... Habitación ...

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El amanecer había llegado ambos chicos se encontraban saliendo del izakaya entre risas y ligeros empujones aquella noche habían creado un vínculo que nunca imaginaron, los rayos del sol se veían en el horizonte mientras ellos caminaban por aquella calle vacía, el alcohol aún se encontraba en su sistema, Renka no paraba de reír se sentía demasiado cómoda con el demonio, de un momento a otro la pelinegra se detuvo en seco, su mirada se dirigió al horizonte visualizando la combinación de colores, el paisaje y el ambiente combinaban en una atmósfera hermoso, sus ojos estaban tan entretenidos que no noto como el demonio se acercó y colocó su brazo en sus hombros, ambos miraron aquel amanecer con suma calma ninguno de los dos quería que acabará el momento. Unos minutos después siguieron caminando para llegar a la avenida principal, debían separarse aunque no tuvieran obligaciones ese día, antes de que el demonio dijera algo Renka hizo una reverencia.

- Muchas gracias Hiruma, fue una gran cita .-

El rubio la miro extrañado, sentía que debía hacer algo, no quería que se fuera, era muy importante que expresará esos sentimientos que tanto tiempo había dejado enterrados, desvió la mirada algo apenado y hablo de manera muy neutra.

- Podemos seguir bebiendo en mi casa, no está lejos de aquí .-

A la chica le tomo unos segundos reaccionar sobre la propuesta, pero cuando captó la situación se puso completamente roja, había sido un día con muchas sorpresas y está era la guirnalda del pastel, solo pudo asentir para después colocarse a lado del demonio para que el la guiará. Siguieron caminando observaron a la gente pasar apresuradas, mientras ellos buscaban una respuesta en sus pensamientos, por aceptar de nuevo esos sentimientos, aunque ambos llegaban a ser muy erráticos cuando se lo proponían pero querían más, sin darse cuenta llegaron a Roppongi, Renka se sorprendió conocía la zona y sabía que era de super lujo, no estaba equivocada la casa del rubio era de lujo había sido obtenida hace poco por un soborno poco usual pero muy eficaz, el demonio continuo enfrente de la chica para guiarla sabía que aquel distrito podría ser algo confuso, le había pasado en algunas ocasiones.

Aquellas enormes casas impresionaban a Renka podría quedarse mirandolas todo el día tenían tantos detalles que intentar bocetear alguna tardaría más de un día, sus ojos seguían admirando el paisaje, al igual a las personas que salían de aquellos lugares con kimonos preciosamente decorados, era demasiada información que procesar por un momento la chica se detuvo debía respirar o entraría en shock, alguien se acercó a ella ofreciendo un pañuelo al parecer había notado su angustia, su mirada se enfoco en la persona enfrente, una mujer de mediana edad con semblante amable la cual le dio confianza para tomarlo, le agradeció y refresco su rostro, la mujer le regaló una sonrisa cálida, mientras en el fondo se escuchaba la voz del demonio.

- ¿ Fue mucho que digerir enana ? .-

Hablo el rubio con su típica risita de burla, pero guardo un poco la compostura al ver a la mujer cerca de ella, la conocía así que tuvo que guardarse sus burlas para después.

- Akane san .-

- Buenos días joven Hiruma «realizó una reverencia» ¿Es conocida suya? .-

El demonio solo asintio mientras la pelinegra escuchaba con detenimiento la conversación que entablaron ahora quedaba más claro que Hiruma había tenido que socializar aunque no le gustará del todo, escucho como su voz era relajada y fluida, noto que otras personas se acercaban a el, al parecer era popular en el barrio, sobre todo por las amas de llaves que no dejaban de cuestionar por la hora de llegada del joven, su presencia, la falta de respuesta y sobre todo que nunca había llevado a alguien a su nuevo hogar, la chica se sintió agradecida sabía que si en algún momento se fuera el podría seguir con su vida, le dolía pensar eso pero era una posibilidad, regreso a la realidad al observar a Akane ofreciendo al rubio unas cuántas golosinas envueltas en un pañuelo, sabía que aquellos dulces eran caseros, no evito relamer sus labios ya que imaginaba el delicioso sabor que tendrían, Renka no evito sonreír esto hizo que el grupo de personas la examinaran de arriba a abajo, como si no fuera digna de aquel muchacho, no las juzgaba, entendía su preocupación y como toda buena madre buscaban algún defecto en ella ya que demostraban bastante cariño al rubio, Hiruma por su lado se sintió un poco incómodo pero no podía huir de la situación, todas las amas de llaves lo habían ayudado cuando recién había llegado al Roppongi, solo suspiro con pesadez se acercó a la chica para preguntar por su estado, esta solo asintió y le dio una señal para que siguieran, así fue, se despidieron del grupo y continuaron su andar.

Los minutos pasaron y por fin llegaron a la casa de Hiruma aquel lugar era bastante grande con ese estilo moderno y de colores sobrios contrastaba con el ambiente del inicio. El demonio la hizo pasar, unos nervios se asentaron en su estómago, hizo memoria si había hecho limpieza en general, se golpeó mentalmente, no entendía por qué le preocupaba tanto su aprobación, sus orbes se posaron en su visita la cual se encontraba en el vestíbulo mirando a todos lados sorprendida, de algo estaba orgulloso su casa estaba muy bien decorada, sin pensarlo le dió un leve empujoncito para que pasara, entro con cierta timidez pero al ver el interior no tardó mucho en inspeccionar todo detenidamente estaba impresionada por el buen gustó del demonio, por un momento Renka fijo sus pupilas en su anfitrión, desde siempre había amado ese porte que lo caracterizaba dejo salir un suspiro el cual fue escuchado por el susodicho el cual no evito sonrojarse se sentía un adolescente de nuevo, desde cuándo era tan cursi, solo se dejó llevar y se acercó a su visita, le daría un breve recorrido, así fue lo llevo por todas sus habitaciones aunque la chica se había quedado observando una habitación en particular la cual contaba con grandes ventanales, la luz natural cubría toda el lugar haciendo el ambiente cálido y super iluminado, Renka por un momento se imagino su estudio personal, volteo a ver al demonio el cual estaba recargado en el marco de la puerta admirando cada acción que hacía.

- Rentame está habitación, es perfecta, es lo que he estado buscando para montar mi estudio .-

Hiruma se sorprendió por aquella propuesta tan precipitada pero miro el rostro de su invitada muy decidida, sonrió de medio lado, haría que la chica rogara un poco más por la habitación así que hablo.

- Quieres la habitación tendrás que comprar la casa completa .-

La pelinegra lo miro, sabía que el rubio hablaba enserio, bufo molesta por aquella respuesta pero eso no la detendría quería aquella habitación y se debía comprar la casa completa lo haría, eso no sería un impedimento además necesitaba salir de esa habitación de hotel donde vivía.

- Ok, haré que mi abogado te visite para que podamos acordar el monto que deseas por la casa y la fecha cuando me pueda mudar .-

- Me parece bien, si gusta podemos acabar de dar el tour y puedas conocer tu nueva casa .-

Renka asintió para salir de la habitación, ambos guardaron silencio por unos minutos, no habían imaginado que acabarían haciendo negocios, en verdad ambos eran demasiado impulsivos, continuaron con el recorrido, esperando que el otro pronunciara algo pero eso no paso. Llegaron de nuevo a la sala de estar, ambos tomaron asiento en aquel enorme sofá de cuero color negro, la pelinegra se imagino por un momento viviendo en aquella casa, disfrutar de ese espacio, una sonrisa se plasmó en sus labios llamando la atención del demonio el cual no retiro la mirada de aquel gesto aunque no le gustara admitirlo le causaba curiosidad como sería vivir con ella, una sonrisa apareció haciendo que la chica prestará atención a su rostro, haciendo que ambos apartarán la mirada y se pusieran tenso. La pelinegra debía salir de ahí estaba muy nerviosa, debía aclarar sus ideas así que pidió permiso de usar la ducha del demonio este solo asintió, de inmediato Renka se levantó, camino por su mochila y subió a la habitación principal, debía coordinar sus ideas.

La Lucha Del DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora