𝔏𝔞 𝔭𝔯𝔦𝔪𝔢𝔯𝔞 𝔳𝔢𝔷 𝔮𝔲𝔢 𝔟𝔢𝔰ó 𝔞 𝔲𝔫 𝔠𝔥𝔦𝔠𝔬
𝔑𝔲𝔫𝔠𝔞 𝔥𝔞𝔟í𝔞 𝔞𝔪𝔞𝔡𝔬
𝔓𝔞𝔰𝔢𝔬𝔰 𝔢𝔫 𝔲𝔫 𝔠𝔞𝔪𝔦𝔫𝔬 𝔠𝔬𝔫 𝔠𝔲𝔯𝔳𝔞𝔰
𝔖𝔢𝔫𝔱𝔦𝔯
𝔓𝔦é𝔯𝔡𝔢𝔱𝔢, 𝔭𝔦é𝔯𝔡𝔢𝔱𝔢, 𝔭𝔦é𝔯𝔡𝔢𝔱𝔢, 𝔭𝔦é𝔯𝔡𝔢𝔱𝔢
𝔓𝔦é𝔯𝔡𝔢𝔱𝔢, 𝔭𝔦é𝔯𝔡𝔢𝔱𝔢, 𝔭𝔦é𝔯𝔡𝔢𝔱𝔢, 𝔭𝔦é𝔯𝔡𝔢𝔱𝔢
First time he kissed a boy - Kadie Elder
Existían bastantes cosas en la vida que a Eddie le parecían simple coincidencia. Una casualidad muy bien tramada por parte de alguna deidad.
A él no le agradaban para nada las coincidencias, de hecho, las odiaba; al igual que las sorpresas, los insectos y los payasos.
Y ese jueves cuando se hallaba en la escuela platicando animadamente con Bill, una cabellera particularmente familiar atravesó su campo de visión; sus dedos le picaron porque ansiaban enredarse en esos ondulados mechones.
―¿Te gustaría? ―Bill tomó el antebrazo de Eddie y lo jaló—, t-te estoy habla-bla-blando Eddie.
―Ah, sí, claro que me gustaría ―respondió el pequeño restandole importancia a lo que sus ojos habían notado más allá―; ¿a qué hora?
―Él llega a, a las o-ocho, pu-puedes traer lo-lo que quieras co-comer.
―Perfecto Bill, te alcanzo más tarde en clase de historia, se me olvidó mi cuaderno de literatura en la biblioteca.
Eddie salió caminando rápidamente sin llamar bastante la atención, Bill siguió sus pasos con la mirada preguntándose desde cuándo el asmático llevaba literatura...
A los cuantos pasos retirados, se escondió en la esquina mientras observaba cómo Richie entraba a la biblioteca con duda; ese día llevaba puesto un suéter dos tallas más grandes que la suya de color gris y unos pantalones sueltos color negro.
Lo miró con cautela esperando que no diera aviso de su presencia; se preguntó qué hacía él ahí si no estudiaba y mucho menos podía meterse a cursar si era dos años mayor.
Su teléfono sonó asustándole, ignoró el insistente ruido adentrándose a la biblioteca en silencio total. La mayoría de las mesas se encontraban llenas y la bibliotecaria parecía no hallarse cerca, y así estaba mejor, lo que menos deseaba era que Richie se metiera en problemas.
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Piel escrita // reddie
FanfictionRichard Tozier era alérgico a la fricción y Edward Kaspbrak lo sabía muy bien.