... Sangre ...

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Al llegar a su destino Renka abrió la puerta de su apartamento invitando a Kid a pasar, el cual aceptó sin pensarlo, al entrar este te recibía con un dulce aroma a cereza no cabía en sí como cada vez que visitaba aquel espacio le deba un aura diferente de a poco lo sentía más suyo, había fines de semana que pasaba todo el tiempo con ella aprendiendo un poco más de su futura esposa, no le agradaba el chocolate blanco, le gusta levantarse temprano para ver el amanecer, salía correr a primera hora del día, preparaba comida deliciosa, dibujaba cuando se encontraba triste, siempre escuchaba música, eran cosas tan simples pero desconocidas para el, siempre la veía tan fuerte demostrando autoridad, talento, ingenio, violenta cuando era necesario para no ser intimidada pero al contrario, era muy frágil, algo malcriada, de sentimientos nobles y siempre preocupado por sus allegados .


El coreback de Seibu miró como su amada se refugiaba en la cocina tratando de no lidiar con sus propios sentimiento, había sido un golpe duro a su orgullo el demonio se propaso con su jugarreta, pero esa pelea no le correspondía, estuvo a punto de buscarlo y ponerlo en su lugar pero en esos momentos debía preocuparse por su primer encuentro la Christman Bowl, así que en otro momento le cobraría la broma, comenzaba a planear una estrategia y se acercó a la sala a tomar asiento, hasta escuchar una leve grito que venía de cocina se dirigió al lugar encontrando a Renka en el lavabo se acercó sigiloso observando cómo lavaba su mano ya que tenía un corte profundo la sangre brotaba ligeramente mientras el agua hacía desaparecer el líquido rojizo, sin pensarlo tomó a la chica y la llevó a la sala conocía bastante bien la casa así que fue por el botiquín de primeros auxilio al tenerlo se acercó a la sala viendo a la chica con la cabeza gacha.

— Tranquila Ren .—

La chica de inmediato alzó la mirada observó al chico frente a ella sin decir nada, Kid suspiro con cierto cansancio tomó la mano ajena y empezó a curarla, nunca había pensando verla caer de tal forma, continuó con la curación hasta alzar la vista nuevamente y verla llorar con amargura, se enfocó de nuevo en la mano ajena algo dentro de él se revolvía al verla desplomarse, no reconocía a la persona frente de él hasta escucharla hablar de forma muy baja.

— Soy una idiota .—

Antes de poder contestar, ella continuó con sus reproches pero con un tono algo ansioso.

— ¿Cuanto más tendrá que pasar para entender?, no tengo nada, mi familia no existe, mis sueños se esfuman y aunque siempre sonría y de lo mejor de mi, todo es reducido a cenizas .—

Aquellas palabras molestaron al capitán de Seibu, como se atrevía a flaquear en esos momentos debían estar unidos para acabar con el demonio, tomó con cierta fuerza la mano herida y levantó a la chica con brusquedad.

— ¡ Que diablos te sucede Renka !. Tu no eres débil, se firme maldita sea, no flaquees ahora .—

El agarre se volvio más brusco haciendo que la pelinegra chillara, Kid por su parte la sostenía sin ninguna consideración algo en el deseaba gritarle pero se contuvo, solto a Renka con cierta agresividad y dio unos cuantos pasos atrás, mientras la chica se incorporaba con cierta lentitud por el dolor que sentía.

— Imbecil, sigues siendo un animal .—

— Y tu una maldita huérfana .—

Kid la miró con desprecio por unos segundo para después de salir del departamento, se encontraba demasiado molesto por la situación, mientras la chica se dirigía al balcón que se encontraba en su habitación, camino hacia ella tomo una pequeña cajita de metal de la mesita de noche y un encendedor, abrió el ventanal con cuidado y sacó un cigarrillo, lo encendió, dio una larga calada al tabaco mantuvo un poco el humo y lo exhalo, aquel hábito le recordaba a su padre aunque era muy pequeña siempre lo veía fumar como chimenea al principio su madre lo regañaba para que lo hiciera fuera de la casa, pero nunca tuvo éxito, siempre lo acompañaba cuando el fumaba, era un momento donde ambos hablaban, que podría hablar su padre con su hija de 5 años, pues siempre encontraban el un tema sea la clase del Kinder garden, una salida en fin de semana o simplemente escuchar a su hija platicarle de sus peluches, sabía que a su corta edad tenía demasiadas responsabilidades, hacer tarea, prácticas con el piano, violin, idiomas, era agradable para ambos olvidarse de sus obligaciones por un momento, tomar motivación para continuar con sus vidas y tener una familia próspera pero eso se terminó unos años después al morir en aquel accidente, Renka trataba de no olvidarlos, de no dejar todo el esfuerzo de su padre y madre a la deriva, seguir pendiente de sus negocios, de la casa que habían dejado, de convivir con la familia de Kid, el dojo, la escuela, a veces se sinceraba y sabia que era superada por la situación pero no se dejaba caer recordaba las palabras de su madre, pero esta vez la situación pasaba de sus límites, dio una larga calada al tabaco rogando que el humo desapareciera su angustia.

La Lucha Del DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora