... Tercer Cuarto ...

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El agua caliente recorría su cuerpo, destensando sus músculos, haciendo que sus ideas se acomodaran y se olvidarán un poco de Renka, era complicado, habían pasado bastantes semanas desde la última vez que se habían dirigido la palabra, conocía su poder de convencimiento sabía que podría apartar a la enana del vaquero si se lo proponía, podría hacerles daño a ambos si el lo deseaba pero algo en el se lo impedía como si por primera vez su conciencia lo detuviera, sin pensarlo golpeó las lozetas de la regadera, comenzaba a frustrarse cuando se trataba de ellos, mordió con fuerza su labio inferior trataba de calmarse, una de sus manos se acercó a su labio dejando ver un poco de sangre, gruñó con más fuerza y maldijo como era su costumbre pero algo muy dentro de él pedía que dejara de jugar o de lo contrario perdería algo más que el torneo de navidad. 

Después de una larga ducha salió del baño unas cuantas gotas que recorrían su cuerpo enmarcaban el  trabajo de los entrenamientos y el gimnasio, camino hacia su habitación la cual no se encontraba lo mejor arreglada, armas, balas, ropa, libros, piezas de computadora, todo regado por todos partes, se acercó con cuidado al armario para sacar unos pantalones holgados color negro y una camiseta manga larga del mismo tono, tenía que continuar viendo los videos de su siguientes rivales no podía perder el tiempo, salió con dirección a sala de estar para comenzar, tomó su laptop y la coloco en la mesita para iniciar, pero antes pasó a la cocina por un zumo de naranja para tener energía, sería una noche larga. Habían pasado aproximadamente 3 horas el avance era más de lo que pensaba tenía los videos que mostraría al equipo y unos especiales para la jodida manager, estiró sus brazos por atrás de su cuello al sentirse más relajado acomodo su torso en el respaldo del sofá y sin darse cuenta ya se encontraba dormitando hasta escuchar unos leves toquesitos en la puerta, abrió solo un ojo esperando que no fuera su puerta o solo su imaginación, pero volvió a escuchar ese sonido, gruñó nuevamente y se levantó para ver quien tocaba a esas horas, un ligero bostezo salió de sus labios, sus pasos eran lentos hasta llegar a la puerta y ver por el pequeño vitral, sus ojos se abrieron como platos, sin pensarlo dio un paso para atrás, era ella como demonios lo había encontrado de nuevo se acercó para confirmar que no era un sueño, era Renka frente su puerta, trago saliva algo desconcertado, dudo en abrir o dejarla afuera hasta escuchar su voz melodiosa. 

— Se que estas ahi, será mejor que me abras, oh dejaras que me congele y muera .—

Terminó de musitar la chica con una leve risita, Hiruma dudo unos minutos en abrir hasta que su mano se acercó al pomo y abrió la puerta sin más dejando ver a su visita, con sus mejillas y nariz rojas por el frío, sus manos se encontraban cerca de sus labios ya que les brindaba calor, no evitó mirar el atuendo que llevaba,  cazadora de color café abierta, blusa color negro, una falda vino arriba de la rodilla, medias color negro y botines a juego con la cazadora para rematar un pañuelo color vino adorno su cabello, al finalizar de escanear a la chica esta sonrió de medio lado moviendo su cabeza para indicarle si podía pasar, el coreback se hizo a un lado para que entrará, ella inclino la cabeza en símbolo de aceptación entrando al departamento deteniéndose para retirar los zapatos y la cazadora la cual se notaba ligeramente húmeda, esta fue dejada en un perchero que estaba sin uso, Hiruma la observó no sabía cómo iniciar la conversación esta fuera de su zona de confort vio como se acercaba lentamente a la sala y se dejó caer en el enorme sofá color negro, el demonio no evitó gruñir por su falta de fuerza de voluntad camino hacia la sala sentía su corazón algo agitado, surgían en el demasiadas dudas, como obtuvo su dirección, si alguien la seguía o si era un sueño, pero sus preguntas no serían respondidas, un leve suspiro lo sacó de sus pensamientos para ver de nuevo a la pelinegra, mirándolo fijamente y con una mueca de preocupación en su rostro. 

— Disculpa por molestarte tan tarde solo que ...—

Titubeó un poco, jugaba con un anillo que llevaba en su mano derecha.

— Vengo del hospital, no alcance el último tren y alguien me dijo que vivías cerca y me tome la libertad de llegar sin invitación, se que debí llamar pero ...—

Renka no finalizó la frase ya que Hiruma se sentó a lado suyo, coloco su mano en la cabeza de Renka y musito en voz baja. 

— ¿Como esta el vaquero? .—

— Está bien, pero tuvieron que sedarlo quería regresar al campo a derrotar a Reiji Marco .—

— Kekekejejeje parece que fue mucho más de lo que esperaba, maldito cobarde .—

La pelinegra al escuchar eso miro con desprecio al demonio el cual le regalo una sonrisa torcida, mientras retiraba su mano, haciendo que esta se levantará del sofa y lo abofeterea con toda su rabia.

— Al menos lo intentó, no es como tu, un maldito mediocre que incendia un dojo por celos, que no sabe lo que quiere de las personas y que nunca se sincero consigo mismo .—

El rubio se sorprendió de aquellas palabras pero sobre todo del golpe, tocó ligeramente su mejilla, nunca había pensando que fuera tan osada, ahora el se levantaba del sofá, con su mano derecha la aventó hacia la pared azontandola, quedando frente de ella, dejándola atrapada y sujetando su muñeca izquierda con fuerza.

— No juegues con tu suerte maldita bastarda, puedo hacer que el vaquero desaparezca, que te olvides de el, que solo seas mía con un chasquido de mis dedos, no me retes .—

La capitana no le retiraba la mirada ambos se encontraban fuera de sus casillas, algo en ella se corrompió al estar cerca de él, aún lo amaba aunque lo negara mil veces, pero sabía que no podía seguir con aquellos sentimientos no correspondidos. 

— Me voy a casar con el .—

Renka susurro aquella frase, bajo su rostro para no mostrar su dolor y sonrojo, esto hizo enfurecer más al rubio, halo a la pelinegra hacia el para robarle un beso, ella de inmediato reaccionó tratando de apartarlo, no debía seguirle el juego o volvería a caer, su mente trataba recordar todo el daño que le había hecho no debía flaquear y menos con Kid en el hospital, con su mano libre golpeó el pecho del coreback tratando de separarlo pero fue inútil, el no deseaba separar el beso siguieron por unos segundos, pero al no ser correspondido Hiruma por fin se alejo. 

— Felicidades espero que ambos sean muy felices, te conformas con un perdedor, pensé que eras más inteligente, que sabias lo que querías .—

— Yo... tambien lo pensé .—

La pelinegra hizo a un lado al rubio se veía dolida por aquella escena, se daba golpes mentales por no decir sus sentimientos, mordió con toda su fuerza su labio hasta hacerlo sangrar, se acercó a la puerta para colocar sus botines y chamarra; al terminar de colocarlos dio media vuelta encontrándose frente a frente del chico que de nuevo acercó su mano al rostro de la chica y retirar la sangre que pintaba sus labios, su mirada mostraba cierta melancolía y decepción, hizo una leve reverencia por haberla recibido y salió del apartamento azotando la puerta atrás suyo.

La Lucha Del DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora