiendo o algo.— Decido no decir nada más y salimos. No me encantan estas cosas. 

Esta vez el evento tomará lugar en la casa de alguien, y River me ha advertido que habrá mucha gente. El camino en auto es corto.

Me pongo nerviosa antes de bajar, nunca he asistido a un evento con... este tipo de gente. Y se que a muchos de ellos no les caigo bien. Tal vez a nadie de ellos.

River me da la mano para bajar y caminamos juntos a la entrada.

—¿Nombres?— El guardia de la entrada pregunta.

Stolen Keys | (completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora