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(Avrey)

Seis aparca en la calle y la vista desde aquí es muy clara. Y hemos llegado una hora antes. Los nervios me comen poco a poco.

—Tengo que ir a mi posición. Pero las veré después.— Dice River bajando del auto.

Me mira una última vez. —Te amo.— Lo dice casi en un suspiro y me deja con la piel de gallina, suena a despedida.

Y es que no le he dicho de mi pequeño plan. Lo he pensado bien, lo pensé demasiadas veces para contarlas. Lo pensé suficiente para llegar a una conclusión.

Necesito hablar con mi padre.

Lo necesito hacer y lo haré. Puede que arruine el plan, o tal vez no. Pero aún así iré, es lo que mi corazón y mi mente me dicen que debo hacer.

Enciendo mi radio y River habla. —Tres en posición y seguro.

River ya está preparado... Ahora todo está en mi.

Miro a Seis y lo hago antes de que me arrepienta. —Por favor, sigan con el plan como esta planeado, no dejes que River vaya a buscarme, todos sigan en sus lugares, necesito salir a hacer unas cosas.— Abro la puerta y ambas me miran.

—¿!Estas loca!? ¡Cierra la puerta en este momento!— Seis grita y yo salgo del auto.

—¡Sigan con el plan! ¡No vayan a buscarme!— Digo antes de cerrar la puerta y escuchar a Liana gritar mi nombre.

—¡Regresa al auto en este jodido instante!— Seis habla a través del radio y decido apagarlo por completo. Así nada ni nadie puede distraerme.

Camino hacía el edificio detrás del gran escenario y me acerco al escritorio.

—Necesito ver a Richard Caswell.— Digo apurada.

—Si, al igual que mucha gente. Ahora no está disponible.— Ni siquiera se molesta en mirarme. Así que decido entrar. La escucho llamar a la seguridad.

Miro hacía atrás para ver a dos grandes señores detrás de mí. La puerta esta entreabierta y veo a mi padre sentado detrás de un escritorio.

Su piel se pone blanca como la nieve de repente, parece haber visto un fantasma.

—...Avrey.— Su voz se corta al levantarse de su asiento. —Está bien, pueden irse.— Les indica a los agentes de seguridad. Estos se van y yo me dirijo a la puerta para cerrarla.

—Papá...— ¿Es buena idea? Ya que estoy aquí, no lo sé.

—¿Que haces aquí? ¿Estás bien? ¿La policía sabe que estás aquí?

—No, nadie sabe que estoy aquí. Necesito hablar contigo...

—¿Que ha pasado?— Jamás lo había visto tan tranquilo y nervioso a la vez. Está tratando de parecer en paz.

—Por favor deja las mentiras de lado. Estoy cansada y necesito hablarte con la verdad. Ya se sobre todo. El padre de River, que le pasó.— Su expresión no tiene precio. Me mira tan sorprendido.

—Hija... eso fue un error del pasado...

—¿Porque?— Lo interrumpo. —¿Porque lo hiciste?— Siento las lagrimas amenazando con salir.

—...Era un peligro, sabia demasiado sobre la empresa. Se estaba convirtiendo más poderoso que yo.— Por fin lo veo ceder y hablar con la verdad. Siempre he sido su punto débil, a mi no me puede mentir. Honestamente es liberador y las lagrimas salen de una vez.

—¿Por egoísta? ¿Por eso mataste a un amigo? ¿Al padre de una familia?— La ira es obvia en mi voz.

—Tu no eres muy inocente tampoco. William también era padre y no tuviste compasión. Y el chico que llamas novio, es un homicida, un asesino serial.— Lo miro con lagrimas nublando mi vista.

—¡No tenía opción! No iba a dejar morir a Nate.— Respondo con voz más fuerte.

—¡Siempre hay opción!— Dice aún más fuerte.

—¿Y tú la tuviste? ¿Es por eso que decidiste matar al padre de River?

—Esa fue la opción que yo escogí.— La ira en mis venas esta en niveles astronómicos. —¿Que haces aquí? ¿Has venido a matarme?

Sus palabras me dejan sin habla. —¿Crees que yo podría matarte? ¿Realmente me crees capas de hacer eso?

Me mira de arriba a abajo. —Ahora mismo, si creo que podrías hacerlo.

—¡Pero no lo haré! ¡Eres mi padre!— Bueno, al menos no lo haré yo...

—Eso no es una excusa para no hacerlo. ¿Crees que no se que haces aquí? Algo iba a ocurrir y obviamente te has arrepentido. Se nota a kilómetros que no deberías de estar aquí.

Alguien toca a la puerta. —Señor, la ceremonia está por comenzar.

Mi padre me mira y se acerca. —¿Has venido a matarme?

—Por dios, no.— Digo evitando sus ojos.

—¿Vas a matarme cómo mataste a William, a Maia, a Nate, a toda la gente de la que probablemente no estoy enterado?

—¡NO!— Escupo ya harta.

—Necesitas ayuda, y yo te la daré, tu no eres mi hija. ¡Seguridad!— Los guardias entran y me toman por los brazos. —Espósenla.

Se acerca al teléfono mientras me esposan con el frío metal con el que ya estoy muy familiarizada. Trato de pelear, de moverme, pero son mucho más fuertes que yo. 

—Habla Richard Caswell, tengo aquí a mi hija, Avrey Caswell, sería un placer para mi entregarla.— Siento mis sentidos desaparecer poco a poco. Veo a mi padre al teléfono. 

Este es el final.

—Quédense aquí. En unos momentos vendrán por ella. Yo tengo un evento al que atender.— Mi padre cierra la puerta detrás de él y me deja sin palabras. No puedo hacer nada más que llorar. He llegado al final.

Miro hacía la ventana con vista al patio dónde el evento tomará lugar. Puedo escuchar perfectamente lo que dicen.

Y siento una gran satisfacción al escuchar el nombre de mi padre como ganador.

Sonrió al saber lo que sigue.

—Gracias, gracias. Primero que nada, gracias al pueblo por elegirme como su representante, es mi honor y privilegio. Gracias a mi hermosa familia, mi esposa y mi hijo Jackson, son mi alegría. Y Avrey... donde quiera que estés...— Mi llanto se intensifica, son demasiadas emociones.

Entonces sucede...

El estruendo de la bala dejó a todos en silencio por un instante.

El cuerpo sin vida cae al piso y un círculo rojo se forma alrededor de su cabeza.

El grito de mi madre.

La gente corriendo en miedo y desesperación.

Y por último, mi llanto mezclándose con mi risa.

Es un sentimiento que espere por tanto tiempo, que ahora que lo siento, no puedo controlarlo.

La policía entra por la puerta y me toma.

—Si yo fuera tu, dejaría de sonreír. Tu destino es directamente a Kilgraston. ¿Sabes que es? Un asilo para criminales locos. Como tú.— Sus palabras me hacen sentir más emociones.

Tristeza, enojo, satisfacción, alegría, confusión...

—Hasta aquí llegaste niña.— Siento la luz del día pegarme en el rostro mientras entro al auto del policía y siento un liquido ardiente entrar por detrás de mi cabeza. 

Este es el fin. Todo ha terminado.

Stolen Keys | (completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora