... Idilio ...

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Los partidos restantes se consumieron como agua, cuando menos lo imaginaron la final ya había sido decidida, Deimon había llegado a la final con aquel magnífico partido contra Hakushū Dinosaurs, Hiruma habia salido herido, un brazo roto para ser concretos, pero eso no lo detuvo para hacerse el vencedor y estaba seguro que participaria en la final, aunque su rival no sería cualquier equipo si no los Teikoku Alexanders donde se encontraba el verdadero Eyeshield 21 Takeru Yamamoto, la mejor coreback de Japón Karin Koizumi y el receptor a vencer Taka Honjo, en este enfrentamiento se vería una épica pelea de David contra Goliath. 

La preparatoria se encontraba completamente emocionado por haber llegado a la final estaban seguros que podrían ganar aunque el rival no fuera fácil, habían creado una esperanza en su estudiantado, pero el equipo de americano estaba entrenando a marchas forzadas, sin descanso debían darlo todo en cada práctica, no estaban permitidos los errores, debían prepararse para cualquier  situación o de lo contrario Hiruma los mataría por fallar, forjaron su propia senda y ahora estaban a un partido de ser campeones, aunque el coreback se encontraba ansioso trataba de disimular pero no lo lograba del todo, había comenzado a tener pesadillas desde la última vez que vio a la pelinegra, se encontraba vestida de blanco, sonriente, apacible, destacaban sus labios de color carmín, abrazada con fuerza al vaquero y este correspondía, no perdía la sonrisa que lo caracterizaba, este le repetía una y otra vez, sin perder el gesto en su rostro - Perdedor -, al no aceptar el matrimonio y sentirse derrotado, se levantaba de golpe, sudando, asustado, mareado, su mente le mandaba señales que debía hacer algo, pero, se dijo a sí mismo que eso no lo afectaría pero ya estaba pasando factura, las pocas horas de sueño, sus compañeros lo notaban y conocían el motivo, sabían que el no enfrentaría el problema, ya que el demonio no lucharía por aquello que no tuviera una posibilidad del 0.01%. 

Mientras tanto Kid se encontraba bastante alegre, ya que pasaba casi todo el día con su prometida al parecer era su desestre, los entrenamientos los había hecho más interesantes al agobiar a Riku, lo hacía desfallecer por desobedecerlo, aunque su prometida hacía todo lo posible para no matarlo en el camino no es que le molestara su presencia, no, solo que el deseaba controlar cada paso, actividad, hasta el almuerzo que comía y comenzaba a agotarle, no bajaba los ánimos, en esos pocos momentos que se encontraba sola respiraba con alivio podía enfocarse en sus actividades, reía con sus amigas que no creían la pelea con los de tercer año así como que pronto llegaría el día del matrimonio, Renka se había vuelto un poco renuente con ese tema pero ya contaba con el vestido, todos los preparativos ya estaban listos, hasta el padre de Kid los había felicitado por su dedicación a la fiesta a lo que la capitana se sorprendió ya que ese sujeto nunca se le tenía contento, en ciertas ocasiones se preguntaba si sus padres estarían felices con esa desición pero no tendría una respuesta sólo suspiraba para regresar a la realidad y continuar con el espectáculo. 

Los días pasaban con suma tranquilidad, la pareja iba uniendo su vida en un hilo rojo, mientras era cortado del destino del otro, poco a poco Kid era más cariñoso, tierno, amable, detallista, lujurioso pero aún no dejaba su faceta enfermiza, en algunas ocasiones dejaba pequeñas marcas en el cuerpo ajeno justificándose que sólo eran huellas del amor que tenía sobre de ella y  que por derecho podía hacérselas, ya que le pertenecía, la novia lo intento detener infinidad de veces pero era imposible, mas se resistía más dolorosas se volvían así como el abuso por no cumplir sus caprichitos, las noches se volvían eternas no sólo por su abuso, las pesadilla se volvieron recurrentes, ver al rubio con su típica sonrisa cínica, clavando la mirada, mostrando su desprecio por ella, hasta que se acercaba y la ahorcaba con suma fuerza, este se acercaba sus labios a su oído y susurraba - Perdedora, no mereces vivir, no me mereces piedad -, al quedarse sin aire despertaba agitada, con lágrimas en los ojos, tocaba su cuello se encontraba completamente asustaba, de inmediato se levantaba de la cama, debía tranquilizarse, iba a la cocina a tomar un poco de agua, se acercaba a la sala para abrir el ventanal y salir a fumar, sabía que el tabaco le traería problemas para su carrera deportiva así como con Kid, que la había castigado por encontrarla fumando pero las pesadillas se volvían cada vez más violentas, odia verlo de esa forma pero sabía que ella había escogido ese camino, observaba todos los días su cuerpo lleno de marcas a veces hasta golpes, solo sonreía, detenía con fuerza sus lágrimas, ya que no podía hacer más debía adaptarse o morir. 

La Lucha Del DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora